Los últimos datos de inflación siguen reflejando presión al alza en los precios a nivel global. En la Eurozona alcanzó el 4,9% interanual a noviembre, mientras que en EE.UU. el dato de noviembre se situó en 6,8% (el mayor en los últimos 39 años), en la que los precios de la energía incidieron de manera importante, aunque la subyacente también fue alta (4,9%) y la mayor desde 1991. El dato refuerza la posición de Powell, sugiriendo al Senado una aceleración del tapering, pero que deberá ser discutida en la próxima reunión de la Fed el día de mañana miércoles 15.

Daniel Mayor, asesor patrimonial en Portocolom, AV. comenta que los bancos centrales comienzan a repensar su estrategia. Hace unos meses los banqueros centrales decían que se trataba de un repunte de inflación transitorio, “pero su nivel de convicción en esa teoría se va desvaneciendo”. A los aspectos “temporales” (efecto base o cuellos de botella) comienzan a añadirles factores de carácter más cíclico (presiones salariales) que llevan a pensar que la inflación ha llegado para quedarse.

Por otro lado, el incremento de los precios de la energía y el estrangulamiento de las cadenas de producción han sido los primeros catalizadores de la presión inflacionista en 2021, y no es de extrañar que ese estrangulamiento haya derivado a la vuelta de varias de las cadenas de producción a los países de origen, que para Francisco Sainz, director de inversiones de Imantia, supone un aumento de costes, que podrían trasladarse a los salarios de determinadas economías. Sin embargo, según el directivo en el caso europeo existe menor tensión, de modo que los efectos base harán que a partir de la segunda parte del 2022 la inflación comience a ceder y se sitúe en un rango del 2%-2,5%. Añade que las economías emergentes están obligadas a subir tipos, pero EE.UU. y Europa tendrán un ritmo más progresivo.

En este sentido, Barry Gill, director de UBS AM dice que “a medida que la economía se normaliza tras el impacto de la COVID-19, los inversores deben prepararse para un panorama de inversión muy diferente al de la última década. Será necesario implementar una nueva hoja de ruta que ayude a los inversores a evaluar los riesgos derivados de una posible inflación estructural, una ralentización de los estímulos monetarios y la rebaja de las perspectivas de crecimiento para China”. Además, considera que la exposición a materias primas es una buena opción para compensar el riesgo de que la inflación altere tanto la renta variable como la renta fija.

Aún cuando algunos economistas no esperan que la inflación se mantenga en niveles extremadamente altos por prolongados periodos de tiempo, cabe la pena considerar las opciones que tiene el inversor.

Ante un entorno de mayores precios, las opciones apuntan a las materias primas, las acciones relacionadas con ellas, sectores cíclicos y los bonos ligados a inflación TIPS para cubrir parcialmente la fluctuación de la inflación a corto plazo. Pero también hay que invertir en activos tangibles, como REITS o SOCIMIs, inmuebles e infraestructuras. 

En el caso de las materias primas la protección viene de que tienen un precio en dólares estadounidenses y también por que a medida que aumentan los precios de los productos básicos, también lo hacen los precios de los productos que se utilizan para producirlos.

Los bienes raíces y fideicomisos de inversión inmobiliaria o REITS actúan como un descuento a la deuda, aumentan los ingresos por alquiler para los propietarios y no afecta negativamente los valores de las propiedades.

También, como hemos estado incidiendo en otras notas, las empresas de pequeña capitalización han superado sistemáticamente a otros activos durante un periodo de largo plazo. Asimismo, incluir activos alternativos por su descorrelación con la evolución de los precios de los activos financieros tradicionales, que incluyen hedged funds, bienes raíces, infraestructuras y algunos activos intangibles. Pero está claro que ningún activo constituye una cobertura perfecta contra la inflación.

En cuanto a la renta variable, que es un activo tangible al ser una participación en una compañía, cabe recordar que hay que sobreponderar aquellas empresas con fuertes flujos de efectivo, de alta calidad y que tengan la capacidad de transferir a sus clientes esos aumentos de precios.  Desde 1970, la inflación de EE.UU. ha aumentado más del 400%, mientras que el S&P ha subido más de 4.600%.

Pero lo más importante es considerar que la estrategia fundamental contra la inflación es tener una cartera bien equilibrada, no intentando cronometrar sus carteras en función de las predicciones del mercado.