Hoy, el ciclo de inversión de capital para la IA sigue en sus primeras fases, reflejando la trayectoria de expansiones históricas. Frente a las narrativas populares que presentan la inversión en IA hasta ahora como un fenómeno exclusivo del sector tecnológico, ésta ha sido amplia y ha tocado casi todos los rincones de la economía. Sin embargo, el camino por delante será distinto. La próxima fase dependerá de los denominados “AI scalers”, que buscan lograr un salto cuántico en las capacidades de la IA generativa. Estos escaladores de IA con grandes recursos parecen capaces de cumplir sus compromisos históricos de inversión de 2,1 billones de dólares hasta 2027.
No obstante, inversiones de esta magnitud requerirán cada vez más una amplia variedad de canales de financiación, incluyendo leases, crédito público y privado y diversos tipos de emisiones de capital. Esta fase del ciclo de inversión, que probablemente se desarrollará durante los próximos tres a cinco años, será una espada de doble filo. Por un lado, impulsará a la economía a sustituir herramientas antiguas por nuevas, lo que los economistas denominan “profundización del capital”. Pero también planteará un panorama de inversión cada vez más estrecho, en el que los inversores encontrarán difícil evitar riesgos vinculados al éxito de esta generación de inversiones en IA.
Una tecnología con un propósito general (GPT) necesita profundización de capital
Desde la aparición de ChatGPT a finales de 2022, la inversión en IA ha contribuido aproximadamente con 250.000 millones de dólares al PIB de Estados Unidos. Aunque esta cifra nominal pueda parecer elevada, las comparaciones históricas ofrecen perspectiva: como porcentaje del PIB, el ciclo actual de inversión en capital de IA sigue de cerca la trayectoria de expansiones de capital pasadas.
Desde los ferrocarriles del siglo XIX, pasando por la expansión industrial tras la Segunda Guerra Mundial, hasta Internet y los ordenadores personales en los años 90, la llegada de una tecnología de propósito general (GPT, por sus siglas en inglés) ha ido acompañada de un proceso de profundización de capital que requiere inversiones significativas en las nuevas herramientas.
Esperamos que la IA no sea una excepción. Nuestro análisis de periodos de referencia sugiere que estas expansiones históricas alcanzan su punto máximo tras varios años, típicamente en una ventana de cuatro a seis años. Según esta medida, el ciclo actual de IA aún estaría en fases iniciales, en torno al 30–40% de los picos históricos.
Las expansiones anteriores también han transformado la estructura de las empresas, estableciendo nuevos estándares y regulaciones y redefiniendo los paisajes competitivos en muchos, e incluso en la mayoría, de los sectores. Por ejemplo, la expansión de las telecomunicaciones y de Internet dio lugar a la aprobación de la Telecommunications Act de 1996 y la Digital Millennium Copyright Act, leyes que contribuyeron a desregular los mercados de telecomunicaciones, fomentar la competencia y otorgar nuevas protecciones legales para la era digital.
Aunque los desarrollos de arquitectura más amplios son difíciles de medir en tiempo real, consideramos que aún se están formando en el caso de la IA, como lo evidencian los debates actuales sobre estándares regulatorios y de gobernanza, así como la evolución de la competencia y la dinámica sectorial.

El ciclo de inversión actual cuenta con un amplio respaldo económico
A pesar de la atención mediática sobre la IA, la inversión hasta ahora ha sido amplia, con participación de numerosos sectores. Esto contrasta con los picos de expansiones históricas anteriores, cuando la inversión estaba dominada por un conjunto reducido de actores o sectores.
Esta distribución sectorial equilibrada indica que aún quedan fases por recorrer. Aunque el sector tecnológico lidera el proceso, su participación sigue estando muy por debajo de los niveles históricos. En expansiones anteriores, los sectores dominantes solían representar porcentajes de doble dígito del total invertido a medida que se intensificaba su contribución. Hoy, el sector de información y procesamiento de datos representa solo el 7% de la inversión no residencial en la economía estadounidense.
Desde aproximadamente 2017, el gasto de capital se ha centrado principalmente en inversiones intangibles en software, ordenadores y equipos relacionados. Hoy, aproximadamente 25 céntimos de cada dólar invertido se destinan a estas categorías intangibles. A medida que la profundización de capital necesaria para respaldar la IA se acelere y madure, con inversiones tangibles en centros de datos, producción de energía y fabricación de semiconductores, esperamos que la inversión se diversifique más allá de los intangibles centrados en software.

Aunque la próxima fase dependerá de los AI scalers, aún tiene recorrido
La siguiente fase de la expansión dependerá cada vez más de los AI scalers de varias formas: para proporcionar potencia informática, almacenamiento de datos y modelos de frontera necesarios para aplicaciones a gran escala.
La primera dependencia es la magnitud. Analizando ciclos de profundización de capital pasados, se requeriría que los AI scalers cumplan con los compromisos de inversión de 2,1 billones de dólares previstos hasta la fecha. La inversión de los AI scalers en centros de datos representa un factor decisivo en la próxima fase del ciclo de inversión en IA.
La segunda dimensión es el tipo de inversión. Como la construcción de centros de datos de IA probablemente constituirá la mayor parte de la inversión de capital relacionada con IA, se espera que participe un conjunto más reducido de sectores de la economía: fabricantes de chips de IA, mano de obra especializada para la construcción y equipamiento, servicios públicos (para generar electricidad) e inmuebles próximos a las redes eléctricas existentes.
En términos generales, las implicaciones para la economía y los mercados son claras: estamos más cerca del inicio que del final de este ciclo de inversión en IA.
La última dependencia relevante, y posiblemente la más importante, es la evolución de los fundamentales corporativos de los AI scalers. A medida que estas compañías buscan superar las expansiones históricas, surge una pregunta natural: ¿Se están sobrepasando para financiar inversiones tan grandes?
Nuestra visión de referencia es que los AI scalers sí cuentan con los recursos necesarios para financiar estas inversiones, gracias a la combinación de grandes reservas de efectivo, balances sólidos y modelos de negocio que proporcionan ventajas competitivas profundas y crecimiento de ingresos consistente. De hecho, el consenso del mercado apunta a que los AI scalers seguirán siendo lo suficientemente rentables para cubrir con creces los 2,1 billones de dólares previstos entre 2025 y 2027.
Aunque estas empresas puedan financiar la próxima fase de la expansión, la magnitud histórica de estas inversiones favorecerá cada vez más la diversificación del riesgo mediante distintos canales de financiación. Solo en la segunda mitad de 2025, hemos observado un aumento de popularidad de los arrendamientos (a menudo con garantía crediticia), la utilización de mercados de crédito privados y públicos (tanto investment grade como high yield) y la financiación creativa por parte de proveedores, aprovechando parcialmente la favorable valoración de ciertas empresas clave en la inversión en IA. Conscientes de la expectativa del mercado de seguir cumpliendo con el crecimiento de ingresos —una tendencia plurianual—, los AI scalers se convertirán en operadores astutos de sus capacidades de financiación, utilizando probablemente la mayoría (si no todos) los canales disponibles para mantener sus trayectorias de crecimiento.
