Según datos publicados por El País, las presiones estarían orientadas a que estas compañías españolas dejasen proyectos en marcha en Irán o cerrasen sus oficinas en Teheran. Por ejemplo, Banco Sabadell
Repsol tenía en Irán el proyecto Persian LNG. El acuerdo daba a Repsol una participación del 25% mientras que la sociedad angloholandesa Shell tenía un 25% más y el resto del proyecto para explotar el yacimiento conocido con South Pars, correspondía al gobierno iraní.