Wall Street se fue ayer de vacaciones y, al volver hoy, ha encontrado todo revuelto. Ante la ausencia de actividad ayer en la bolsa de Nueva York por el día de Acción de Gracias, Dubai ocupó su sitio, revolucionó el mercado internacional y, por ello, hoy los accionistas se han apresurado a recoger beneficios haciendo descender a los índices. El Dow Jones pierde al comienzo de sesión un 0,58% bajando hasta los 10.403 puntos, el Nasdaq un 2,77% y el S&P 500 un 1,82%.
Lo más probable es que Wall Street se vaya de fin de semana con un vestido rojo que la deuda dubití le está confeccionando. Los efectos sobre los bancos estadounidenses han colocado en jaque sus acciones y, los principales afectados al otro lado del Atlántico,
Citi y JP Morgan cotizan con caídas del 4,32% y 2,23%, respectivamente. Descensos que también son contagiados a los demás grandes del sector:
Goldman Sachs (-2,98%) y
Bank of America (-2,95%).
Consecuentemente, los accionistas, abandonando los activos de riesgo, acuden a salvaguardar su dinero en los
bonos del Estado que han permanecido altos desde primera hora.
Pero la negatividad se ha contagiado a todos los sectores. Al inicio de sesión ni un solo valor se salvaba de las caídas. Entre las que más pierden,
General Electric, la llamada “corazón de EE.UU.” y es que, lo que al país repercute en el valor. Así pues, esta compañía cede un 3,96%. Por el contrario, las acciones que menos se ven perjudicadas son
McDonalds, que sólo caen un 0,44%, y
Wall Mart Stores. que celebra el shopping del Black Friday con un descenso de sólo el 0,45%.
La
moneda estadounidense ya celebraba su recuperación ante el
euro cuando los bancos europeos han declarado que no es tanta su exposición a Dubai, por lo que nuevamente la divisa única se ha fortalecido cotizándose ya en 1,4915 dólares.
Las caídas se acentúan a medida que pasan los minutos. Los inversores se están apresurando a vender antes de que la efímera sesión de hoy cierre y aprovechar para irse de compras, como es tradición el día después de Acción de Gracias. Quizás sea la única noticia buena que la economía estadounidense pueda escribir hoy, ya que se espera que el
consumo familiar aumente este mes gracias a esta festividad.
Aún así, nunca el Black Friday fue tan negro para el parqué norteamericano.