En este segundo semestre del año el mercado de bonos se prepara para la llegada de hasta 1 billón de dólares adicionales en emisiones de bonos del Tesoro de Estados Unidos, una vez que se resuelva el problema del techo de deuda. Lo que implicará una elevada oferta global de bonos gubernamentales.

Además, según la calificadora de riesgo Moody´s Ratings las emisiones de bonos verdes, sociales y sostenibles (GSS) también se espera que mantengan sus volúmenes cercanos al billón de USD al igual que en 2024, estimulado por un enfoque continuo en el financiamiento de la mitigación climática, así como el creciente interés en la adaptación climática y la naturaleza. Aquí, Europa lidera y concentra un 60% de la emisión mundial y Asia Pacífico seguirá siendo un impulsor importante de volúmenes de bonos sostenibles.

A nivel global, estos bonos ofrecen rentabilidades competitivas, con yields superiores al 4% en muchos soberanos, mientras canalizan recursos hacia proyectos verdes y sociales auditados, aportando un impacto real y medible. El mercado supera ya el billón de dólares en emisiones sostenibles, con más de 58 países participando activamente, lo que facilita diversificar por regiones y plazos.

Y, en un entorno incierto, estos instrumentos funcionan como refugio de capital, blindando carteras frente a la volatilidad bursátil. Sin embargo, el fuerte crecimiento de la oferta global puede ejercer presión sobre los precios, y el llamado greenium —la prima por invertir en bonos verdes frente a tradicionales— sigue siendo un factor a vigilar, aunque se ha reducido.

DPAM: “No esperes demasiado para volver a la renta fija”

Esta visión es reforzada por André Figueira de Sousa, Fund manager del DPAM L Bonds Government Sustainable, un fondo soberano sostenible clasificado como Artículo 9 bajo la SFDR. La gestora belga DPAM defiende que los tipos reales actuales ya ofrecen valor, especialmente en un contexto macroeconómico cada vez más incierto.

El fondo, lanzado en 2007 y domiciliado en Luxemburgo, invierte exclusivamente en deuda gubernamental de países OCDE que superan exigentes filtros ESG definidos por un comité interno (CSAT). De hecho, EEUU, Italia y otros emisores con bajo desempeño institucional o climático quedan fuera del radar. “Nuestro enfoque no es un filtro superficial ni marketing ESG; es una evaluación rigurosa que actualizamos cada seis meses”, subraya André Figueira de Sousa. Además, el equipo mantiene un engagement activo con oficinas de deuda pública, fomentando la emisión de bonos verdes como sucede ahora con España.

Uno de los puntos diferenciales del fondo es su gestión activa sin benchmark, lo que les otorga libertad para ajustar duración, divisas o geografías según el ciclo. Actualmente el DPAM L Bonds Government Sustainable presenta una duración larga (7,82 años) y madurez media de 9 años, con un claro sesgo hacia emisores sólidos: un 57% del portfolio está en bonos AAA y más del 88% en grado de inversión alto. Entre sus principales posiciones destacan Alemania España (6%), Finlandia (7,9%), Australia (6,1%), Nueva Zelanda (7,1%) y Reino Unido (7,7%).

A nivel de rentabilidad, el fondo genera un yield to worst (YTW) del 3,50%, con volatilidad controlada en torno al 5,5%. Además, la exposición a divisas está prácticamente cubierta al euro (99,6%), reduciendo el riesgo cambiario para inversores europeos.

Resultados y mirada a medio plazo

El fondo sufrió en 2022, con una caída del -14,71% tras el ajuste global de tipos que impactó incluso a la renta fija conservadora, pero su rendimiento se ha ido estabilizando:

  • +3,80% a 1 año
  • Rentabilidad acumulada en 2023 de +4,93%
  • Rentabilidad anualizada a 3 años: -0,47% y a 5 años: -2,55%
  • Ratio de Sharpe a 5 años de -0,72

Para el equipo gestor, estos datos confirman que el actual entorno constituye un punto de entrada atractivo para inversores institucionales, sobre todo aquellos que buscan combinar duración con sostenibilidad en carteras.

Claves macro: EEUU fuera del universo invertible, pero no del radar

Aunque el fondo excluye deuda estadounidense por criterios ESG, DPAM sigue muy de cerca su evolución, al considerar que el mercado ya ha descontado buena parte del deterioro fiscal y político. Además, anticipan que la Fed podría iniciar recortes antes de lo previsto si se consolidan señales de enfriamiento económico. En cuanto al dólar, lo ven como divisa dominante a nivel global, pese a un proceso paulatino de diversificación por parte de bancos centrales.

En Europa, se muestran constructivos, especialmente tras la resiliencia mostrada por los periféricos, aunque advierten contra el exceso de optimismo. “La inversión pública en defensa o infraestructuras no genera multiplicadores inmediatos del PIB”, puntualiza André Figueira de Sousa, aunque reconoce valor en la deuda soberana europea a medio plazo, sin esperar grandes repuntes inflacionarios.

Sostenibilidad y duración, el binomio para el inversor paciente

No esperes demasiado para empezar a añadir duración. Los tipos reales ya son atractivos y el entorno macroeconómico apunta a una desaceleración global”, concluye André Figueira de Sousa. Con una filosofía sostenible genuina, gestión activa sin ataduras a índices y un análisis riguroso tanto macroeconómico como ESG, DPAM reafirma su apuesta por la renta fija soberana sostenible como pieza clave para este segundo semestre de 2025.

Así, en un mercado inundado por nuevas emisiones y con inversores cada vez más exigentes respecto a impacto y credibilidad ESG, la combinación de duración, calidad crediticia y sostenibilidad se perfila como la estrategia ganadora para quienes buscan rentabilidad ajustada al riesgo en un mundo crecientemente incierto.

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