En el último año, el gasto en inversión en general se ha más que duplicado con respecto al ritmo anterior, lo que ha supuesto un importante respaldo para la economía en un contexto de gran incertidumbre. En particular, el gasto relacionado con el desarrollo de la inteligencia artificial ha experimentado un aumento que esperamos que continúe. Estimamos que, durante el próximo año, el gasto en inteligencia artificial proporcionará otros 450.000 millones de dólares en inversiones, lo que respaldará un crecimiento general de la inversión no residencial del 7%.
Si bien los aranceles y los ajustes de la política comercial han producido un «impulso estanflacionario» en la economía, los efectos se han visto atenuados por la anticipación de las importaciones y el retraso en la transmisión del aumento de los precios de importación a los consumidores. Esta dinámica retrasa parte del lastre previsto hasta 2026 y el grado y el ritmo en que se produzca serán factores clave en nuestras perspectivas. Sin embargo, también esperamos que el lastre se vea parcialmente compensado por un moderado impulso fiscal procedente de la ley One Big Beautiful Bill Act, además de un ritmo más fuerte de gastos en capital.
Las condiciones del mercado laboral han evolucionado rápidamente en el último año, como lo demuestra la marcada desaceleración en la creación de empleo, que ha pasado de un ritmo de aproximadamente 150.000 puestos de trabajo al mes a 30.000. A pesar de esta reducción, consideramos que las condiciones laborales siguen siendo resistentes, aunque la realidad del lado de la oferta está determinando el camino a seguir.
Las tendencias demográficas y de inmigración representan aproximadamente el 70% de la desaceleración del crecimiento del empleo en comparación con el año pasado, lo que indica una transición hacia un régimen de menor crecimiento de la oferta de mano de obra y menores necesidades de contratación. Estimamos que, para mantener estable el desempleo, los empleadores tendrán que crear aproximadamente 60.000 puestos de trabajo al mes. En este contexto, esperamos que la tasa de desempleo se modere hasta situarse en torno al 4,2% a finales de 2026.
La dinámica de la inflación dependerá de la repercusión de los aranceles y de si la desinflación en los sectores de servicios se verá desafiada por una mayor demanda impulsada por la inversión. Es probable que la inflación subyacente se mantenga por encima del 2,5% debido al impacto de los aranceles que, unido a unas condiciones más sólidas del mercado laboral, debería llevar a la Reserva Federal a adoptar una postura política menos orientada a la gestión de riesgos y a recortar los tipos solo una vez en la primera mitad de 2026.
