
El principal factor desestabilizador del momento es la escalada arancelaria iniciada por EE.UU., cuyas consecuencias económicas y de mercado empiezan a dejarse notar. Y gran parte de razón tienen, porque no veíamos aranceles tan altos desde 1930, y el impacto ha sido claramente más intenso de lo previsto en campañas o estimaciones anteriores. La diferencia entre las expectativas y la realidad actual ha generado una brecha de confianza y un entorno de gran incertidumbre.

Fuente: JP Morgan Asset Management
Más allá del ruido político, los aranceles actúan como un impuesto que repercute directamente sobre el consumo. Para las empresas, el efecto se transmite por fases: primero protegen liquidez, luego recortan capex, paralizan contrataciones y, si la situación persiste, llegan los despidos. Aunque, de momento, “todavía no estamos ahí”.
La economía estadounidense sigue mostrando signos de resiliencia, con un consumo y un mercado laboral todavía sólidos. Sin embargo, JP Morgan AM ha revisado a la baja sus perspectivas de crecimiento para este año. Se contemplan tres posibles escenarios:
• Escenario optimista (poco probable): cancelación total de los aranceles.
• Escenario base (más probable): se mantienen parte de los aranceles, pero negociados, con un impacto limitado y evitándose la recesión.
• Escenario pesimista: sin acuerdo comercial, con crecimiento plano y una probabilidad elevada de recesión leve.
En el foco de la disputa comercial, China podría sufrir un impacto relevante si no se alcanzan acuerdos, agravado por su actual debilidad estructural, especialmente en el sector inmobiliario. El gobierno chino “va a tener que hacer algún plan” de estímulo si desea sostener el crecimiento. No obstante, tienen un posicionamiento positivo táctico en la región por las atractivas valoraciones.
En Europa, sin embargo, se detecta un cambio de paradigma. Alemania abandona la ortodoxia fiscal para apostar por un gasto público más expansivo, incluyendo partidas de defensa e infraestructuras. JP Morgan AM considera que este giro puede marcar un punto de inflexión, aunque sus efectos serán visibles solo a medio y largo plazo.

Fuente: JP Morgan Asset Management
Por su parte, la evolución de la inflación ofrece cierto alivio. En EE.UU. y Europa. Los precios se han moderado y se acercan a los objetivos de los bancos centrales. Aunque se anticipa un ligero repunte de la inflación en EE.UU. por los aranceles, JP Morgan AM considera que aún “hay hueco” para que la Fed y otros bancos centrales puedan reducir tipos de interés.
La primera bajada podría producirse este verano, siempre condicionada a cómo evolucionen los datos macro y las negociaciones comerciales.
La reacción de la gestora ante este entorno ha sido prudente. A lo largo del año ha reducido ligeramente el riesgo en sus carteras. En renta fija, se ha incrementado la exposición a duración, como herramienta de cobertura ante una posible desaceleración o recortes de tipos. En renta variable, el posicionamiento es neutral.
Los inversores, por su parte, están mostrando interés por la renta fija más conservadora, por los fondos de renta variable global y, especialmente, por las oportunidades en Europa. También se detecta una mayor demanda de duración.
Uno de los mensajes más insistentes de la sesión ha sido la importancia de mantenerse invertido. Abril ha sido el ejemplo perfecto: una caída rápida de entre el -10% y el -12% en la renta variable que se recuperó casi completamente en el mismo mes. Muchos inversores que se salieron del mercado “perdieron prácticamente toda la recuperación”.
En tiempos de incertidumbre, las decisiones impulsivas suelen ser las más costosas. Por ello, JP Morgan AM apuesta por reforzar la “mentalidad de ahorro a largo plazo” y el papel del asesor como modulador del riesgo, más allá de las emociones del momento.

Fuente: JP Morgan Asset Management
Un análisis histórico presentado por la gestora (gráfico de arriba) demuestra que las carteras mixtas (60/40) han ofrecido rentabilidades muy, muy buenas a tres años incluso desde justo antes de momentos de crisis, superando ampliamente a la liquidez.
La estrategia de JP Morgan AM en este entorno volátil y tensionado por la política comercial combina prudencia táctica con un mensaje claro: el inversor no debe caer en la trampa del cortoplacismo. La volatilidad, aunque incómoda, forma parte del viaje. La clave está en saber navegarla con disciplina y visión de largo plazo.