Lo hemos visto recientemente en Estados Unidos, donde la elección de Donald Trump deja numerosas incertidumbres. Aunque Trump logre implementar las medidas que pretende, como el mayor gasto en infraestructuras o la rebaja de impuestos, esto sólo supondrá un impacto positivo para la economía a corto plazo, pero no solucionará los problemas estructurales. Cuestiones como la baja productividad o el problema demográfico, no van a mejorar con las medidas anunciadas por Trump, con ellas sólo se gana tiempo.


Además, aunque es cierto que la rebaja de impuestos tendrá un impacto positivo en el consumo, que es el principal motor de la economía, si la Reserva Federal decide incrementar los tipos de interés ya sea en diciembre o durante el próximo año, esto impactará de manera negativa en el consumo. En Europa, por su parte, la recuperación es más recient
e. Nos encontramos al principio del ciclo de crecimiento y esperamos que se mantenga o se acelere, sobre todo si el Banco Central Europeo anuncia que extenderá el QE al menos entre seis y nueve meses más y posteriormente comienza a rebajar el volumen de las compras de deuda mensuales progresivamente. Sin embargo, en el caso del Viejo Continente algunos de los principales riesgos son políticos, ya que en 2017 se celebrarán elecciones en Francia o Alemania y el mercado estará muy pendiente de estos resultados.

Y tampoco hay que olvidarse de China que, aunque ya casi no se habla del gigante asiático, la ausencia de noticias no es necesariamente positiva y a nosotros nos preocupa, ya que la situación no ha mejorado y la deuda sigue creciendo a un ritmo mayor que el PIB. A ello hay que añadir que la fortaleza del dólar tampoco es una buena noticia para su economía. El yuan está cada vez más caro y, por tanto, las empresas chinas están perdiendo competitividad.

No obstante, en este escenario también encontramos oportunidades de inversión, aunque es necesario ser muy selectivo y monitorizar de cerca las inversiones. Y resulta más necesario que nunca realizar una gestión activa.

En este sentido y para jugar la victoria de Trump, vemos oportunidades en los bancos domésticos estadounidenses, que se beneficiarán de la menor regulación y el aumento del consumo. También vemos oportunidades en la deuda de mercados emergentes, como es el caso de los bonos soberanos de Turquía, que aunque es cierto que existen incertidumbres políticas, la mayor parte están descontadas en los precios.

También México, pese a la victoria de Trump, ofrece potencial siendo muy selectivos. Compañías como Pemex, que tiene una calificación AAA ofrece un 3% en su emisión en euros y aunque es probable que pierda el rating investment grade próximamente, cuenta con potencial.

De México, también nos gusta su divisa, al igual que la Rupia india, aunque en este caso por razones de sus fundamentales: la inflación evoluciona a la baja, su economía está creciendo y además está muy poco correlacionada con China.