Para ello, las entidades financieras deberán demostrar a los inspectores de la propia Fed que sus balances gozan de una buena salud,
y que además, tienen suficientes provisiones para hacer frente a posibles pérdidas (incluso después de haber pagado el dividendo).

A nadie se le escapa que durante la crisis financiera, los bancos tuvieron que recortar (o incluso eliminar) el pago de dividendos. Ante esta nueva política de unos mayores dividendos, los bancos podrán atraer nuevos inversores

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