Con los últimos movimientos de los bancos centrales en el punto de mira y esa persistencia de riesgos de inflación, ¿preferís compañías con alta capacidad de fijación de precios, sectores defensivos, o estáis aprovechando sectores más cíclicos con potencial de recuperación?

Claramente buscamos compañías con poder de fijación de precios. 

Nuestro proceso de inversión en el Santalucía Quality Acciones está muy definido. Buscamos compañías en industrias concentradas que lideran sus mercados y ahí es donde tenemos compañías con poder de fijación de precios. No necesariamente tienen que ser compañías defensivas para nada. Nuestra cartera, de hecho, crece al 10% tenemos compañías que crecen bastante. 

Y en cuanto a industrias cíclicas, la verdad es que no invertimos en industrias puramente cíclicas porque es justo en donde no encontramos compañías con poder de fijación de precios. Porque venden productos u ofrecen servicios que son absolutamente indiferenciados que no les permite tener una palanca sobre la fijación de precios.

Desde Santalucía AM habéis mencionado que no observáis “ningún atisbo de burbuja” en las grandes tecnológicas y que mantienéis una visión de inversión “quality” a largo plazo. Teniendo esto en cuenta, ¿qué criterios estáis utilizando para determinar el tamaño óptimo de exposición a estos gigantes tecnológicos frente a otros segmentos de renta variable?

De las llamadas magníficas, que muchas veces van cambiando, las magníficas antes eran unas, ahora son otras, el número también va cambiando. Nosotros estamos invertidos en 5. Tenemos Apple, Nvidia, Microsoft, Alphabet y tenemos Amazon. 

¿Vemos que hay burbujas en estas compañías? Para nada. Y los criterios que aplicamos para invertir en este tipo de compañías son exactamente los mismos que aplicamos en cualquier otro nicho de valor, en cualquier otro segmento. Estamos invertidos en ciencias de la vida, en empresas que hacen maquinaria para el desarrollo y fabricación de medicamentos. Y las métricas, el proceso de inversión que seguimos para invertir en unas y otras es exactamente el mismo. Es un proceso que tiene una parte cualitativa, una parte cuantitativa. 

En la parte cualitativa buscamos empresas dominantes, globales que lideran sus industrias con una tendencia clara de crecimiento. La parte cuantitativa diría que hay dos patas. Por un lado están los fundamentales de la compañía, sus márgenes operativos, margen bruto, la rentabilidad sobre el capital que obtienen, etc. Y luego está la segunda pata que es la valoración

Cuando introducimos todos estos datos, todo este análisis en nuestro proceso de inversión, llegamos a la conclusión de que claramente nuestras compañías, de esas magníficas, no hay para nada una burbuja. De hecho, creemos que tienen mucha capacidad para crear valor para sus accionistas en el largo plazo.

En el contexto actual con tensiones geopolíticas, posibles recesiones, impacto de China, y tipos de interés diferentes en EEUU y Europa, ¿cómo lo tenéis en cuenta en vuestra gestión de renta variable global? ¿Estáis optando por recortar exposición geográfica frente a ciertos mercados o más bien buscando oportunidades de contracorriente?

En cuanto a exposición geográfica, no realizamos una gestión por geografías porque nuestras empresas en el fondo Santalucía Quality Acciones son empresas plenamente globales, con lo cual nos da igual donde esté domiciliada la compañía, venden en todo el mundo. 

Por dar una pincelada de cómo estamos posicionados, aproximadamente algo más del 65% de la cartera está invertida en Estados Unidos, el 30% en Europa y tenemos una posición en Japón que concretamente es Nintendo, implementada recientemente. 

En cuanto a navegar contracorriente, es algo que no nos define como estilo. Hay otros estilos de inversión que sí buscan esas opciones contrarian, ir contra el mercado. Al final lo que vemos es que cuando vas contracorriente lo que quieres es buscar un remolino que te impulse con fuerza en un periodo corto de tiempo. Esos sprints no nos define a nosotros como inversores, nosotros queremos empresas que compongan de manera sostenida en el tiempo a tasas elevadas y para eso necesitamos, utilizando el símil de la corriente de un río, caudales amplios que nos permitan navegar a velocidades elevadas, es decir, creciendo a tasas elevadas, como decía nuestra cartera crece al 10%. 

Entonces, no buscamos ideas a contracorrientes, sino que buscamos empresas muy sólidas que navegan, que crecen a tasas elevadas.

¿Cuáles son vuestras previsiones para este final de año y principios del que viene?

Ya estamos prácticamente en noviembre, con lo cual hacer previsiones de aquí a final de año es prácticamente imposible. 

Lo que sí queda claro es que 2025 va a ser un buen año de bolsa. En 2026 habremos visto esto que 2025 es un buen año de bolsa y probablemente nos demos cuenta que lo que se ha descontado en 2025 tiene que ver con la relajación de las tensiones geopolíticas, hemos visto que se han resuelto algunos problemas, algunas tensiones a lo largo del año. También hemos ganado visibilidad en cuanto a políticas fiscales y políticas monetarias, todo lo que ya Alemania ha empezado a implementar, con su modificación de políticas fiscales que ya anunció a principios de año, en política monetaria tenemos las sendas marcadas. Con lo cual, nos daremos cuenta en 2026 de que todas esas incertidumbres que se han relajado son el motivo por el que las bolsas han subido este año. 

Entonces, en 2026, ¿qué incertidumbres o qué riesgos vemos? Riesgos más asociados a las valoraciones del crecimiento de las compañías. Es verdad que mucha inversión se está concentrando en la inteligencia artificial, es lo que está impulsando el PIB americano, el consumidor americano también está muy alegre porque las valoraciones de sus compañías y de sus inversiones están yendo muy bien. Entonces, bueno, ahí vemos ciertos focos que invitan a la prudencia, probablemente ese será el foco de volatilidad en 2026.