De hecho, se han detectado algunas fugas de capitales
Sin embargo, en caso de que Egipto consiga hacer una buena transición hacia un modelo de estado equiparable con las grandes democracias de los países desarrollados, se abre un abanico de oportunidades en el ámbito económico y financiero que los inversores no podrán ignorar. La diferencia de esta “crisis” con las grandes crisis anteriores es que existe la posibilidad real de un escenario positivo en el que los inversores que apuesten por estos nuevos países emergentes pueden tener mucho que ganar.
Ahora mismo resulta difícil prever qué escenario va a tener lugar y por ello algunos inversores deciden retirarse. Sin embargo, lo que sí está claro es que incluso en el caso de no evolucionar positivamente la situación, no tendría mucho sentido que se produjera un efecto contagio hacia el conjunto de los países emergentes
Así pues, de producirse recortes importantes en los precios de los activos de dichos mercados emergentes, se estaría ante una buena oportunidad de reforzar posiciones en estos países, que han demostrado tener unos buenos fundamentales económicos y una estabilidad fuera de duda, continuando eso sí, con una vigilancia extrema de la cartera y cuidando que la ponderación de emergentes en la cartera no sea demasiado elevada y que las inversiones en dichos países se encuentren debidamente diversificadas.
En cuando a Egipto y los países árabes, el tiempo dirá cuál es el escenario que se impone. Por tanto, la mejor estrategia a corto plazo probablemente sea esperar y ver, y tiempo habrá para posicionarse en estos mercados si realmente acaban por arrancar y seguir la estela y el modelo de los países emergentes que ya han triunfado.