"Por otra parte, las divisas asiáticas se benefician del sentimiento positivo existente en la zona y de la baja cotización del dólar de Estados Unidos. El final de la recesión será negativo para el dólar en la misma medida en la que el aumento de la aversión al riesgo contribuyó a su fortalecimiento durante la segunda mitad de 2008. Los inversores norteamericanos, que habían retirado capital debido a la preocupación por la evolución de estos mercados, empiezan a recuperar la confianza y vuelven a incrementar sus posiciones en mercados emergentes. La crisis de financiación del dólar, que entró en su fase más aguda justo después de la quiebra de Lehman Brothers, llevó a los prestatarios norteamericanos a amortizar sus deudas en dólares como respuesta a los altos tipos de interés a corto plazo. A medida que los mercados de capital se han normalizado en los últimos cuatro meses, los tipos interbancarios en Estados Unidos han caído de manera significativa así como la demanda de dólares. Este movimiento debe continuar y, puede incluso aumentar, debido a la actividad de la Reserva Federal para incrementar la disponibilidad de divisas”, afirma DeMello.
"Los tipos de interés de los bonos asiáticos a corto plazo aumentará de forma leve, al considerar el mercado que las reducciones de tipos están lejos de haberse terminado. Los inversores se centrarán en atender a la programación de próximas subidas de tipos de interés, aunque creemos que los bancos centrales deben relajar ya sus políticas monetarias, tras el fuerte golpe dado a la economía global. Los mercados miran a un horizonte más a largo plazo, algo que deben tener en cuenta en sus cálculos a la hora de realizar próximas subidas de los tipos de interés", añade DeMello.
Western Asset Management cree que el regreso al mercado de los emisores de bonos corporativos continuará, dado que la demanda de estos activos ha aumentado, porque los diferenciales siguen siendo atractivos desde un punto de vista de los fundamentales. Todavía se sobrevalora el riesgo de morosidad, y muchas empresas han reducido su apalancamiento o han diversificado las fuentes de financiación. Los programas del Gobierno también han dado soporte a los mercados de crédito y se mantendrán de cara al futuro más próximo.