¿Cómo valora el reciente repunte del Ibex 35 comparado con otros índices como el S&P 500, y qué implicaciones tiene esto para la asignación estratégica en carteras europeas frente a globales?

El repunte del IBEX 35 yo creo que se encuadra dentro del repunte de la bolsa de la Eurozona. Incluso podríamos decir de la europea frente al SP 500 que se lleva produciendo prácticamente desde justo después de la elección de Donald Trump y tiene que ver tanto con atractivos por parte de la bolsa europea, como falta de atractivo en algunas partes de la bolsa de Estados Unidos. 

Yo creo que en el mercado por un lado había un cierto consenso en torno a que la valoración en Estados Unidos era excesiva, quizás faltaba un catalizador y las elecciones actuaron como tal; y por otra parte, las perspectivas sobre Europa también había un cierto consenso en que eran atractivas y que el mercado estaba cotizando un descuento excesivo. Faltaba un catalizador y sobre eso luego se añadió, digamos, catalizadores de aspecto macro como es el hecho de que la falta de atractivo en la bolsa de Estados Unidos se reforzó cuando el mercado percibió que Trump tenía interés en hacer una política de dólar débil y de restarle atractivo a los activos financieros americanos para también mejorar su saldo comercial, es la cara y la cruz de la moneda, el saldo exterior y la cuenta de capitales. 

Y  por otra parte, en la eurozona la elección de Merz en Alemania y el importantísimo paquete fiscal que logró aprobar en un tiempo récord añadieron. Con lo cual, es un movimiento, yo diría, que tiene todavía bastante recorrido y a la hora de hacer una asignación estratégica y táctica de las carteras,  probablemente, la idea de que la pérdida de atractivo del dólar y/o los activos financieros americanos y el mayor atractivo de los activos financieros europeos va a estar acompañando tiempo y deberíamos reequilibrar las carteras en ese sentido.  

Dada la alerta sobre la débil rentabilidad en el sector construcción e inmobiliario en España, ¿cómo estima CaixaBank AM el impacto de estos factores estructurales en la inversión a medio plazo? 

Yo diría que son sectores muy distintos. En construcción, de hecho es de las cosas que están funcionando especialmente bien, que es un elemento fuerte de construcción no residencial, construcción ligada a la actividad industrial, a las infraestructuras y ahí creemos que va a haber bastante fortaleza durante bastante tiempo. 

En lo que se refiere a las empresas puramente inmobiliarias, yo diría que va muy por mercados. En España nos parece que el sector inmobiliario residencial es público y notorio que tiene una insuficiencia de oferta muy grande, que hay un déficit estructural, y eso pues mantiene al sector como un sector especialmente atractivo. En otros países de la eurozona como Italia donde la población cae año a año y lo que empieza a ver es un exceso de casas vacías sin nadie para habitarlas, pues el sector no es nada atractivo o directamente especialmente poco atractivo.

Entonces, yo diría que dentro de la construcción todo lo que tenga que ver con construcción ligada a infraestructuras, construcción industrial nos parece que tiene muy buenas expectativas; y dentro del inmobiliario creemos que hay que ser muy selectivo geográficamente.

¿Qué oportunidades y riesgos detectan en los mercados emergentes al calor de un dólar debilitado, especialmente en renta fija local, y cómo encajan en su visión de diversificación global? 

La renta fija local lo está haciendo muy bien, precisamente por la idea de que el dólar se está debilitando prácticamente frente a todas las divisas.

Los mercados emergentes ya hace tiempo que han superado el síndrome de dependencia del dólar y todos ellos, de hecho, se financian sobradamente en divisa local y tienen poca deuda externa. Con lo cual, no nos extraña que lo esté haciendo bien el mercado de renta fija en divisas emergentes en moneda local en lo que va de año y una vez más, también, especialmente desde las elecciones.

Y en cuanto a acciones, también va muy por barrios. Son mercados muy heterogéneos. El hecho de que tengas, dentro de los índices emergentes, por motivos misteriosos, dos países claramente desarrollados como son Corea y Taiwán pues influye mucho. Como sabéis, Corea ha tenido un rendimiento espectacular, básicamente también por un evento político, por elección de un presidente socialdemócrata. Cosa que es llamativa porque los mercados no suelen ser especialmente favorables a los presidentes socialdemócratas, pero en este caso en su paquete de gobierno lleva una serie de medidas que ya se introdujeron en Japón hace años para mejorar la gobernanza y facilitar la actividad corporativa dentro de la bolsa coreana que está haciendo un más 22% en lo que va de año. 

En Taiwán pues es básicamente Taiwán Semiconductor donde creemos que todas las perspectivas siguen siendo atractivas todavía. India está pasando lo peor y es un mercado que tiene, además de algunos problemas estructurales propios, pues tenía un problema de sobrevaloración que se está empezando a corregir, pero que todavía es relativamente importante. 

Y China, que es el principal peso en ese mercado, estamos hablando del 30% de los mercados emergentes, pensamos que después de mucho tiempo en el que nos preocupaba invertir en China porque la política de prosperidad común del partido comunista chino estaba poniendo en duda la idea de que el derecho a la propiedad privada era un derecho que se respetaba en ese país no y lo habíamos visto con lo que ocurrió con Alibaba, etc. Pues claramente en este entorno de mayor tensión con Estados Unidos necesitan al sector privado, vuelven a favorecer al sector privado. Ser rico vuelve a ser patriótico en China y eso hace que nos parezca uno de los mercados, probablemente, más atractivos para este año porque empezamos desde unos niveles de valoración realmente deprimidos.

En el contexto de la próxima reunión de la Fed (17‑18 junio), con tipos en pausa en el 4,25‑4,50 %, ¿cómo afecta esta expectativa a su visión macro y a la estrategia en renta fija y variable para la segunda mitad de 2025?

Más que por lo que haga la Reserva Federal, que creemos que va a ser muy reactiva, nada proactiva a lo que ocurre con la economía en Estados Unidos y no va a mover tipos a la baja hasta que empecemos a ver señales de debilidad claras. No va a intentar anticiparse por el problema inflacionista que pueden generarle los aranceles, nos preocupa mucho más el hecho de que es la primera vez que en un ciclo de bajadas de tipos interés en Estados Unidos, la primera vez desde la Segunda Guerra Mundial, en el que la Reserva Federal inicia un ciclo de bajada de tipos; y sin embargo, toda la curva está por encima de cuando la FED inició ese ciclo de bajadas.

La Reserva Federal ha perdido, en parte y en los tipos largos claramente el control sobre la curva. Esto es un reflejo de las dudas sobre la sostenibilidad de la deuda en Estados Unidos con déficits presupuestarios descomunales y que nadie parece tener interés en corregir. Entonces estamos, digamos, vigilando con bastante alarma y muy de cerca la evolución de los tipos largos porque no es imposible (aunque no es nuestro escenario central) que esto acabe convirtiéndose en una crisis de financiación para los Estados Unidos y eso tendría repercusiones graves para todos los mercados.