Tras la crisis de liquidez que azotó a los mercados en octubre de 2008, BBVA inyectó aproximadamente 1.600 millones de euros en el fondo para limitar las pérdidas de sus partícipes, con lo que se convirtió en accionista del 95% del fondo.

Posteriormente, la entidad abrió una ventana de liquidez para ofrecer a los partícipes una nueva oportunidad de abandonar el producto, que aprovecharon más de 2.500 inversores. Tras la ventana, el porcentaje de partícipes quedó reducido a sólo un 0,21%, a los que la entidad les ofreció en julio la posibilidad de continuar ligados a la entidad a través de un nuevo producto o liquidar su participación.

El nuevo producto es de perfil de riesgo bajo, con un plazo de indicativo de inversión de un año y la cartera el fondo está compuesta íntegramente por activos de renta fija, de interés fijo o variable, denominados en euros, con una alta calificación crediticia de emisores tanto públicos como privados de la OCDE.

El diario 'Expansión', que hoy publicaba esta información, asegura que el la entidad quiere tomar el control total del fondo para decidir su futuro.