La decisión de VW se produce diez días después de que representantes de las familias Porsche y Piech, emparentadas y enfrentadas desde hace dos años en una lucha de poder, acordaran crear un grupo automovilístico integrado.
Los accionistas encargaron a un grupo de trabajo la elaboración de un concepto que debía presentarse tras un periodo de un mes.
En el trasfondo de ese proyecto de fusión están las dificultades financieras de Porsche para hacerse con el control de Volkswagen y la posibilidad de que esta última aproveche esa flaqueza para responder a los intentos de compra con la adquisición del comprador.
Porsche estaba dispuesto a adquirir el 75% de Volkswagen, el mayor fabricante automovilístico de Europa, pero la crisis financiera, que afecta sobremanera al sector del automóvil, ha trastocado esos planes.
A las dificultades financieras de Porsche, que intentó ampliar su participación en Volkswagen mediante un intercambio de activos, se une el volumen de liquidez de VW, que le permitiría comprar sin deuda a Porsche.