Por el lado de los gastos, estima que la evolución de algunas partidas está determinada por la dinámica geográfica, por lo que queda poco margen de actuación, como es el caso del gasto en pensiones (que verá incrementada su participación en el PIB alrededor de un punto) o los gastos por intereses, que podrían incrementarse en torno a 1,2 puntos.
En cuanto al gasto en prestaciones por desempleo, éste podría reducirse en los próximos años en medio punto porcentual en un escenario en el que la tasa de paro se irá reduciendo de forma consistente con el aumento de la actividad económica.
REDUCIR SALARIOS Y GASTO CORRIENTE
Por tanto, BBVA señala que el esfuerzo de contención del gasto debería concentrarse en reducir la participación en el PIB de la remuneración de asalariados, los consumos intermedios y otros gastos corrientes a los niveles alcanzados a comienzos de esta década. En concreto, apunta que es necesario que los gastos en remuneración de asalariados se sitúen nuevamente en niveles cercanos al 10% del PIB y el gasto corriente, en el 6,6% del PIB.
Estas previsiones de BBVA están basadas en un escenario de ajuste económico en el que la tasa de crecimiento del PIB real converge hacia su tasa potencial del 2% y, a partir de 2012, las condiciones cíclicas permiten incluso un crecimiento superior al 2% durante algunos años. Según la entidad financiera, escenarios de crecimiento cercanos al 1% tienen una probabilidad "muy reducida" de que ocurran.
Para conseguir este objetivo de reducción del déficit, BBVA cree que sería conveniente introducir un techo de gasto para las comunidades autónomas, así como otras medidas adicionales que permitan controlar de forma efectiva el porcentaje del PIB destinado a algunas partidas presupuestarias, como el gasto corriente, el de personal y de pensiones.
Igualmente, ve necesaria la adopción de reformas estructurales en el mercado laboral que permitan reducir con mayor celeridad el gasto en prestaciones por desempleo y, para ello, apuesta por introducir incentivos a la prolongación de la vida laboral que "alivie" la presión que el envejecimiento de la población tendrá sobre las cuentas públicas.
LA DEUDA PÚBLICA SERÍA SOSTENIBLE
El BBVA indica que alcanzando el objetivo de consolidación fiscal propuesto por la Comisión Europea (del 3% en 2013), España tampoco tendría problemas de sostenibilidad de la deuda pública, que en términos relativos al PIB, se situaría en torno al 73% del PIB, claramente por debajo de los niveles de Grecia, Irlanda o Portugal.
Por último, la entidad financiera destaca los beneficios de volver a la estabilidad presupuestaria, entre los que destaca el "plus de credibilidad" que conseguirían las administraciones públicas, el menor coste de las primas de riesgo de la deuda española y la posibilidad de afrontar con un mayor margen de maniobra los efectos sobre las cuentas públicas del aumento del gasto en pensiones y en sanidad asociados al envejecimiento de la población española.
"De no haberse planteado el inicio de la consolidación fiscal en 2010 (el Gobierno ha subido algunos impuestos), para garantizar la sostenibilidad de la deuda pública en el futuro hubieran sido necesarios aumentos impositivos y reducciones de gasto mayores que los que ahora son necesarios en este escenario de consolidación fiscal", subraya BBVA.