La rentabilidad de los bonos del gobierno americano tienen una fuerte influencia no solo en la economía de ese país, sino incluso para la economía a nivel mundial. Hemos sido testigos de las caídas en bolsa en este 2022 y en otros momentos donde la Fed (Banco Central de los EE.UU.) ha dado indicaciones de posibles aumentos de tipos de interés, y es que al final del día muchas empresas y gobiernos tienen deuda en dólares y el movimiento de tipos de interés en ese país tiene un impacto directo, si sube por un mayor coste de la deuda, y si baja da un cierto respiro financiero. Pero lo mismo sucede en los hogares, ya que aquellos que tengan una hipoteca o un crédito para un coche o cualquier otra cosa, ya que al subir los tipos de interés las cuotas mensuales del pago del préstamo también subirán.

¿Cómo afecta a un inversor el movimiento en los rendimientos de los bonos?

Cuando hablamos del rendimiento de nuestros bonos, normalmente nos referimos al rendimiento anualizado y al inversor que gana al mantener un bono hasta la fecha de vencimiento. Analizando esto de manera más sencilla, un bono es un contrato cuyas características se establecen desde el principio, como la fecha de vencimiento: que se refiere a la duración de la vida de ese bono, pueden ser generalmente entre 2 hasta 30 años, aunque también hay bonos que vencen entre 2 y 10 años, a los que se llaman en inglés Notes (o pagarés).

El valor nominal o el face value al que se emite el bono cuando se crea por primera vez, y es la cantidad que se garantiza que pagará en la fecha de vencimiento. Además, está la tasa de interés anual conocida como tasa del cupón, que es la cantidad fija que el bono pagará cada año hasta su vencimiento. En este ejemplo tenemos una letra del Tesoro a 10 años, con un valor nominal de $1.000 y un cupón o rentabilidad del 4%. De esta manera, cada año el inversor recibirá $40 y en el décimo año recuperará los $1.000 invertidos originalmente. El inversor podrá vender este bono a otros inversores y cuando lo hace hay ciertas características que están sujetas a cambios.

Si la economía va bien, como hemos visto desde la recuperación de la pandemia y con los datos macro que hemos conocido hasta ahora, los tipos de interés pueden subir (que es la palanca de política monetaria con la que cuentan los Bancos Centrales), con lo que se emitirán nuevos bonos con una rentabilidad más alta, lo que genera una reducción en el valor nominal de los que ya estaban en el mercado, ya que la demanda por estos bonos es menos atractiva que aquella por los nuevos bonos con mayor cupón. De ahí la relación inversa entre el precio de un bono y su rentabilidad, y por ello en la renta fija si los tipos suben, el precio baja...y viceversa.

Es por ello la clave de comprender ¿por qué a los inversores les preocupan tanto los movimientos de las yields o rentabilidades de los bonos?. Generalmente se ha visto a la renta fija o la inversión en bonos como un "safe heaven", aunque la rentabilidad generalmente es menor que el de las acciones.

El incremento en la rentabilidad de los bonos del Tesoro también indica que los préstamos serán más caros. Un buen indicador de lo que nos puede costar una hipoteca es el bono del Tesoro a 10 años, que si apunta a tipos mayores es que nuestras hipotecas o créditos empresariales aumentarán en su cuota mensual.

Además de los inversores y los ahorradores, los rendimientos de los bonos los observan los Bancos Centrales y muy de cerca, ya que son una clave importante de la política monetaria que utilizan para influir en la economía. Así, en 2020 tras la pandemia la Reserva Federal (fed) y otros Bancos Centrales recortaron las tasas de interés de corto plazo y establecieron ciertas medidas para impulsar la economía y alentar el gasto, con lo que la rentabilidad de los bonos, muy influenciados por las perspectivas de las tasas de interés de corto plazo, también cayeron a mínimos históricos. Pero hoy, a casi dos años después de la pandemia las economías se han recuperado de manera muy abrupta, generando importantes desequilibrios y cuellos de botella generados en la oferta y la demanda, y una elevada inflación, como se ha podido ver en los últimos datos de la zona euro que se disparó hasta el 5,1% interanual en enero de 2022 - una décima más que en diciembre de 2021 - con España regustrando una inflación del 6%; mientras que la de los EE.UU. se disparó hasta el 7% en diciembre, el mayor ritomo desde 1982.

Es por ello, que en la reunión del Comité de Operación de de Mercado Abierto de la Reserva Federal (FOMC) de hace un par de semanas, el secretario del Tesoro Powell apuntó a subidas en el tipo de referencia con el objetivo de mantener los precios estables, y así enfriar la economía. Hay gestoras que ahora apuntan a 5 subidas de tipos en 2022, y algunas que incluso hablan de subidas más agresivas de un cuarto de punto..... habrá que ver.... pero muy atentos al comportamiento de los bonos tanto de los EE.UU. como de Eruopa.