Según Ceysens, el claro problema que tiene Opel de exceso de capacidad debe resolverse desde una lógica industrial y económica y en ningún caso nacionalista. Por parte española, el ministro de Industria, Miguel Sebastián, más moderado, afirmó que el Gobierno apoya a las autoridades alemanas en su negociación para evitar el derrumbe de Opel, aunque precisó que siempre que su objetivo sea una "solución europea basada en la competitividad" para el fabricante.
El representante alemán en la reunión de Bruselas, el secretario de Estado de Economía, se defendió de las críticas de sus socios e insistió en que su país -donde Opel tiene cuatro fábricas- ha tomado la iniciativa, "pero esa iniciativa es en beneficio de toda la UE".
Por supuesto, señaló Verheugen, "pueden expresar sus puntos de vista, sobre cómo resolver el problema", pero descartó que de esta cita salga algún tipo de acuerdo.
Preguntado por las acusaciones de otros países sobre el interés de Alemania en defender sólo los puestos de trabajo en su territorio, el comisario lo consideró lógico: "todos quieren salvar los empleos en su país".
La reunión de Bruselas tiene lugar mientras en Berlín se complicaban las negociaciones a varias bandas sobre Opel, después de la negativa de Fiat, uno de los inversores interesados en hacerse con el fabricante, a acudir a un encuentro sobre las condiciones de venta.
Posteriormente, se ha filtrado que Magna, el fabricante de componentes austríaco-canadiense que también pugnaba por Opel, habría alcanzado un preacuerdo con General Motors