¿Cuál es el objetivo principal del fondo NB Short Duration Euro Bond y cuáles son sus principales características?
El objetivo del fondo es claro y directo: buscamos superar la rentabilidad del efectivo, generando alfa en el corto plazo. A la vez, priorizamos la preservación del capital, para que el inversor no experimente pérdidas a lo largo de un ciclo completo de mercado. Estos dos pilares —batir al efectivo y proteger el capital— son la esencia de la estrategia del fondo.
¿Qué motiva a los clientes a invertir actualmente en este fondo?
Hoy vemos dos perfiles claros de inversores que se sienten atraídos por esta estrategia. Por un lado, están aquellos que incorporan de forma estructural productos de corta duración dentro de su asignación de activos. Siempre mantienen una parte de su cartera invertida en este tipo de soluciones. Por otro lado, el segundo tipo son aquellos inversores que buscan reducir la volatilidad de sus carteras tras haber sufrido las fuertes fluctuaciones en los productos de duración larga, especialmente en 2022, cuando el repunte de los tipos de interés en Europa —del entorno de 3-4%— generó pérdidas significativas en la parte larga de la curva. Para estos perfiles, la corta duración resulta más conservadora y con menor exposición a movimientos bruscos de tipos, lo que convierte al fondo en una alternativa atractiva en el contexto actual
¿Cómo se encuentra posicionado el fondo en este momento y de qué manera está evolucionando dicha posición?
El fondo está invertido en distintas clases de activos dentro de la renta fija europea. Actualmente, alrededor del 55% de la cartera corresponde a crédito, aproximadamente un 20% a deuda gubernamental y de agencias, y el resto a activos titulizados, combinando bonos cubiertos y ABS. Aunque seguimos manteniendo un sesgo hacia el crédito, este se ha reducido de forma significativa. En 2023, la exposición superaba el 85% del valor de mercado, frente al 55% actual. Esto se debe a que los diferenciales se han estrechado desde 2022, por lo que hemos ido disminuyendo crédito para aumentar posiciones en activos de menor beta, a la espera de una ampliación de spreads que permita volver a entrar a niveles más atractivos.
¿En qué medida están protegidos los inversores ante un ensanchamiento significativo de los diferenciales de crédito?
Consideramos que los inversores cuentan con protección. La gran diferencia respecto a los años previos a 2022 es que hoy los bonos europeos —y globales en general— ofrecen rentabilidades positivas. Recordemos que en 2021, antes del repunte de tipos y spreads provocado por la inflación, alrededor de un tercio del mercado de bonos europeo cotizaba con rendimientos negativos. Hoy los bonos ofrecen yield, y esto actúa como una protección sencilla frente a posibles pérdidas en cartera. En el caso del fondo, actualmente ofrece alrededor de un 3,25% de rentabilidad, que funcionaría como un colchón si los diferenciales de crédito o los tipos se ampliaran de manera significativa. Además, el entorno actual es distinto al de 2022. En aquel momento, la correlación entre tipos y spreads era positiva: los diferenciales se ampliaron y los tipos subieron, porque la inflación estaba aumentando. Hoy la inflación está bajando, por lo que creemos que la duración será nuevamente un elemento de protección. Si los spreads se ampliaran en el futuro, los tipos deberían caer. El fondo tiene una duración de aproximadamente dos años, muy cerca del máximo que podemos alcanzar, y esa duración positiva debería también actuar como protección si los diferenciales se amplían.
En resumen: hoy contamos con dos fuentes de protección frente a una ampliación de spreads y frente a la volatilidad del mercado. Primero, el carry del 3,25%, y segundo, una duración cercana a dos años. Esto debería ayudar a preservar el capital en un ciclo de 12 meses.
¿Qué elementos de la estrategia brindan seguridad respecto a la preservación del capital?
Como comentamos anteriormente, contamos con un rendimiento atractivo en cartera, en torno al 3,25%. Además, tenemos una duración muy elevada dentro del límite permitido por el fondo, que es de dos años. ¿Qué significa esto? Que, por ejemplo, si hubiera un ensanchamiento de los diferenciales de crédito de 100 puntos básicos, perderíamos aproximadamente un 3,6%–3,7% únicamente por ese movimiento. Sin embargo, ese 3,25% de rendimiento actuaría como carry durante los 12 meses, de modo que la pérdida sería únicamente de alrededor de 40 puntos básicos, que es la diferencia entre ambas cifras. No es un cálculo perfecto, pero sirve para dar una idea. Y, además, contamos con la duración. Como hemos comentado, si se produce un ensanchamiento de spreads, normalmente se espera un rally en los tipos. Y al estar prácticamente al máximo de duración permitido, podremos beneficiarnos de ese movimiento. Por lo tanto, volviendo a esos 40 puntos básicos de pérdida en 12 meses, habría también una ganancia adicional gracias a la duración de dos años, lo que probablemente nos permitiría cerrar ese periodo en positivo incluso considerando un ensanchamiento importante de 100 puntos básicos en el crédito investment grade europeo.
¿Qué elementos de la estrategia brindan seguridad respecto a la preservación del capital?
Nos gusta mantener una cartera bien diversificada. Contamos con más de 300 emisiones, ya que queremos evitar riesgos idiosincráticos. Además, buscamos diversificación por clases de activo, puesto que no todas las clases de renta fija europea están plenamente correlacionadas. Identificar aquellas con baja correlación nos permite navegar mejor en entornos adversos, especialmente cuando los mercados presentan una elevada volatilidad.
Consideramos que la cartera está adecuadamente diversificada. Hemos reducido la exposición a crédito hasta alrededor del 55%, con una participación limitada de high yield en el entorno del 8-9%. El resto se compone de deuda pública, aproximadamente un 20%, y titulizaciones, que representan el porcentaje restante. De este modo, alrededor del 25-30% del fondo está invertido en titulizaciones, divididas entre cédulas y ABS. Sabemos que la deuda pública suele comportarse bien en episodios de volatilidad significativa, por lo que hemos aumentado esta exposición hasta casi un 20%. Al mismo tiempo, creemos que las titulizaciones aportan una diversificación relevante frente al riesgo de crédito. Cédulas y ABS se comportan más como activos ligados a factores macroeconómicos —como el consumo o el crecimiento— que a riesgos idiosincráticos propios de emisores concretos.
Así, la combinación de deuda pública y titulizaciones constituye hoy los principales elementos de diversificación de la cartera y un pilar clave para la preservación del capital.