Dentro de este universo de fondos, cuatro estrategias destacan por su consistencia: AXA WF Euro Credit Short Duration, Nordea 1 - Low Duration European Covered Bond, Tikehau Short Duration y DWS Floating Rate Notes. Algunos de ellos ya viejos conocidos que hemos analizado en ortas ocasiones. Todos comparten la misma etiqueta —renta fija de corto plazo en euros— pero cada uno lleva dentro un ADN muy distinto.
Antes de entrar en materia, conviene hacer una pausa para hablar de dos conceptos clave que vertebran parte de estas estrategias: los covered bonds y los floating rate notes. Aunque suenen a jerga técnica de gestor de cartera con tirantes, ambos son vehículos interesantes que cumplen funciones específicas en un entorno de tipos y volatilidad como el actual.
Los covered bonds son instrumentos de deuda emitidos principalmente por entidades financieras, respaldados por una cartera de activos de alta calidad —como hipotecas residenciales o préstamos públicos— que permanecen en el balance del emisor. Lo interesante de estos bonos es que ofrecen una doble garantía: la del propio emisor y la del conjunto de activos que lo respalda. En la práctica, esto se traduce en una rentabilidad algo inferior a la de un bono corporativo tradicional, pero con una seguridad que muchos agradecerán en tiempos de incertidumbre.
Cuando tú compras un bono normal, estás prestando dinero al banco o a una empresa, y confías en que te lo devolverán con intereses. Pero si el banco quiebra, podrías perder parte de tu dinero. En un covered bond, además de prometer devolverte el dinero, el banco pone una garantía específica detrás: un grupo de préstamos buenos que tiene en su balance, como hipotecas de gente que está pagando bien. Esa garantía está cubriendo el bono, y sigue ahí incluso si el banco tiene problemas.
Ahora bien, en lo que respecta a su sensibilidad a los movimientos de tipos de interés, los covered bonds no se comportan de forma muy distinta a los bonos tradicionales. Su duración efectiva dependerá del vencimiento, y su precio puede verse afectado si los tipos suben con fuerza. Por eso, cuando se incorporan a fondos de corta duración, como el Nordea Covered Bond, el objetivo suele ser minimizar precisamente esa sensibilidad mediante vencimientos más cercanos y una alta calidad crediticia, no tanto por el tipo de instrumento en sí, sino por cómo se gestiona la cartera.
Por el contrario, los floating rate notes sí están diseñados explícitamente para reducir esa sensibilidad. Son bonos de tipo variable, cuyos cupones se actualizan periódicamente en función de un índice de referencia (como el Euribor a 3 meses). Cuando los tipos de interés suben, los cupones suben también. Esto los convierte en instrumentos ideales para entornos de incertidumbre, porque su precio en no se ve tan penalizado como el de un bono de tipo fijo.
Volviendo a los fondos, el AXA WF Euro Credit Short Duration representa la opción más tradicional del grupo. Con una cartera extensa —más de 250 bonos— y un sesgo claro hacia crédito corporativo investment grade, este fondo ofrece una rentabilidad anualizada a tres años del 2,52%, con una volatilidad bastante moderada del 2,6%. Su duración media ronda el 1,86, lo que le sitúa en una posición prudente ante movimientos bruscos en la curva de tipos. Aunque su calificación media es BB, lo cierto es que mantiene más del 80% de la cartera en grado de inversión. Un fondo que no pretende impresionar, pero que cumple con su papel a la perfección.
Fuente: Morningstar Direct
Muy diferente es el caso del Nordea 1 - Low Duration European Covered Bond. Este fondo apuesta casi exclusivamente por covered bonds, lo que se traduce en una calidad crediticia media AA, la mejor del grupo. Su volatilidad, del 1,33%, es la más baja entre sus competidores, y la rentabilidad anualizada alcanza el 2,84% a tres años. No se trata de una propuesta para exprimir al máximo el rendimiento, sino de una estrategia que busca capitalizar la seguridad de estos instrumentos. En otras palabras, es el fondo que muchos desearían tener cuando los mercados tiemblan y los titulares financieros nos hacen apretar los dientes, como ahora.
En un enfoque algo más táctico y dinámico encontramos al Tikehau Short Duration. Este fondo mezcla crédito investment grade y high yield con cierta flexibilidad en duración y selección geográfica. El resultado es una rentabilidad de 3,17% anualizada a tres años, con una volatilidad del 2,2%. Su duración efectiva está por debajo de los dos años, con una yield de más del 4%. La gestión es activa y se nota: el fondo ha sabido sortear las turbulencias de 2022 con bajas caídas y ha capturado bien los rebotes de 2023 y 2024. Para quienes buscan algo más de retorno sin abandonar el universo de corto plazo, es una opción muy interesante.
Por último, el DWS Floating Rate Notes es quizá el más original de los cuatro. Su propuesta se basa en una cartera amplia —más de 450 bonos— de tipo flotante, lo que le permite mantener un rendimiento ajustado al entorno monetario sin verse atrapado por los movimientos de los tipos a largo plazo. Es decir, si el BCE tarda más de lo previsto en bajar los tipos o decide mantenerlos en niveles altos durante más tiempo, este fondo seguirá generando cupones atractivos. La rentabilidad a tres años, del 3,28%, es muy competitiva, especialmente si la comparamos con su volatilidad: apenas 0,78%, la más baja del grupo. En momentos de transición monetaria como el actual, un fondo así puede ser una pieza clave en carteras conservadoras o moderadas.
Todos estos fondos tienen algo en común: un enfoque claro, una filosofía coherente y una consistencia en resultados que los distingue frente a muchos de sus homólogos. Pero también diferencias importantes en composición, sensibilidad a tipos, perfil de riesgo y estructura de cupones. Y ahí es donde entra el trabajo del asesor o del inversor informado: elegir no el que más ha subido, sino el que mejor encaja con los objetivos y la tolerancia al riesgo.
Porque, como decimos a menudo, en inversión no se trata de enamorarse de un fondo, sino saber cuál es el que más se necesita. A veces será el que paga más, otras veces será el que cae menos. Lo ideal es encontrar el equilibrio entre ambos. Y estos cuatro candidatos, con sus fortalezas complementarias, son una excelente base para construir ese equilibrio. Sus positivos flujos netos dan testimonio de que el mercado los quiere.
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