La idea, explicó, es diseñar un nuevo sistema financiero que garantice la regulación y vigilancia de todos los productos y jurisdicciones, no como en el pasado, cuando había productos exentos de normas y territorios no sometidos a supervisión.
Apuntó, como la novedad más mediática, la intensificación de la lucha contra los "paraísos fiscales", aquellos países o territorios que no colaboran en el intercambio de información fiscal.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) hizo ayer pública una nueva lista de centros financieros no cooperantes, que sitúa a Costa Rica, Uruguay, Malasia y Filipinas como los territorios que menos colaboran.
También apunta a Suiza, Chile, Guatemala, Brunei, Singapur y tres Estados miembros de la UE -Austria, Bélgica y Luxemburgo- que, aunque se han comprometido a respetar los estándares internacionales, todavía no lo hacen de forma sustancial.
En mejor situación aparecen Andorra, Gibraltar, Mónaco, Panamá y San Marino.
Solbes indicó que, además de eso, también ha habido avances en otros temas más técnicos, pero muy importantes, como la exigencia de nuevos requisitos de capital a los bancos, para asegurar que se doten de reservas en los buenos tiempos que les permitan resistir cuando la situación se complique.
Señaló que así es el sistema que se ha aplicado en España, "que ha funcionado bien en la crisis".