2025 se presentaba complejo, con guerras, tensiones geopolíticas y advertencias por las altas valoraciones. Sin embargo, ha sido un buen año para casi todos los activos. ¿Qué estrategia tenéis para 2026?

Victoria Torre:  Es cierto que 2025 parecía un año difícil, pero el comportamiento del mercado ha superado las expectativas. Para 2026 no hemos modificado en exceso nuestra estrategia. En renta fija creemos que ya no compensa permanecer en productos monetarios; es momento de pasar a renta fija, aunque con cautela. Preferimos deuda corporativa de alta calidad, high yield pero dentro de sus niveles más sólidos, y duraciones intermedias entre tres y cinco años, tanto en deuda pública como corporativa. Además, vemos oportunidades en deuda subordinada financiera, préstamos securitizados y crédito corporativo de alta calidad.

En renta variable, reconocemos que hay valoraciones elevadas en algunos segmentos. Por eso buscamos mercados y sectores con dos condiciones: potencial de crecimiento estructural ligado a megatendencias y valoraciones atractivas. Esto lo encontramos en sectores como salud e infraestructuras, y mantenemos una postura más neutral en tecnología. Por regiones, mostramos preferencia por Europa y Asia-Pacífico, somos neutrales en Japón y mantenemos infraponderación en Estados Unidos debido a valoraciones más exigentes.”

Hablas de neutralidad en tecnología y dudas recientes sobre inteligencia artificial. ¿Por qué mantenéis esta postura?

Victoria Torre: Neutralidad no significa negatividad. Algunas compañías tecnológicas tienen valoraciones exigentes, pero la situación es muy distinta a la del año 2000. Actualmente hablamos de empresas rentables, con balances sólidos, con una demanda real y con valoraciones que no son excesivas. Por eso no esperamos una corrección drástica y pensamos que el sector aún puede tener recorrido. La clave estará en cómo se monetice la inversión en inteligencia artificial. En cambio, somos más positivos en infraestructuras porque creemos que se están subestimando las necesidades de electrificación en sectores industriales, utilities y centros de datos. Las valoraciones siguen siendo atractivas y las expectativas de beneficios son altas.

¿Por qué ahora puede ser un buen momento para invertir en infraestructuras centradas en utilities y energía limpia?

Loreto Benito: Las infraestructuras presentan dos argumentos clave: su modelo de negocio y el apoyo de megatendencias globales. Son compañías con ingresos estables y consistentes, contratos a largo plazo y flujos de caja recurrentes, lo que aporta seguridad al inversor. Además, suelen ser capaces de trasladar la inflación, un factor muy relevante. En cuanto a las megatendencias, la electrificación, la descarbonización y la digitalización están elevando la demanda de energía y recursos, mientras que la oferta es insuficiente.

Algunos ejemplos:

  • Solo el 1% del agua mundial es potable, por lo que se necesitan grandes infraestructuras para potabilizarla.
  • El 9% de la población no tiene acceso a electricidad.
  • Para 2030 la demanda energética de los centros de datos podría triplicarse.

Estimamos que esta tendencia generará oportunidades de inversión de unos 2,9 billones de dólares en alimentación, agua y energía, sobre todo en energía limpia. Nuestro fondo KBI se centra en compañías con modelos sostenibles, evitando exposición a petróleo y gas. Además, los gobiernos están impulsando estos proyectos a través de regulaciones y planes de inversión, junto con objetivos de emisiones netas cero para 2050.

Las utilities han sufrido con los tipos altos, pero ahora, con tipos a la baja, cotizan en mínimos históricos, lo que supone una buena oportunidad de entrada.”

¿Qué ventajas ofrece invertir en infraestructuras cotizadas?

Loreto Benito. Las infraestructuras cotizadas ofrecen mayor diversificación porque permiten invertir en numerosos proyectos, sectores y países. También aportan más transparencia regulatoria y una liquidez significativamente superior a la que ofrecen los vehículos no cotizados.”

 Se habla de dudas sobre la inteligencia artificial y de comparaciones con la burbuja del año 2000. ¿Cómo lo veis desde Allianz?

Francisco Amorím:  “La palabra ‘burbuja’ genera incertidumbre, pero creemos que esta situación es muy diferente a la del año 2000. Hoy las grandes tecnológicas generan flujos de caja estables, invierten con recursos propios y sin endeudarse excesivamente. La inteligencia artificial está transformando la sociedad y seguirá haciéndolo durante décadas. Según estudios, su impacto económico potencial hasta 2030 es de unos 15,7 billones de dólares, equivalente al PIB de India y China juntos. Estamos en una fase de consolidación de la tendencia: ya vemos aplicaciones reales en el día a día, desde asistentes virtuales hasta herramientas en agricultura, industria, movilidad y entretenimiento. No consideramos que sea una moda pasajera, sino una revolución comparable al ferrocarril en su época.”

¿Cómo seleccionáis las compañías dentro del fondo Allianz Global Artificial Intelligence?

Francisco Amorím:  Se trata de un fondo con enfoque muy puro en inteligencia artificial y gestión activa, algo esencial en un sector tan dinámico. Nuestro enfoque se basa en tres niveles: 

  • Infraestructura de IA (big data, internet de las cosas).
  • Aplicaciones directas de IA (robots, plataformas, redes sociales).
  • Empresas que se benefician de la IA sin ser tecnológicas puras.

Además de nombres tradicionales como NVIDIA o Microsoft , tenemos compañías como Tesla , Netflix o John Deere , que aplican la IA a la agricultura mediante sensores y sistemas inteligentes que mejoran productividad y rentabilidad.

El objetivo es detectar ganadores reales evitando concentración y gestionando riesgos sectoriales.”