Además, esto cuesta dinero a los contribuyentes y no garantiza que el crédito vuelva a fluir al mercado que es, por otra parte, su objetivo principal, con lo que lo único que hacemos es arreglar las cuentas a una empresa privada cargando sus problemas y pérdidas a las espaldas de todos. Si esto fuera la solución, echémonos a andar, facilitemos el crédito a la entidad, que fluya la liquidez para las empresas y el mercado funcione y así todos saldremos ganando. Pero la experiencia en otros países no dice eso y hasta la fecha lo único que se ha hecho es dar a manos llenas liquidez al sistema, que se ha utilizado para solucionar el problema particular de cada entidad con los compromisos contraídos en préstamos y el mercado no ha funcionado y sin liquidez no hay recuperación de ninguna manera.
Los problemas de las entidades financieras afectan a la economía en general y a las empresas sobre todo. Se convierte en un trasfondo que todo lo empaña: las instituciones y todos los servicios, la creación de empleo, el bienestar social, etc. Pero el camino seguido hasta la fecha se ha mostrado ineficaz a todas luces. A fuerza de inyectar dinero a las mismas se pensaba que se reactivaría la economía pero eso no es así, en la época del bon, las entidades tuvieron que endeudarse fuera del país para hacer frente a la actividad frenética del crédito. Estos préstamos se han tenido que pagar o reconvertir y como la paralización afectó al negocio, no hay manera de salir de este círculo vicioso. Vamos haciendo renovaciones de la “pelota” sin poder asumir las pérdidas que se arrastran. Hay que tener en cuenta que más del sesenta por ciento de las operaciones con garantía real si actualizara su valoración no se cubriría el 80 % de la operación, con lo cual, las pérdidas no afloradas son mucho más cuantiosas de las que se publican. Con lo cual pienso que el verdadero problema de ajuste aún no ha aflorado en toda su crudeza en las entidades de este país.
¿Qué salida tiene esto? Porque lo fundamental es que la actividad se regenere y fluya el dinero para financiar proyectos y dar liquidez a las empresas, con esto aumente el empleo y disminuya el paro Y TODO EMPIECE A FUNCIONAR.
Pero el verdadero problema y fundamental es primero conocer de qué estamos hablando, de qué importe de dinero estamos tratando. Se trata de poco, mucho o muchísimo, según alguna estimación que circula por el BdE, estaríamos cerca de los 200.000 millones de euros el valor de los activos tóxicos que la banca tiene en su conjunto, porque claro, a estas alturas de la película no vale hacer un medio apaño y no decir la verdad, las provisiones no cubren estas cifras y es necesario una fuerte inyección de capital. No olvidemos que, a todo eso, hay que añadir que las instituciones públicas deben cerca de 400.000 millones y con todo ya estamos hablando de cifras mayores. En fin, las cifras que se mueven deben ser definitivas y, sobre todo, reales dado que la desconfianza está instalada ya de antemano.
La mala calidad de los activos es una cuestión a valorar a valores de mercado actuales. Algunas entidades financieras ya están tomando esta medicina y creando sus bancos malos particulares para dar salida al ingente stock de productos tóxicos que mantienen. También habría que valorar, fruto de la situación, la morosidad de las empresas que se van deteriorando poco a poco dada la situación económica y la falta de solución a sus problemas de refinanciación para el mantenimiento de su actividad.
Po todo ello, la creación de un banco malo no es la panacea del sistema y la solución a todos nuestros problemas. La solución debe de venir, como siempre hemos comentado, de diagnosticar el verdadero montante del problema y una vez sepamos la realidad, aplicar la medicina que corresponda, porque quizás sea mejor dejar caer a las entidades que mal gestionadas han llegado a estos altísimos niveles de desequilibro en sus balances. Como en el mundo anglosajón se hace y no pasa nada, que quiebre una entidad o una caja no es el fin del mundo en EEUU. LO HACEN MÁS DE 100 CADA MES y no se cae el sistema, se fortalece, pero claro, allí más de uno va a la cárcel, aquí aún no. Aquí pueden esquilmar la entidad y difícilmente ocurre todo lo que se indica en la prensa.