Afortunadamente, existe una herramienta que mide esa incertidumbre financiera: el Policy Rate Uncertainty Index de la Reserva Federal de Kansas City. Este índice, basado en la volatilidad de las opciones sobre futuros del Secured Overnight Financing Rate, no predice qué tipo de interés habrá, sino cuánto desacuerdo existe entre los inversores al respecto.
Fuente: Carlos Arenas Laorga
En los albores del 2021, con tipos en mínimos históricos y la inflación aún dormida, el mercado también descansaba tranquilo. El gráfico lo muestra cerca del 0,5%.
Pero en cuanto la inflación se desató, el consenso se deshizo como un azucarillo. El índice saltó por los aires, alcanzando valores cercanos al 2,5%. Traducido: unos creían que la Fed se volvería aún más agresiva, otros que recularía en cuanto cayera la Bolsa, y muchos otros no sabían.
Desde entonces, aunque la incertidumbre ha bajado, sigue claramente por encima de los niveles prepandemia. Y es que, aunque la inflación ha cedido, los mensajes de la Fed siguen jugando al despiste: “higher for longer” pero “data dependent”. No sé si como consecuencia de mantener la independencia a toda costa -no olvidemos las injerencias de Trump- incluso haciendo caso omiso a sus dos mandatos con tal de llevar la contra a la Administración. O por mejores motivos. El caso es que el índice cae, pero de forma muy pausada.
Un alto nivel de incertidumbre de este índice no solo refleja un mercado confundido. También implica que:
• La volatilidad en activos de renta fija puede aumentar. Más incertidumbre significa primas de riesgo más elevadas. Y más riesgo, más oportunidades… o más disgustos. Nada nuevo que no vengamos repitiendo desde este comienzo de año. Llevamos 4 sesiones sobre volatilidad en este primer semestre. Por algo es. Y este índice nos confirma la necesidad. De hecho, no hemos visto los puntos más altos del VIX, pero sí las mayores caídas desde 1990.
Fuente: Carlos Arenas Laorga
• Las decisiones de inversión a largo plazo se complican. Fondos de renta fija, carteras mixtas o incluso estrategias de asset allocation se ven afectadas por la falta de visibilidad. En marzo y abril vimos cómo algunos índices caían intramensual más de un 12%, pero cerraban planos.
• Las valoraciones en bolsa pueden volverse más volátiles. Porque el tipo libre de riesgo es el ancla de la valoración de muchos activos. Si esta ancla se mueve demasiado, prepárate... Con razón el VIX se conoce como el índice del miedo. Como hemos repetido en algunos artículos, la volatilidad no es el enemigo, sino un regalo envuelto en miedo.
No saber si el tipo de interés estará al 3%, al 4,5% o al 2% el próximo verano es como jugar un golpe ciego en el golf la primera vez que juegas en un campo. A veces se acierta, pero otras veces decoras el bosque o le das un susto al pato que estaba en el lago.
El dato del KC PRU en junio de 2025 sigue en niveles relativamente elevados. Eso significa que, aunque hay más consenso que hace un año, el mercado sigue sin tener claro el camino. La Fed, por su parte, no ha bajado tipos (algo bastante previsible), y lo más probable es que espere a después del verano, cuando la inflación lo permita. O quizá no…
Para los inversores, esta situación invita a dos cosas, desde mi punto de vista. La primera, a la diversificación. Hemos visto cómo el petróleo caía más de un 12% en menos de 30 días, pero luego subía más de un 16% en apenas 3 semanas. Lo mismo con otras clases de activos. En segundo lugar, la gestión activa. Fondos de gestión flexible, que puedan adaptarse al entorno o que su filosofía sea esa.
La incertidumbre no es enemiga del inversor. Es, de hecho, su materia prima. Pero hay que saber cocinarla. Entender herramientas como este índice nos da pistas sobre el sentimiento del mercado. Y, sobre todo, nos recuerda que invertir no es adivinar el futuro, sino prepararse para él. Quien sea adivino -o mejor, quien diga que lo es-, es la persona de la que no te tienes que fiar.
Si pensabas que la Fed te iba a regalar una bajada de tipos antes del verano, no te frustres. Hay otra forma de ganar en los mercados: entendiendo mejor los riesgos, gestionando expectativas y, sobre todo, manteniendo la calma cuando el gráfico parece un electrocardiograma.