Tras un año dominado por la incertidumbre y la volatilidad, los mercados han demostrado una mayor resistencia de la esperada. Hace apenas doce meses, el escenario estaba marcado por el temor a una recesión global, tensiones comerciales, presiones inflacionistas y un contexto geopolítico complejo. Sin embargo, muchos de esos riesgos se han ido moderando progresivamente, dando paso a un entorno macroeconómico más favorable.
Desde Fidelity International destacan que el crecimiento global sigue siendo resiliente, apoyado por políticas monetarias y fiscales acomodaticias y por unos fundamentales sólidos. En este contexto, la gestora mantiene una visión constructiva sobre los activos de riesgo y una ligera sobreponderación en renta variable, pese a reconocer que persisten desafíos como la inflación, los tipos de interés elevados durante más tiempo o los riesgos geopolíticos.
Dentro de esta visión, la renta variable emergente gana protagonismo como elemento diversificador en cartera. La debilidad del dólar y unas valoraciones atractivas refuerzan su potencial de cara al próximo año, convirtiéndola en un posible motor de rentabilidad dentro de una estrategia de inversión global bien equilibrada.
Selección de fondos
En el análisis de la renta variable emergente, no solo importa el potencial de rentabilidad, sino también cómo se seleccionan los fondos que permiten capturarla de forma consistente. La disciplina, la gestión del riesgo y la coherencia en el estilo de inversión son claves para que este activo cumpla su papel diversificador dentro de la cartera.
En este sentido, en el caso de BBVA Quality Funds, Luis González, Responsable de selección de fondos de sostenibilidad y renta variable señala que priorizan fondos consistentes, capaces de generar alfa de forma recurrente en distintos entornos de mercado. “Preferimos estrategias que funcionen a lo largo del tiempo frente a aquellas que solo destacan en fases muy concretas del ciclo. Además, valoramos fondos con sesgos claros (value, growth o defensivos) que ayuden a limitar caídas en momentos adversos, reduciendo la necesidad de acertar el momento exacto de entrada”.
Mientras que Miguel Antonio Benítez, Gestor de carteras y selector de fondos de Caixabank AM declara que ellos combinan un primer filtro cuantitativo, donde analizan rentabilidad, riesgo y comportamiento en caídas, con un análisis cualitativo centrado en el gestor y la filosofía de inversión. “Buscamos fondos coherentes y fieles a su estrategia, que no cambien de estilo según el ciclo, para que cumplan de forma estable su función dentro de la cartera”.
Oportunidades y riesgos
En la renta variable emergente, el potencial de crecimiento va de la mano de un análisis riguroso de los riesgos. Identificar tendencias estructurales atractivas, sin perder de vista los factores políticos y geográficos, resulta esencial para aprovechar las oportunidades de forma selectiva.
Desde Fidelity International, Pilar García-Germán, Sales Associate Director explica que su aproximación se basa en el análisis bottom up y en el stock picking cualitativo. Y añade que las carteras son el resultado de estudiar compañía a compañía, lo que les permite identificar oportunidades más allá de los grandes índices.
“Vemos claras tendencias de crecimiento a largo plazo en tecnología e inteligencia artificial, especialmente en mercados como Taiwán y Corea, con valoraciones más atractivas que en los mercados desarrollados. También encontramos oportunidades en países exportadores de materias primas, como Latinoamérica o Sudáfrica, donde compañías ligadas al oro o al cobre se benefician de la transición energética y mantienen fundamentales sólidos”.
Con respecto a China, para Fidelity sigue siendo una de las principales oportunidades dentro de la renta variable emergente por su capacidad de crecimiento estructural, pese a su menor peso en los índices. La inversión en innovación, tecnología y consumo, junto con el apoyo gubernamental, refuerza su atractivo. Y destacan que a ello se suman unas perspectivas de crecimiento aún sólidas y valoraciones que siguen siendo atractivas de cara al próximo año.
Y en cuanto a los riesgos, el mayor en emergentes suele ser el inesperado. Por eso afirma que desde la gestora analizan muy de cerca el riesgo país y el gobierno corporativo, priorizando compañías privadas frente a gobiernos y centrándose en negocios con fundamentales sólidos y estructuras bien alineadas con el inversor.
