De este modo, los países de la UE tendrán que garantizar que las afirmaciones medioambientales que hagan las empresas sobre sus productos estén respaldadas por pruebas científicas, según el borrador de propuestas de la Comisión Europea enviado el lunes por la mañana.

El trabajo de las Autoridades Europeas de Supervisión (en inglés corresponde a las siglas ESAs) sobre el greenwashing debe tener en cuenta la diferencia entre engañar con intención y la inseguridad normativa, publicaba EFAMA.

En un entorno con definiciones poco claras a nivel de la UE sobre los conceptos clave de las finanzas sostenibles, así como una falta de datos ESG completos, comparables y transparentes, todos los agentes del mercado están preocupados por el riesgo de lavado verde. En respuesta a la reciente consulta de las ESAs sobre este tema, EFAMA subraya que es necesario comprender los atributos fundamentales del greenwashing para hacer frente a las prácticas engañosas y, de este modo, reforzar la integridad y la eficacia de los mercados de capitales de la UE.

De acuerdo con los planes, las empresas que quieran promocionar los aspectos positivos de sus productos en relación con el clima también tendrán que destacar los efectos perjudiciales.

Destacan que las evaluaciones del lavado verde deben constar de dos componentes:

  1. Tergiversar a sabiendas prácticas o características de un producto relacionadas con la sostenibilidad
  2. Con el objetivo o la intención de engañar o inducir a error al receptor de la alegación de sostenibilidad

Cuando no hay intención de engañar o inducir a error al receptor de la alegación de sostenibilidad, aún puede haber lavado verde en casos de negligencia grave por parte de los participantes en el mercado financiero que realizan la alegación.

Importantes áreas de la supervisión de las instituciones financieras ya abordan numerosos aspectos del "greenwashing", por lo que antes de proponer nuevas leyes u orientaciones deberían identificarse las lagunas normativas existentes.

EFAMA también hace hincapié en la necesidad de un enfoque alineado y coherente a la hora de abordar los riesgos del lavado verde en el sector financiero, en toda Europa y a escala internacional, con el fin de reducir la confusión y el riesgo de fragmentación perjudicial del mercado.

Según Bloomberg, una encuesta realizada en 2020 reveló que más de la mitad de las alegaciones medioambientales de los productos estudiados contenían "información vaga, engañosa o infundada", según el borrador de la propuesta.

Anyve Arakelijan, asesora de política reguladora de EFAMA, ha declarado: "No deben tolerarse los comportamientos intencionadamente engañosos en relación con las inversiones sostenibles, del mismo modo que no se toleran otras prácticas engañosas en relación con el riesgo o el rendimiento. Sin embargo, teniendo en cuenta el grado actual de incertidumbre normativa y la evolución en curso, debemos tener cuidado de no aplicar el término greenwashing de forma demasiado amplia. Es crucial reforzar la comprensión de lo que constituye "greenwashing" y disponer de medidas de supervisión armonizadas para hacer frente a este riesgo. De lo contrario, la confianza de los inversores en las finanzas sostenibles podría verse gravemente socavada, amenazando los esfuerzos de transición hacia una economía más sostenible."