Cada vez más populares, las inversiones alternativas han ido ganando interés, en parte gracias a contar con unas características únicas y a los distintos beneficios que pueden tener para una cartera, como son su potencial diversificador, cobertura para la inflación, exposición a activos diferentes y elevadas rentabilidades. En un principio, cuando las inversiones alternativas aparecieron, estaban limitadas a inversores institucionales o cualificados. Actualmente, con la renta fija en rentabilidades próximas al 0%, o incluso negativas, y la renta variable con episodios puntuales de volatilidad que pueden borrar las ganancias de todo un año, la inversión alternativa se ha popularizado mucho más. Aun así, ya que su principal inconveniente es la falta de liquidez, este tipo de activos, aún más que los tradicionales, es solamente aconsejable para aquellos inversores con un horizonte temporal a muy largo plazo. Pero, ¿de qué se habla cuando se habla de inversiones alternativas?

La respuesta genérica comúnmente más aceptada es que es toda aquella inversión que se centra en activos no tradicionales, entendiendo por ellos activos con subyacentes que ofrecen un diferente grado de liquidez y escala de riesgo. Por poner algunos ejemplos, frente a la inversión denominada como más tradicional, como son las acciones o los bonos, las alternativas podrían ser inversiones en activos reales poco líquidos, en el mercado inmobiliario, empresas no cotizadas o en arte, que, además, se realizan con vehículos que pueden igualmente no ser convencionales.

 

 

Manuel Gutiérrez Mellado, responsable de inversiones alternativas de BlackRock considera que se deben hacer dos categorías, una por cómo se gestionan y otra por la clase de activos. Así, en la primera categoría se sitúan estrategias que van más allá del “long only”, que apuesta exclusivamente a subidas, como pueden ser las estrategias long/short, que combinan posiciones largas y cortas; event driven, para tratar de sacar beneficios a los hechos extraordinarios que suceden en el mercado, o global macro, basada en el análisis e todos los factores que pueden mover al mercado. Por otro lado, entre los activos que se incluyen en la inversión alternativa destacan los activos reales como recursos naturales, materias primas, inmobiliario, infraestructuras u obras de arte. Además, de hedge funds, que en español literalmente son fondos de cobertura, vehículos que cuentan con características muy heterogéneas, private equity, que se refiere a la inversión directa en empresas no cotizadas, o los productos estructurados, una combinación de varios productos financieros.

Los expertos coinciden en señalar que la principal ventaja de las inversiones alternativas sobre las más tradicionales son la diversificación y la descorrelación que ofrecen a la cartera. En su contra jugar una menor liquidez. Por ese motivo, hay que ser muy cuidadoso a la hora de seleccionar los activos y de asignar los pesos. “Hay que tener muy en cuenta el horizonte inversor y la rentabilidad esperada de la inversión para discriminar el porcentaje de las inversiones en diferentes activos dentro de una cartera de inversión”, advierte  Alberto Roldán, director de GBS Finanzas Invert Capital apunta que “no podemos hablar de estas inversiones como mejores o peores, son simplemente diferentes en base a la escala más elemental de parámetros que todo inversor pide a una inversión, como son rentabilidad y riesgo. Por su parte, Francisco Blasco, responsable de renta variable y fondos de Imantia, hace hincapié en que el mayor inconveniente de las inversiones alternativas, desde el punto de vista de un pequeño inversor y no categorizado por CNMV como cualificado, es la liquidez, ya que, por término medio, el horizonte temporal  ronda los 10 años, con fuertes penalizaciones si quieres recuperar tu inversión antes. “Las ventajas, también en términos generales, que el ratio de rentabilidad/riesgo suele ser elevado, siendo inversiones no correlacionadas con otro tipo de activos por lo que deberían protegernos en momentos difíciles de mercado”, subraya el mismo experto.

La pregunta ahora es si un inversor particular debe incluir las inversiones alternativas en sus carteras. Pues “depende”, contesta Jesús Muela, subdirector de GVC Gaesko Beka y responsable de Corporate Finance y Mercado, “básicamente del perfil de riego del inversor y de sus necesidades de liquidez”. El experto considera “planteable” hacerlo a partir de patrimonios invertidos en activos financieros superiores a la horquilla de entre 500.000 y 1 millón de euros y nunca por encima del 5% o el 10% de la cartera. David Levy, fundador y director general de DiverInvest puntualiza que “normalmente, este tipo de activos están más asociados a clientes con un perfil más sofisticado y más aptos a aceptar riesgos”. Por su parte, Gorka Apodaca Vallejo, gestor de carteras de Morabanc,  cree que este tipo de inversión “es una buena alternativa, sobre todo ahora que nos acercamos  a la fase final de ciclo. En la misma línea, Roldán aconseja la inversión alternativa aunque subraya que se debe hacer con criterio, ya que “un año tan desastroso como fue 2018, ha acelerado de forma peligrosa la presencia masiva de inversiones alternativas que nunca antes estuvieron presentes en las carteras de muchos inversores, simplemente para bajar la volatilidad de la cartera y descorrelacionar de los índices de deuda y bolsa”, lo que el experto califica como “un error”.

 

 

Como sucede con cualquier inversión, dependiendo de las características del activo en el que se quiera entrar, y las expectativas de evolución del ciclo económico, son más interesantes unos u otros tipos de inversiones alternativas. Desde Imantia consideran que con un escenario de elevada volatilidad en los próximos meses un hedge fund sería una manera de reducirla en la cartera; mientras que si las previsiones son de corrección y de subida de la inflación, quizá lo más correcto sea invertir en oro. Sobre el metal precioso, Tomás Epeldegui, director de Degussa, subraya que “incorporar oro a nuestras carteras nos ayuda a mejorar la rentabilidad y a reducir la volatilidad dad su correlación negativa con los mercados financieros”. Eso sí, la mayoría de expertos coinciden en señalar el sector inmobiliario como el más atractivo. “La recuperación económica tras la crisis financiera, el entorno de bajos tipos de interés, el aumento del comercio online, el envejecimiento poblacional ha provocado que empresas inmobiliarias centradas en logística o centros sanitarios estén obteniendo elevadas rentabilidades”, indican desde Tressis, que aconsejan entrar mediante fondos de inversión, “puesto que de otra manera el cliente se enfrentaría a unos elevados impuestos, al riesgo de impago o la falta de profesionalidad”. Por el contrario, no ven tantas oportunidades en otros activos, como el arte, mucho menos transparente y menos líquido, las joyas o el vino.