El entorno actual es estable para el crédito. Tenemos encima de la mesa un crecimiento moderado en las economías desarrolladas, un escenario que históricamente ha sido muy favorable para la deuda corporativa, especialmente para el high yield, y que en periodos de diez años ha llegado incluso a superar a la renta variable cuando el crecimiento se mantiene por debajo del 2,75%.

En el plano macroeconómico, hay solidez financiera de las empresas y de los bancos, con niveles de apalancamiento y tasas de impago mínimos, además de un buen acceso al capital y al mercado primario, lo que ha permitido una refinanciación recurrente.

Y, además, tal y como señala el experto de Swisscanto Asset Management International, en los últimos cinco años, esta clase de activo ha reducido su duración media en alrededor de un año, reflejando una mayor agilidad del mercado. Y ha mejorado la calidad crediticia, ya que la proporción de emisores con rating BB ha pasado del 35% al 55% que estamos ahora.

Papel en las carteras del High Yield Secured

Estamos en un entorno de crecimiento moderado e inflación estabilizada, donde la calidad y la diversificación son clave. Y el debate sobre la renta fija en cartera sigue siendo recurrente este año.

Pese a la volatilidad, los niveles actuales del spread, el cupón y la rentabilidad total (all-in yield), Gonzalo Ramón-Borja, country manager y managing director en España de Swisscanto Asset Management International, opina que siguen siendo atractivos: “hace cinco años el high yield ofrecía en torno al 4%, y hoy ronda el 6%. Entre el 80-85% de la rentabilidad anualizada (últimos 10 años) del high yield proviene del cupón, no del spread. Aunque los spreads están estrechos, esto refleja una mayor solidez crediticia y buenos fundamentales. También recalca que históricamente, periodos con spreads bajos han mantenido rendimientos por encima del 4%. Además, el colchón de tipos tras las subidas de 2022 ofrece margen para amortiguar posibles tensiones de mercado. Por último, Gonzalo Ramón-Borja comenta que la deuda secured dentro del high yield actúa como una especie de “put implícita”, ofreciendo rentabilidad adicional pero con protección ante ampliaciones de spreads, al reducir la exposición a tramos más arriesgados como la deuda triple C”.

Ahora bien, dentro de la renta fija, el high yield secured se sitúa entre el investment grade y el high yield tradicional, ofreciendo rentabilidades atractivas y menor correlación con ambos. Su ventaja, es contar con garantías financieras o tangibles, útiles ante posibles riesgos geopolíticos o fiscales. 

Al seleccionar fondos, es esencial para según Alberto García Fuentes, Global Fund Selection de Santander Private Banking, “analizar la gobernanza, el equipo gestor, el proceso de inversión, el posicionamiento actual y la rentabilidad histórica, así como aspectos técnicos como la calidad crediticia, la parte de la curva en la que invierten y la colateralización de los activos para asegurar su solidez en escenarios adversos”.

En Unicaja AM, creen que “siempre es buen momento para incluir high yield en una cartera diversificada”. Además, Diego Rueda Moltó, de su departamento de Inversiones, asegura que no habrá recesión ni sobresaltos graves en las grandes economías (EE. UU., Europa, Asia o Japón), por lo que el entorno sigue siendo favorable”. No obstante, comenta que el high yield tradicional presenta spreads muy estrechos y empieza a parecer caro, con sensibilidad a episodios de inestabilidad política o de mercado. “Por ello, en la situación actual resulta más interesante el high yield secured, aunque el high yield en general debe seguir formando parte de las carteras diversificadas”.

Peso y duración según el perfil inversor

Diego Rueda de Unicaja AM señala que “el high yield tradicional se utiliza principalmente en carteras más agresivas, mientras que el high yield secured se incorpora en carteras conservadoras, por su menor duración, menor volatilidad y mayor estabilidad. Y hace hincapié en que en los perfiles conservadores se combina con bonos investment grade o deuda subordinada, y en los perfiles agresivos con deuda subordinada y renta fija emergente, “ajustando siempre el nivel de volatilidad y riesgo al perfil del inversor”.

