Más recientemente, el dólar ha dado pasos modestos hacia la recuperación, debido a que EE. UU. ha alcanzado acuerdos comerciales iniciales con socios comerciales importantes, como la UE y Japón. Sin embargo, aún quedan detalles por resolver y los anuncios sorpresa de aranceles por parte del presidente estadounidense Donald Trump sobre países y sectores siguen acaparando titulares, por lo que la incertidumbre en torno al comercio y una posible reanudación del dominio del dólar persisten.

Una caída prolongada del dólar podría ser señal de algo más profundo: una pérdida de credibilidad de EE. UU. Esto sería significativo porque, durante muchos años, el dólar estadounidense ha funcionado como moneda refugio. Es decir, no solo los buenos tiempos han impulsado al dólar, sino también los momentos de tensión en los mercados, debido a la expectativa de que los activos denominados en dólares experimentarían una volatilidad relativamente menor que los asociados con otras monedas más inestables.
Ahora, curiosamente, aunque la política arancelaria de EE. UU. busca reducir los déficits comerciales con otros países, irónicamente, la estabilidad del dólar y de sus mercados ha sido justamente lo que ha atraído flujos de capital extranjero en exceso.
En resumen: si el dólar pierde este estatus, reflejaría un declive estructural. Esto podría transformar la forma en que se gestionan las coberturas de divisas en las carteras y acelerar una rotación fuera de los activos de riesgo estadounidenses, como las acciones.
¿Qué estamos observando?
Ante este panorama, estamos vigilando tres factores clave:
- Desarrollos políticos en EE. UU.: La resolución de políticas comerciales y los resultados presupuestarios podrían influir en el sentimiento sobre el dólar.
- Flujos de capital: Cambios en la demanda extranjera por bonos del Tesoro y acciones estadounidenses podrían indicar la magnitud y sostenibilidad de un cambio en la fortaleza del dólar.
- Política de la Reserva Federal (Fed): La orientación futura y las señales sobre el balance de la Fed siguen siendo fundamentales, especialmente si hay sorpresas en inflación o crecimiento que cambien las expectativas.
Tres implicaciones para la inversión
- Un dólar estadounidense más débil suele beneficiar a las acciones globales, las materias primas y los mercados emergentes, pero la incertidumbre relacionada con los aranceles en EE. UU. podría complicar esta dinámica. La debilidad del dólar inducida por los aranceles también podría afectar los beneficios corporativos, brindando un impulso a las multinacionales estadounidenses, pero presionando las ganancias en EE. UU. de empresas extranjeras.
- Si el dólar estadounidense se mantiene relativamente débil, las necesidades de cobertura cambiaria en las carteras de inversión podrían cambiar, afectando tanto el retorno como la volatilidad, según la moneda base del inversor y su exposición internacional.
- La Reserva Federal ha mantenido los tipos de interés sin cambios, pero si decide avanzar con los recortes pendientes, esto podría aumentar aún más la presión sobre el dólar.