
De todos modos, no se trata de deshacer toda la inversión de golpe al jubilarse. Una de las ventajas de todo esto es que, al jubilarnos, no tenemos que sacar todo de golpe. Es decir, podemos seguir mantenido la gran parte del patrimonio acumulado invertida e ir sacando poco a poco como si de una renta se tratase. Incluso, podríamos llevar una parte importante de la inversión hacia fondos de reparto de dividendo, de tal manera que todo se quede invertido e ir recibiendo los dividendos. Las casuísticas son muchas y muy variadas. Vamos al grano.
Quizá, en este tramo de edad, la capacidad de ahorro no sea tan elevada como en otros. Estamos hablando de hijos jóvenes, pago de hipoteca, etc. Por eso, no vamos a pasar de 100 o 150 euros mensuales de ahorro.
Vamos a empezar con un ahorrador que quiere pasar a inversor y que tiene un ahorro inicial de 7 mil euros. No es mucho, pero se puede generar mucho. Durante los primeros 5 años es capaz de realizar una aportación periódica mensual de 100 euros y, a partir del sexto año, es capaz de ahorrar 150. El total de las aportaciones ascendería a un total, en 30 años, de 58 mil euros. Y como está de moda la inversión indexada, se invierte en un indexado al S&P 500. Además, suponemos que se olvida de que lo tiene. Es decir, no aporta más cuando el mercado cae, ni hace nada por incrementar la rentabilidad. Se olvida por completo. Invierte el ahorro y da la orden al banco para el ahorro periódico. Aquí van los resultados.

No está mal, ¿verdad? Solo un 7% del total obtenido (más de 800 mil euros) es de aportaciones. El resto es el interés compuesto: más de 745 mil euros. No hemos llegado al millón, pero ha sido muy fácil llegar a esta cifra.

Ahora pensemos en otro ejemplo. Alguien que tiene un poco más ahorrado. Tuvo algo de ayuda a la hora de pagar su casa o ha recibido una herencia, con lo que cuenta con un ahorro inicial de 30 mil euros. Esta persona no quiere indexarse a un índice y quiere invertir en 3 fondos, uno de Estados Unidos (60%), otro de Europa (30%) y otro asiático (10%). Además, ahorra 100 euros al mes. Podría hacer más, pero se contenta con esto.
El total de las aportaciones asciende a 66 mil euros y genera en rentabilidad más de 645 mil. No llega al millón, pero para recibir un pico de una herencia y olvidarse, no le ha ido mal.

Con más de 711 mil euros, puede vivir más tranquilo, desde luego. Si hubiera incrementado su ahorro a 150 euros, habría ganado más de dos veces el gordo de la Lotería (más de 813 mil euros).

Por eso vivir de forma más modesta sabemos que redundará, en el largo plazo, en mayores ganancias. Me refiero a no vivir por encima de nuestras posibilidades. La modestia no es igual para un sueldo de 1 que de 10. Ni para una familia con 1 hijo, que para otra con 8. Pero creo que se entiende. Si haces pequeños esfuerzos en el supermercado, por ejemplo. O no te das el capricho del súper coche (aunque puedas), vas a poder invertir mucho más.
En este caso tampoco hemos llegado al millón de euros, pero ya estamos bastante más cerca. Y sin demasiado lío en la cabeza. Un dinero invertido y un ahorro periódico que lo hace de forma automática el banco cada mes. ¿Qué más me da que haya ruido en el año 15? Y, como vimos en el anterior ejemplo, siempre puedes llegar si invertiste una cantidad mayor y en inversiones especialmente rentables como ha sido el Nasdaq.
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