Cartera diversificada, enfoque y estrategias
A la hora de invertir en renta variable emergente, acertar el momento exacto de entrada resulta especialmente complejo. Por ello, muchos inversores optan por enfoques más estables que les permitan estar expuestos al activo sin asumir riesgos innecesarios.
Y aquí Luis González de BBVA Quality Funds declara que “hacer market timing es muy complicado, por eso prefiero fondos todoterreno que funcionen bien en distintos escenarios y dejar la gestión en manos de profesionales”. A partir de ahí, “si el inversor tiene una visión clara, puede optar por fondos con sesgos más agresivos, como growth o small caps, o por estrategias más defensivas, baja volatilidad o calidad, si busca reducir riesgos, aunque eso implique renunciar a parte del potencial alcista”.
El interés de los inversores por la renta variable emergente se apoya tanto en su capacidad diversificadora como en la necesidad de ajustar su peso en cartera al perfil de riesgo. Pero más allá del ciclo económico global, el comportamiento de este activo depende en gran medida de factores específicos y de una asignación adecuada.
En relación a esto, desde BBVA Quality Funds explican que la diversificación en emergentes no depende tanto del ciclo económico como del comportamiento de las compañías. Hay países que crecen y no lo reflejan en bolsa, y otros donde ocurre justo lo contrario. Además, añaden que los mercados emergentes incorporan una prima de riesgo ligada a la accesibilidad de sus mercados, lo que explica que coticen con descuento frente a los desarrollados. “En términos de asignación, representan en torno al 10% del mercado global, un peso razonable para carteras neutrales, aunque más adecuado para perfiles de riesgo alto”.
Caixabank AM, por su parte, afirman que sus inversores demandan una oferta amplia de fondos emergentes, con distintos enfoques geográficos y estilos de gestión, para adaptarse a cada necesidad. Por lo que la asignación depende de la tolerancia al riesgo. “En CaixaBank Asset Management mantenemos una sobreponderación estratégica en emergentes, por encima del 10% del mercado global, ajustando el peso según el momento del ciclo”.
Perspectivas y recomendaciones
La renta variable emergente ofrece oportunidades muy distintas según la región, por lo que la diversificación geográfica resulta esencial para capturar crecimiento y controlar riesgos.
Por ello, desde Caixabank AM creen que aunque es difícil proyectar a largo plazo por los riesgos inesperados, Asia continúa siendo la región central en emergentes. Ya que India y otros países asiáticos se están beneficiando de cambios en las cadenas de suministro globales, lo que refuerza su atractivo. Además, Miguel Antonio Benítez afirma que ven oportunidades en Europa del Este, Oriente Próximo y Latinoamérica, ligadas a infraestructuras, energía y materias primas. “En este contexto, la diversificación sigue siendo la mejor herramienta para invertir en emergentes”.
A su vez, en BBVA Quality Funds recomendarían empezar por un fondo diversificado de emergentes y, a partir de ahí, poner el foco en Asia, que concentra la mayor parte del índice y del crecimiento. Luis González subraya que India destaca como la historia estructural más sólida, aunque con valoraciones exigentes, mientras que Corea del Sur y Taiwán se benefician claramente de la ola tecnológica y de la inteligencia artificial. Y añade que “China sigue siendo un peso clave en cartera. Su potencial pasa por la recuperación del consumo y por un mayor enfoque en el retorno al accionista, lo que podría desbloquear valor dado el descuento al que cotiza”.
En definitiva, la renta variable emergente se presenta hoy como un bloque de oportunidades difícil de ignorar dentro de una cartera diversificada. A su capacidad para aportar descorrelación se suma un entorno político relativamente más estable en muchos países, el apoyo de un dólar más débil que favorece a las divisas locales y, sobre todo, unas valoraciones sensiblemente más atractivas que en los mercados desarrollados. Un conjunto de factores que, unido a un mayor potencial de crecimiento, refuerza el papel estratégico de los emergentes como fuente de rentabilidad a medio y largo plazo.
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