Obama, que comenzará mañana su primer gran viaje al extranjero desde que ocupa la presidencia, afirmó que ha logrado una visión en común con la canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, Nicolas Sarkozy, sobre la necesidad de coordinar el estímulo fiscal y la creación de nuevas regulaciones. Sin embargo, estas declaraciones parecen estar contrapuestas a las de Merkel, que no ha descartado realizar más gasto público en Alemania.
Así, Obama evitó dar detalles y dijo que "respecto al estímulo, va a haber un acuerdo sobre que los países del G-20 harán todo lo necesario por promover el comercio y el crecimiento". Además, añadió que "la tarea más importante es transmitir un mensaje fuerte de unidad frente a la crisis".
No obstante, Obama opinó que los líderes del G-20 se quedarán cortos respecto a sus promesas de gasto para 2010 y a la petición del Fondo Monetario Internacional (FMI), y aprovechó para pedirles que tomen "pasos serios" para que gestionen los activos tóxicos de las cuentas de sus bancos.
Un borrador de un comunicado del G-20 hecho público no contiene planes específicos sobre paquetes de estímulo fiscal, aunque reitera la promesa de evitar el proteccionismo y completar las conversaciones sobre comercio mundial, que se encuentran en punto muerto.