A los asesores y agentes independientes
A la hora de elegir un banco o una distribuidora de productos con el que trabajar, el agente financiero debería mirar “que sea su proveedor único, que tenga marca y solvencia, que garantice la independencia no teniendo productos propios, que posea una plataforma tecnológica que le permita operar sin depender de la entidad y que el propio agente sea pieza estratégica dentro de la misma”. Las EAFIs, por su parte, deberían primar que “tras asesorar ellos, la entidad se ocupe de todo el proceso de ejecución y se desviva por el cliente como si fuera suyo”.
En Inversis Banco consideran que los asesores independientes “pueden cobrar del cliente y también de la entidad, pero el asesor debe de ser transparente e informar siempre cuánto gana por cada parte”.
Blázquez observa que los empleados de banca que deciden convertirse en independientes tienen “cierta experiencia laboral, mínimo 10 años de experiencia, y madurez, en torno a los 35-40 años de edad”. Además, montárselo por su cuenta “les puede reportar ingresos más interesantes fiscalmente en una sociedad que si son empleados de una entidad”, para ello, “si quiere llegar a ganar unos 60.000 euros al año, necesitará unos 12 millones de euros gestionados”.