Así que hemos pasado a sobre ponderar acciones y reducido liquidez a neutral. Sobre ponderamos acciones de Europa u Japón y en menor grado de mercados emergentes.


Tácticamente hemos aumentado exposición a renta fija, pues los bonos del gobierno se han liquidado demasiado bruscamente, habiendo caído los de EEUU 6% desde julio, la mayor bajada en seis meses de una década. Pero las rentabilidades a vencimiento pueden bajar, pues estos bonos proporcionan seguro, aunque no barato, contra la volatilidad de los mercados -cambios inesperados de las políticas de Trump, quien puede encontrar difícil aprobar su agenda de reformas fiscales y gasto.


Sobre-ponderamos crédito de EEUU

Excepto deuda emergente en dólares, donde estamos neutrales, seguimos infra-ponderando deuda fuera de EEUU, como crédito grado de inversión europeo. Pero sobre-ponderamos grado de inversión y deuda de alta rentabilidad de EEUU, que puede beneficiarse de las medidas fiscales de gasto y proteccionismo. De hecho Moody's estima que la tasa de impago en deuda de alta rentabilidad de EEUU ha tocado máximos en 5,65% en enero y espera que disminuya.

Por su parte Reino Unido se ha mostrado sorprendentemente resistente, pues la devaluación de la libra ha apoyado su crecimiento, pero los mercados pueden comenzar a preocuparse por los costes de una salida dura de UE con pocas concesiones. Además el rally del dólar que comenzó el pasado otoño va perdiendo fuerza. Ya cotizan las buenas noticias relacionadas con Trump y los inversores parecen empezar a tener en cuenta que los planes del nuevo presidente pueden no materializarse del todo.

Indices de compras de gerentes mundiales en máximo de tres años El caso es que los índices de compras de gerentes mundiales han llegado a máximo de tres años, al igual que nuestros principales indicadores.

La inversión privada parece acelerarse y en EEUU fabricación, consumo y mercado de trabajo muestran buenas condiciones. En ausencia de presiones inflacionarias la Reserva Federal puede aumentar tipos de interés sólo dos veces en 2017. Además la recuperación en la euro zona está en marcha con apoyo del consumo en Alemania y el hecho de que la moneda más débil facilita las exportaciones. Esperamos que el BCE reduzca la expansión cuantitativa a principios de 2018. Japón también goza de estímulo monetario y un yen más débil, que facilita la recuperación de sus sectores industriales y de consumo. Además en China el crecimiento puede permanecer estable alrededor de 6,8%, aunque puede haber conflictos comerciales con EEUU. Trump ha amenazado con declarar al país manipulador de divisas e imponer aranceles del 45% a los productos chinos.

Menor apoyo de liquidez

Esperamos que el apoyo monetario de los cinco principales bancos del mundo se reduzca a 800.000 millones este año desde 1,7 billones en 2016. Además las autoridades de China, para mantener su moneda ante la salida de capitales, han tenido que reducir reservas de divisas al nivel más bajo en seis años y regulado estrictamente las transferencias al extranjero. De momento la caída del yuan en 6% desde comienzo de 2016 y ha tenido un efecto equivalente a una reducción de tipos de interés del 1% Por otra parte las acciones de EEUU están cerca de cotizar a sus mayores niveles respecto a europeas y japonesas, cíclicamente a precio/beneficios 29 -17 histórico- y el cociente de capitalización del índice S&P500 respecto a PIB -indicador preferido de Warren Buffet - está en niveles no vistos desde la década de 1990. 

Sin embargo las acciones de EEUU no están en burbuja, en parte porque puede acelerarse el aumento de beneficios por encima de la previsión de 12%, asumiendo que su economía crezca al 2% y el dólar se estabilice. De todas formas los índices S&P 500 y Dow Jones han llegado a niveles récord en enero y el precio de asegurarse contra una caída ha bajado mucho, de manera que una corrección no puede ser descartada. Aunque su economía va bien y la administración Trump haya comenzado a implantar políticas pro-crecimiento, mucho está ya descontado y estas acciones están expuestas a cambios de políticas, en un momento en que las posiciones son excesivamente alcistas.

Aumentamos exposición a acciones de Japón y Europa Hemos aumentado exposición a Japón y Europa.  Europa, a pesar de su recuperación económica sigue sin contar con el favor de los inversores, probablemente por la agitación política de las elecciones este año. Pero un euro más barato y la perspectiva de aumento de los préstamos bancarios indican que los beneficios empresariales pueden tomar fuerza.

Por su parte Japón cuenta con mejores perspectivas. Su índice de gerentes de compra apunta a recuperación de la producción industrial, con aumento de la renta disponible de los hogares y efectos positivos del crecimiento en otros países asiáticos. Ventas de automóviles, pedidos industriales y préstamos bancarios aumentan y su economía puede crecer 1,3% este año, superando el 1% del consenso. Sus acciones están en baratas respecto a los últimos con 20 años y cuenta con sectores cíclicos prominentes en sus índices bursátiles. Además su Banco Central sigue comprando acciones.

Sobre-ponderamos acciones de emergentes

Nuestros indicadores técnicos están en positivo en casi todas las regiones, con alto número de sectores participando del rally.  Además la renta variable suele hacerlo bien la primera parte del año. En concreto vemos valor en mercados emergentes, que hemos pasado a sobre-ponderar, especialmente Asia y Europa. La recuperación de las exportaciones mundiales debe proporcionar impulso, al igual que la flexibilización monetaria en Rusia, Brasil e India y estos mercados, por correlación histórica con los precios de las materias primas, pueden superar a los desarrollados en 15 a 20% a medio plazo.

Valores financieros y tecnología

Los sectores globales industriales y consumo discrecional están caros, aunque el rally cíclico probablemente tiene algo más de recorrido, sobre todo en valores financieros. La tecnología también es atractiva pues estas empresas cuentan con balances sólidos y pueden aprovechar la mejora del comercio mundial. Hemos reducido ligeramente exposición a consumo discrecional e inmobiliario, que pueden deteriorarse con la subida de tipos y sobre-ponderamos servicios públicos -de carácter defensivo, pueden transmitir los aumentos de precios a clientes-. Salud está significativamente más barata pero parece una apuesta arriesgada cuando la administración Trump se prepara para reemplazar la legislación Obamacare y hemos reducido esa exposición.