Son otro ejemplo más de los “excesos” que nos han metido en esta crisis. La exageración de la burbuja inmobiliaria llevó los precios de las viviendas a niveles tan irracionales que muchas personas no podían asumir la letra de una hipoteca por muy bajo que fuera el diferencial frente al Euríbor y por muy largo que fuera el plazo de amortización. Se necesitaba un atajo. Reconocido el problema y en medio de una feroz competencia entre bancos, se llegó a una solución:
comercializar hipotecas en divisas con tipos de interés más bajos a los del euro y con perspectivas de devaluación. La mayoría de las realizadas en España están en yenes o en francos suizos.

Riesgos de las hipotecas multidivisa

Al contratar una hipoteca en otra divisa, el interés ya no lo marca el Euribor, sino el Libor de esa moneda –la bba (british Bankers´association) publica todos los días en Londres los libor de las diferentes monedas y su dato mensual es el que se toma como referencia para el cálculo de estas hipotecas-. Si el Libor sube o baja también lo hará la cuota mensual (como ocurre con las referenciadas al Euríbor), pero en el caso de las hipotecas multidivisa la letra también variará si la divisa contratada cambia su cotización, algo que ocurre a diario. Y este es el gran riesgo de las hipotecas multidivisa: cada día se debe un dinero diferente al banco, la mensualidad cambia cada mes (lo que dificulta la planificación financiera) y la deuda –en caso de que la divisa se mueva en contra de lo esperado- puede aumentar sin límites. Un punto, este último, en el que insisten los expertos: con este tipo de hipotecas los movimientos de la divisa de referencia influyen, como decimos, en la cuota mensual pero también en el importe total de la deuda. “Cuando el movimiento de divisa es favorable se te reduce la hipoteca y tienes menos por pagar, pero si la moneda se aprecia, puedes llegar a pagar un 40 por ciento más de un mes para otro y tu hipoteca aumenta”, señala Fernando Encinar, portavoz de Idealista.com. Eso fue lo que ocurrió en octubre de 2008, recuerda, “el yen se apreció y quienes tenían una hipoteca en yenes vieron cómo se les iba la cuota un 40 por ciento por encima”. ¿Cambiarse de divisa en este momento?

El cambio de moneda no es tan fácil

La teoría es sencilla. Siempre que la evolución de la divisa en la que tenemos nuestra hipoteca multidivisa se nos vuelva en contra podemos cambiar de moneda. En la práctica, no es una operación inmediata. Cómo mínimo tenemos que esperar a la siguiente mensualidad –hay hipotecas en las que hay que esperar tres meses- para poder ejecutar un cambio que “ni es tan fácil ni es gratis”, destaca Encinar. Pero, si optamos por variar de moneda debemos tener claras dos cosas. La primera es que hay que abonar una comisión al banco que puede rondar el 0,25 por ciento. Y la segunda y más importante: que al cambiar la divisa, los cambios en el total de la hipoteca se consolidan para siempre. Es decir, si decidimos cambiar nuestra hipoteca de yenes a euros coincidiendo con la antes mencionada apreciación del yen, no lo haremos por el importe inicial del préstamo, sino por un 40 por ciento más. Así, de no gestionarse bien este tipo de hipotecas, podemos encontrarnos con que debemos más al banco de lo que nos costó la casa. Y en esta realidad se encuentran ahora muchos españoles, atrapados en los riesgos de unas hipotecas que han podido suponer ciertas ventajas, pero que han acabado por ofrecer su doble cara, arrastrando a las entidades comercializadoras a una mayor amenaza de morosidad.

Ausencia de datos

Mientras el Euribor seguía disparado hasta octubre pasado, los tipos de interés en la Zona Euro estaban más altos que, por ejemplo, en Japón, y las casas valían siempre más al día siguiente de la compra –con el consiguiente respaldo para los bancos- todo iba sobre ruedas. Pero, la “irrealidad” de las hipotecas multidivisa también ha terminado por “explotar”. El Banco de España no tiene datos de la cantidad de hipotecados españoles con productos multidivisa, la Asociación Hipotecaria Española no trabaja con ellas y se remite a los propios bancos comercializadores. Y éstos, los bancos, muestran su vena más discreta cuando se les menciona el término hipotecas multidivisa. “En cualquier escaparate de una entidad bancaria no es un producto que ahora se publicite”, constata Santiago Cruz del Pozo, director de negocio de Ibercredit. “En su página web ni Barclays ni Bankinter lo publicitan” y “realmente son las entidades más fuertes en hipotecas multidivisa a nivel nacional”. La realidad, sin embargo, es que ni Bankinter ni Barclays ofrecen datos de lo que suponen este tipo de productos sobre el total de sus hipotecados, de modo que desconocemos hasta qué punto este tipo de productos pueden haber pesado en el aumento de la morosidad que todas las entidades, sin excepción, vienen sufriendo desde hace meses.

Un “silencio atropellado” que lleva a algunos expertos a la creencia de que los excesos que hemos visto en la concesión de hipotecas en los últimos años –con dudosos exámenes de calidad crediticia- también se haya dado en las hipotecas multidivisa, incumpliendo una de sus máximas: son productos recomendados sólo para clientes muy particulares.

Perfil de cliente de las hipotecas multidivisa/¿Son adecuadas en este momento?