En un comunicado de prensa, el consejero delegado de la compañía, Paul Otellini, dijo que Bruselas ha cometido un error y señaló que su decisión ignora la elevada competencia que existe en el mercado de microprocesadores, caracterizado por la innovación constante, la mejora de los productos y la rebaja de los precios.
"No ha habido ningún daño a los consumidores", recalcó Otellini, que anunció su intención de apelar ante el Tribunal de Primera Instancia de la UE.
Pero desde la compañía estadounidense aseguran que sus prácticas no suponen una violación de la legislación comunitaria y resaltan que en un mercado en que hay sólo dos competidores, "cuando uno aumenta sus ventas, el otro las reduce".
Otellini subrayó que Intel jamás ha vendido sus productos por debajo de coste y destacó su fuerte inversión en innovación, lo que le ha permitido ofrecer descuentos, que en su opinión benefician al final a los consumidores.
Pese a que no comparte los argumentos de la Comisión Europea, Intel se esforzará, durante el proceso de apelación, por garantizar el cumplimiento de la decisión y también recalcó su voluntad de seguir invirtiendo en Europa.
"Esto no afectará a nuestra visión del mercado europeo", aseguró Sewell.