¿Está afectando lo que está ocurriendo en Oriente Medio a la hora de hacer vuestras carteras?

La verdad es que siempre hemos pensado que el impacto tenía que ver con el precio del petróleo y en ningún momento hemos visto el precio del petróleo superar esos niveles de 80 dólares. Con lo cual, es verdad que ahora se ha normalizado un poco después del alto fuego, pero en ningún momento, incluso en el momento de estos 15 días que ha durado esta crisis, hemos pensado que iría más siempre que el petróleo no se fuera por encima de 100 y siempre que no hubiera un corte del estrecho de Ormuz. 

Con lo cual, no hemos cambiado nada la estrategia.

Y vuestra visión para este segundo semestre, ¿ha cambiado?

No, tampoco. Llevamos ya bastante tiempo pensando que parece que se nos ha olvidado en los últimos 15 días, pero que las claves son los acuerdos comerciales. Que el día 9 de julio está muy cerca, que el acuerdo con la Unión Europea es complicado y, de hecho, no descartamos que lleguemos al 9 de julio y que no haya dicho acuerdo. Y, por tanto, seguimos una postura un poco cauta de cara al verano y seguimos pensando que con toda la política fiscal que se va a poner sobre la mesa y también con esas rebajas de tipos que pensamos que va a producirse por parte de la Fed a partir del mes de septiembre, pues el mercado debería tirar ya más de cara a final de año, el año que viene. 

¿Hacia dónde creéis que pueden ir las materias primas? ¿De qué forma hay que incorporarlas a cartera?

Nosotros siempre hablamos en el caso del precio del petróleo, que hay un suelo en torno a los 60 dólares, porque es un poco los costes de producción de Estados Unidos; es decir, por debajo de 60 dólares las empresas americanas, probablemente, no incrementen su producción. Además tenemos mucha capacidad productiva todavía por parte de la OPEP, o sea que en el lado de la oferta no vemos un problema. 

La demanda es verdad que hasta ahora está más baja en la medida que las economías todavía no están terminando de empujar mucho, pero creemos que más o menos estaremos entre niveles del 60-65. Ese es el nivel que vemos de equilibrio y ahí no vemos mucho más recorrido. 

En el caso del oro, seguimos viendo que es un sitio de refugio. Por tanto, seguimos teniendo en las carteras como refugio y como diversificación. Y es verdad que hay una parte pequeña de las carteras que creemos que puede estar en materias primas, el único problema general es cómo lo implementas. Yo creo que hay un problema ahí porque implementarlo a nivel de fondos, por ejemplo, pues el final terminas comprando empresas, no estás comprando realmente la materia prima y comprarlo a través de ETFs o de ETCs, es complicado, un perfil de complejidad más alto.

Con lo cual, a la hora de llevarlo a las carteras es complicado, aunque nosotros creemos que una parte pequeña sí que debería de haber.

Y la renta fija, ¿hay que seguir apostando por ella?

La renta fija desde que los tipos subieron sigue siendo lo que llamamos nosotros el corazón de las carteras. Al final, no todo el mundo puede tener el 100% de dinero en bolsa. Entonces, seguimos viendo que la renta fija corporativa, de calidad, en euros, porque no merece la pena el riesgo divisa, sobre todo porque pensamos que el dólar puede seguir manteniéndose débil. 

Entonces seguimos apostando por ahí. Renta fija de calidad en euros, sobre todo corporativa, pero también pública, porque creemos que las primas de riesgo todavía están ajustadas, pero no vemos que haya ni más contención de la prima de la prima de riesgo de los gobiernos europeos, pero tampoco mucha ampliación. Así que nos gusta más la parte más segura de la renta fija.

En cuanto a sectores, ¿cuáles creéis que son mejor y peor para las carteras ahora?

Tampoco te crees que hemos cambiado mucho.

En sectores, lo que creemos es que en Europa, que es quizás la región donde creemos que ahora más nos tenemos que enfocar, nos gusta mucho el sector industrial ligado a todos estos planes de infraestructuras de Alemania, a todo este plan de seguridad y defensa en Europa. También el sector bancario, porque en este mundo en que los tipos de interés y las curvas de tipos tienen pendiente, el margen de intereses siempre es razonable; y además estamos hablando de que la economía va a crecer, que los niveles de capital en los bancos están muy bien capitalizados. Con lo cual, creemos que el sector que además canalizará, tiene que canalizar todo este nuevo dinero que se mueve por Europa. 

Y luego en Estados Unidos quizás la única diferencia es que después de las correcciones, y estos vaivenes que hemos visto, y viendo un poco lo que han publicado las empresas tecnológicas de su capacidad para seguir invirtiendo, nos sigue gustando el sector tecnológico. Creemos que hay que estar ahí, que su potencial de beneficio sigue siendo muy alto y las valoraciones ya no son tan exigentes.