Desde Santander Private Banking insisten de que la asignación a high yield secured depende del perfil de riesgo del inversor:

  • En perfiles conservadores, el peso debe ser limitado, combinándolo con bonos gubernamentales, ya que aunque el secured se comporta mejor que el high yield tradicional en escenarios adversos, sigue siendo sensible a la ampliación de diferenciales.
  • En perfiles intermedios, puede tener mayor presencia, buscando un carry superior junto a bonos corporativos investment grade y algo de high yield tradicional.
  • En perfiles agresivos, el peso puede ser más relevante, combinándolo con deuda emergente y high yield tradicional, ya que estos inversores pueden asumir más volatilidad.

En general, el high yield es un activo estructural en cartera, que aporta rentabilidad constante salvo en episodios muy adversos. Actualmente, Alberto García de Santander Private Banking, explica que “se recomienda mantener duraciones cortas (2-3 años), dadas las condiciones de crecimiento moderado e inflación estable, aunque con posibles riesgos arancelarios o de déficit fiscales altos”.

Criterios de selección

El mercado global de high yield alcanza unos 2,1 trillones de dólares, de los cuales cerca del 30% corresponde a deuda secured (unos 600-700 mil millones, frente a solo 100 mil millones en 2008). Su crecimiento demuestra que se ha consolidado como una clase de activo propia, con sentido mantener una exposición estructural en cartera.

El experto de Swisscanto Asset Management International destacan que estos bonos están respaldados por colateral, lo que proporciona mayor protección ante impagos. Al analizar cada emisión, se busca que el colateral cubra al menos una vez el valor del bono, priorizando sectores con activos tangibles como por ejemplo navieras, petroleras o infraestructuras.

El high yield secured ofrece rentabilidades similares al high yield tradicional, pero con menor riesgo crediticio, mayor seniority en la estructura de capital y tasas de recuperación superiores (del 60-70% frente al 40% del tradicional). Además, las compañías emisoras presentan hoy menor apalancamiento, menos defaults y mejor acceso al mercado de capitales, lo que refuerza su perfil financiero.

En conjunto, se trata de una alternativa defensiva y eficiente para mejorar el rendimiento de las carteras diversificadas, especialmente en un entorno de tipos más bajos y menores retornos en investment grade.

Visión a futuro

El high yield es un activo en el que conviene estar, adaptando su peso al perfil del inversor

Diego Rueda de Unicaja AM cree que “los perfiles conservadores deberían centrarse en el high yield secured, por su menor duración, riesgo y volatilidad, mientras que los más agresivos pueden aumentar su exposición o combinarlo con high yield tradicional”. En todo caso, desde la Sociedad Gestora de Inversión del Grupo Unicaja, recomiendan prudencia y diversificación, evitando concentrar excesivamente la inversión en este tipo de activos.

Desde Santander Private Banking tienen claro que en el actual entorno de crecimiento moderado e inflación estabilizada, y con los tipos de interés en fase descendente, el high yield, especialmente el high yield secured, resulta una opción atractiva para obtener carry con algo de protección ante los riesgos latentes.

Para inversores conservadores, Alberto García recomienda combinarlo con “otras estrategias que aporten diversificación y calidad. Los perfiles más agresivos pueden complementarlo con high yield tradicional, deuda emergente o subordinada. Pero advierte de que en todos los casos, “es clave asegurarse de que los colaterales, tangibles o financieros, respalden adecuadamente las emisiones, ofreciendo una protección adicional en un ciclo económico avanzado.

Y por último, el experto de la gestora Swisscanto Asset Management International, coincide en que siempre es buen momento para invertir en high yield, ya que hacer market timing es muy difícil. Lo importante, según su country manager y managing director en España, Gonzalo Ramón-Borja, es que “la rentabilidad esperada compense el riesgo asumido y que el activo ayude a descorrelacionar la cartera, especialmente en carteras con sesgo hacia deuda pública. Además, se debe invertir con un horizonte de medio-largo plazo, al menos de un ciclo crediticio, ya que incluso tras crisis como la de 2008, el high yield ha recuperado y compensado con creces a los inversores”. En conjunto, es una clase de activo que rara vez genera pérdidas sostenidas si se mantiene a largo plazo.

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