El negocio del fútbol evoluciona y cambia de manos. Tanto es así, que en Europa, el 36% de los clubes de las grandes ligas ya está controlado por capital de inversión. Y no es raro este apetito por parte de los fondos de inversión, porque un informe de Deloitte valora el mercado europeo del fútbol en 38.000 millones de dólares en la temporada 2023-2024, de los que 20.000 corresponden a las cinco grandes ligas masculinas (España, Reino Unido, Italia, Francia y Alemania).

En nuestro país, ya son siete los equipos de Primera División que tienen capital extranjero como primeros accionistas, que son: el Espanyol, que pasó a menos hace un mes del Velocity Sports Limited; el Valencia, propiedad de Meriton Holdings, la sociedad de inversiones del empresario de Singapur de Peter Lim; el Oviedo, cuyo primer accionista es el grupo mexicano Pachuca; el Elche, propiedad del empresario argentino Christian Bragarnik; el Mallorca, que tiene como accionista mayoritario a Andy Kohlberg; el Girona que está en mano del City Football Group; y en las últimas semanas se ha unido el Atlético de Madrid, que ya tenía fondos extranjeros en su capital, pero ahora el fondo estadounidense Apollo Sports Capital se ha hecho con el 55% del capital.

Está claro que el fútbol ofrece algo casi único: audiencias masivas y flujos de ingresos estables con los patrocinios, televisión y ticketing. Y a este interés se le suman varios factores estructurales según Carlos González, CEO de BHI Capital:

  • Primero, los clubes son activos infravalorados con gran escalabilidad, y la entrada de fondos mejora gestión y valor. 
  • Segundo, los ingresos garantizados como TV, OTT y audiencias globales, que generan flujos estables muy atractivos. 
  • Tercero, la industria evoluciona hacia nuevas vías de monetización apoyadas en una fidelidad del aficionado prácticamente única. 
  • Además, los estadios y ciudades deportivas son activos relevantes para el private equity
  • Por último, el fútbol ofrece rendimientos menos ligados a los ciclos bursátiles, lo que ayuda a diversificar carteras.

Esto, concuerda con los números, y es que según Pitchbook, desde comienzos de 2023 se han producido cambios de propietarios en 19 clubes de las principales ligas europeas. En 13 de esos casos participaron fondos de capital privado o de capital de riesgo, una señal del creciente interés de los inversores financieros en el fútbol del continente.

Solo en 2024 se cerraron 10 transacciones de este tipo, y en lo que va de 2025 esa cifra prácticamente ya se ha alcanzado nuevamente.

Y este fuerte apetito inversor ha llevado las valoraciones a máximos históricos. Un ejemplo es la inversión minoritaria realizada en el Manchester United en 2024, que situó la valoración del club en 5.800 millones de euros, el monto más alto jamás registrado en la industria deportiva.

El capital que las firmas de inversión han dirigido al fútbol europeo ha aumentado de forma drástica: de unos 70 millones en 2018 a más de 5.000 millones en 2022. Y la tendencia apunta a que continuará en expansión. Y de hecho, la creciente profesionalización de la industria está sumando nuevos actores, desde fondos especializados en clubes y competiciones hasta vehículos que invierten en derechos audiovisuales o en tecnologías diseñadas para potenciar la relación con los aficionados.

¿Qué rentabilidades se pueden obtener?

Hay que tener en cuenta que este tipo de inversión no es adecuada para un inversor retail típico, debido al alto riesgo operativo y deportivo, la baja liquidez y los plazos largos, que suelen ir de 7 a 10 años. 

Aun así, para un retail que invierte mediante fondos cotizados o acciones de clubes con buena gobernanza, Carlos González considera que puede haber cierto acceso, aunque la relación riesgo-retorno no siempre compensa frente a alternativas más tradicionales. Quien realmente invierte en clubes de fútbol suele ser un fondo de private equity, un fondo soberano, un family office de gran tamaño o un gestor de infraestructuras, es decir, actores capaces de asumir los riesgos operativos, reputacionales y de liquidez propios de un sector muy volátil y dependiente del rendimiento deportivo”.

En cuanto a las rentabilidades, depende del tipo de operación. Desde BHI Capital señalan que en el caso del private equity y de los fondos especializados, suelen buscar retornos similares a los de otras industrias ilíquidas, en torno al 12%–20%, aunque no siempre se alcanzan. “La rentabilidad proviene de comprar bien, reestructurar, revalorizar y vender”. En los clubes cotizados, los retornos son mucho más volátiles y están condicionados por factores deportivos, fichajes o niveles de deuda, lo que los aleja de los fundamentales financieros tradicionales. En cambio, “la inversión en infraestructuras deportivas tiende a ofrecer retornos más estables, generalmente entre el 8% y el 12% anual en proyectos bien diseñados”.

