Self Bank está muy posicionada en megatendencias. ¿Cómo encaja la temática de defensa dentro de las mismas?
Victoria Torre: Entre las megatendencias que nuestros expertos han identificado, la desconfiguración del orden internacional es una de las más relevantes y ha cobrado aún más importancia en los últimos tiempos. Debido a los conflictos armados recientes, se ha incrementado la prioridad en el gasto en defensa y seguridad. EE.UU. seguirá liderando el gasto militar, pero otras regiones como Europa, China e India están aumentando sus presupuestos proporcionalmente. Por ejemplo, se estima que en Europa el gasto en defensa pasará del 1,9 % en 2024 al 3 % en 2030. En Reino Unido, del 2,3 % al 2,8 %.
Además, la autonomía estratégica se ha convertido en una prioridad. La Comisión Europea, a través del plan Real Europe, prevé inversiones de 800.000 millones de euros en capacidades defensivas, abarcando desde ciberseguridad e inteligencia artificial hasta comunicaciones satelitales y aplicaciones militares. Sin duda, es una temática de plena actualidad.
¿Cuáles son las alternativas que tiene un inversor para invertir en defensa?
Victoria Torre: Hay varias opciones. Algunos inversores seleccionan compañías bien posicionadas en el sector, como Rheinmetall o Safran en Europa, o Lockheed Martin y Boeing en EE.UU.
Sin embargo, una opción más diversificada es invertir a través de ETFs, que permiten acceder a segmentos como defensa, ciberseguridad y aeroespacial con un solo instrumento. En cambio, actualmente no existen fondos de inversión 100 % centrados exclusivamente en defensa, por lo que los ETFs son probablemente la mejor vía.
WisdomTree ha lanzado un ETF sobre defensa centrado en Europa, el WisdomTree Europe Defense UCITS ETF. ¿Por qué os habéis enfocado en esta temática y en Europa en concreto?
Carlos de Andrés: Detectamos un cambio estructural en el entorno geopolítico europeo. Desde la invasión rusa de Ucrania, han quedado en evidencia las carencias de Europa en materia de defensa. Además, la victoria de Trump en EE.UU. en 2024 ha aumentado la presión para que Europa asuma más responsabilidades en este ámbito.
En 2012, solo 3-5 países de la OTAN cumplían con el compromiso del 2 % del PIB en defensa. En 2022, ya eran 7 países, y ahora es una tendencia en auge. Europa avanza hacia una estrategia de defensa sostenible y busca reducir su dependencia de EE.UU. Nuestro ETF responde precisamente a este contexto de inversión.
¿Cómo resumirías el enfoque de este ETF y por qué creéis que esta temática tiene recorrido?
Carlos de Andrés: El objetivo es ofrecer una exposición "pura" al sector de defensa europeo. Para ello:
- Se parte de criterios mínimos de capitalización bursátil y liquidez.
- Se realiza un análisis ESG: todas las compañías deben operar en países que cumplen con tratados internacionales y normas éticas.
- Se asigna una puntuación a las compañías según el porcentaje de ingresos que provienen de defensa: mínimo un 10 % para entrar en la cartera. Cuanto mayor sea este porcentaje, mayor será su peso ajustado.
Vemos atractivo en esta temática, y los flujos lo confirman. Además, desde el punto de vista de valoración, el ratio PEG del sector defensa europeo es más atractivo que el de la renta variable europea en general.
VanEck también cuenta con un ETF en esta temática, pero más global. ¿Consideráis importante la diversificación en defensa?
Eduardo Escario: Absolutamente. Nosotros lanzamos el ETF en 2023, tras la invasión de Ucrania en 2022, un momento en el que el mundo cambió. Antes se invertía poco en defensa, pero ahora los países de la OTAN están incrementando sus presupuestos significativamente, algunos hasta el 5 % del PIB, especialmente aquellos en la frontera con Rusia.
Tener un producto global permite diversificar más, incluyendo países como EE.UU. y China, que están incrementando su gasto año tras año.
¿Cuál es el enfoque de vuestro ETF y qué tipo de temáticas incluye?
Eduardo Escario: Seleccionamos compañías de mercados desarrollados, además de Taiwán y Corea del Sur, que son aliados de la OTAN. Los requisitos incluyen:
- Capitalización mínima de 1.000 millones de dólares.
- Volumen de negocio superior a 1 millón de dólares diarios en los últimos seis meses.
- Mínimo de 250.000 acciones negociadas en los últimos tres meses.
- El índice tiene al menos 25 compañías (actualmente 28), con un máximo del 8 % por empresa para asegurar diversificación.
Además:
- Las compañías deben obtener más del 50 % de sus ingresos del sector defensa.
- Todas deben cumplir filtros ESG, excluyendo armas controvertidas, armas químicas o minas antipersona.
- Cumplen con el Pacto de Naciones Unidas.
Finalmente, cuando hablamos de defensa, no se trata solo de armas y tanques: también incluye ciberseguridad, satélites, drones y vehículos no tripulados, que son cada vez más relevantes.