A espera de ver que nos trae ese año que en pocos días verá la luz, los inversores esperan que esa luz traiga un alivia al sufrimiento vivido en los mercados en 2022, con el S&P 500 registrando su peor año en más de una década, registrando una caída cercana al 20% hasta el 23 de diciembre.

Por lo que hemos podido verificar, la mayorá de los expertos esperan que la volatilidad persista en 2023 debido tanto a un entorno macroeconómico que plantea vientos en contra para empresas, gobiernos y bancos centrales.

Según Jared Franz, economista de Capital Group, la economía estadounidense, aunque más fuerte que la de la mayoría de los demás países desarrollados, parece abocada a la recesión, lastrada por la elevada inflación y la subida de los tipos de interés, con una previsión de contracción en torno al 2%. "Eso sería peor que la burbuja tecnológica y de telecomunicaciones de principios de la década de 2000, pero ni de lejos tan grave como la crisis financiera de 2008-09", apunta el experto, que añade que las recesiones son necesarias para eliminar los excesos del mercado y preparan el terreno para el crecimiento futuro.

Destaca que el gasto de los consumidores es un fuerte pilar de la economía estadounidense, habiéndose mantenido sorprendentemente fuerte a pesar de una alta inflación. Sin embargo, según Franz el consumidor estadounidense no puede evitar la recesión.

Los inversores pacientes y selectivos pueden verse recompensados

Según Martin Romo, el gestor de carteras de renta variable, "el riesgo es centrarse tanto en el punto del ciclo en el que nos encontramos que no seamos capaces de reconocer las empresas que están prosperando y que pueden ser catalizadoras del próximo mercado alcista". 

Entre las cinco temáticas de inversión a considerar en 2023, señala:

  1. Es probable que las acciones ganen terreno antes que la economía: según su análisis de los 11 ciclos en EE.UU. desde 1950 se observa que las recesiones han oscilado entre 2 y 18 meses, con una duración media de 10 meses. Además, los mercados bursátiles suelen empezar a recuperarse antes de que termine una recesión. En el ciclo actual, las acciones ya han liderado la caída de la economía, y casi todos los principales mercados de renta variable han entrado en territorio de mercado bajista a mediados de 2022. Y si la historia nos sirve de guía, podrían recuperarse unos seis meses antes que la economía. Según apunta Franz, las mayores ganancias se han producido a menudo inmediatamente después de tocar fondo. Por lo tanto, esperar al margen a que se produzca un giro económico no es una estrategia recomendable. "Cuando el mercado cambie de tendencia, lo más probable es que lo haga rápidamente, y nadie dará la señal de alarma", añade Franz.

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  1. Ojo a los dividendos: según comenta Diana Wagner, gestora de carteras de renta variable, con la subida de tipos y la ralentización de la economía, "estoy encontrando muchas oportunidades para invertir en empresas sólidas que pagan dividendos. Los dividendos están empezando a representar un mayor porcentaje de la rentabilidad total, como lo han hecho históricamente". Aunque los dividendos representaron un escaso 16% de la rentabilidad total del S&P 500 en la década de 2010, históricamente han contribuido con una media del 38%. En los inflacionistas años setenta llegaron a superar el 70%. "Cuando se espera un crecimiento de un solo dígito, los dividendos pueden dar ventaja", añade Wagner. "También pueden ofrecer una medida de protección a la baja cuando aumenta la volatilidad, pero es esencial entender la sostenibilidad de esos dividendos". Incluso en las empresas energéticas, que son las grandes beneficiadas de la crisis actual, tal es el caso que ConocoPhillips anunció recientemente su intención de incrementar las recompras y los dividendos.

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  1. Nuevos líderes en el mercado: Al final de un mercado bajista suele surgir un nuevo liderazgo de mercado. Considerando incrementos importantes en el coste del capital, empresas con flujos de caja fiables y sólidos encuentran una posición favorable para liderar la próxima recuperación. Un ejemplo es el sector sanitario, por el que tanto hemos apostado desde Estrategias de Inversión, con empresas farmacéuticas innovadoras, bien capitalizadas y con poder de fijación de precios. Algunos fabricantes de medicamentos pueden utilizar la rentabilidad a corto plazo para financiar adquisiciones y otras estrategias de crecimiento, como ha pasado en el sector en ciertos momentos específicos. Wagner explica que no sabe a ciencia cierta si el sector salud será uno de los que liderarán el siguiente mercado alcista, pero las compañías mejor gestionadas podrían emerger como las líderes.  

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  1. La inversión en crecimiento depende de los beneficios: 2022 ha sido otro año difícil para los valores de crecimiento, derivando en una rotación a valor. Según Romo, la inversión en crecimiento no está muerta, sino que los inversores necesitan pensar de manera diferente sobre el crecimiento. Si bien, en la última década el mercado estuvo dominado por valores tecnológicos y de consumo de rápido crecimiento, cuyos negocios dependían a menudo del bajo coste del capital. Pero la elevada inflación y la subida de los tipos están obligando a los inversores a replantearse las valoraciones. El crecimiento se ha revalorizado debido al mayor coste del capital. "El éxito de la inversión en crecimiento puede depender menos de la expansión de los múltiplos y más del crecimiento de los beneficios. En este nuevo entorno, los inversores querrán centrarse más en empresas con valoraciones razonables y comprensibles sobre los beneficios y el flujo de caja a corto plazo", añade Romo.
  2. Prepararse ante el potencial renacimiento industrial: además de salud y tecnología, podríamos ver un nuevo liderazgo de crecimiento en áreas inesperadas, como las empresas de bienes de equipo. Es de esperar un superciclo de inversión de capital provoque un renacimiento industrial a medida que la deslocalización de las cadenas de suministro, la modernización de las redes y las inversiones en energías renovables impulsen la demanda de gasto en bienes de equipo. "Los sectores manufactureros de la mayoría de los mercados desarrollados tienen una huella de fábrica envejecida", afirma Gigi Pardasani, analista de inversiones de renta variable que cubre el sector industrial estadounidense de gran capitalización.

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