Además, explican que el inversor que entra en el sector deportivo no lo hace para cobrar dividendos, sino con objetivos “como profesionalizar la gestión para revalorizar el club, monetizar activos (contenido digital, merchandising, estadio, internacionalización), reducir deuda y mejorar la operación, y finalmente vender su participación con una plusvalía a medio o largo plazo”.

¿Cuáles son los clubes y fondos más rentables e importantes en este sentido?

Aquí el foco no podemos ponerlo en identificar qué clubes son consistentemente rentables, porque la mayoría no lo son, sino en observar qué fondos han sabido ejecutar estrategias exitosas

El inversor actual en deporte se guía por datos: audiencias, modelos de negocio, métricas comerciales, proyecciones de derechos audiovisuales, gestión del talento y riesgos reputacionales. Se deja fuera el componente emocional del fútbol, que no influye; ya que la decisión es estrictamente financiera y estratégica, algo por lo que muchos aficionados se quejan.

Se trata de un perfil que busca diversificación real dentro de carteras institucionales, cómodo operando en entornos complejos, tolerante a la incertidumbre y a cambios regulatorios frecuentes. En definitiva, y según Carlos González de BHI Capital, “el inversor típico en clubes de fútbol es institucional, sofisticado y con un horizonte largo. No persigue dividendos, sino revalorización del activo a través de profesionalización, monetización digital y optimización de infraestructuras, aceptando la iliquidez y la volatilidad deportiva”.

Entre los fondos más relevantes destacan CVC Capital Partners, Qatar Sports Investments, Silver Lake, RedBird Capital, Ares Management, Arctos Sports Partners y Apollo Global Management. Y a ellos se suman actores emergentes como Mercury 13 o Kyniska en fútbol femenino, y modelos multipropiedad como City Football Group, Red Bull, Globall Football Holdings, Eagle Football Holdings, Fenway Sports Group, Kapital Football Group o BlueCo, que operan en nichos donde los grandes fondos no actúan con agilidad.

Y aquí, muchos se preguntarán dónde quedan clubes tan importantes como el Real Madrid o el FC Barcelona. La realidad es que al estar bajo el modelo de asociación impiden una privatización tradicional, pero no poder realizar operaciones de capital estructurado como monetización de activos no deportivos o SPVs ligadas a proyectos de infraestructuras. Y lo cierto, es que ya empieza a haber rumores de la conversión a SAD por parte de estos clubes que mueven tantos ceros jugando en inferioridad de condiciones.

¿Hacia dónde va la industria?

La opinión de los expertos, entre la que destacamos la de Carlos González, CEO de BHI Capital, es clara: el modelo multiclub seguirá consolidándose, porque permite diversificar riesgos, ampliar mercados y fortalecer el negocio”. También continuará el crecimiento del capital institucional y los fondos seguirán ganando presencia en la industria, con un uso cada vez mayor de estructuras jurídicas tipo holding. En cuanto al modelo de negocio, aumentará el peso del fan engagement digital y de la personalización extrema de la experiencia del aficionado. Los estadios se explotarán aún más, como demuestra el rendimiento comercial del Real Madrid con el reciente partido de la NFL, y surgirán nuevas líneas de negocio, como el fútbol femenino.

Además, la profesionalización derivada de la entrada de nuevos capitales y verticales traerá consigo cambios regulatorios y mayores controles financieros, con la sostenibilidad económica como objetivo central.

Porque la conclusión es que todos los fondos privados comparten una visión del fútbol como un ecosistema escalable, con oportunidades específicas, alto potencial de retorno y un rol complementario dentro del private equity tradicional.

El fútbol ya no es solo pasión y talento: se ha convertido en una industria global que mueve miles de millones y atrae a los grandes fondos de inversión. Cada vez más clubes europeos pasan a manos de capital privado que busca rentabilidades del 12% al 20%, y España no es la excepción con siete equipos de Primera con dueños extranjeros. Este auge abre oportunidades también para inversores no famosos, aunque con riesgos importantes. Porque hoy, para ganar dinero con el fútbol, no hace falta ser una estrella como Lamine Yamal: basta con entender cómo funciona el negocio.

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