A comienzos de 2025, el dólar se depreció con fuerza, y muchos observadores del mercado esperaban que el billete verde cayera hasta 1,20 y posteriormente hasta 1,40 frente al euro. El tipo de cambio EUR/USD llegó finalmente a tocar 1,19 durante una sesión de negociación, pero desde julio se ha mantenido en torno a 1,16.
Mientras tanto, los precios del petróleo —que parecían seguir una tendencia descendente— se han estabilizado en torno a los 60 dólares por barril en los últimos meses. Tras un repunte excepcional, el precio del oro cayó a mediados de octubre.
Estos ejemplos ilustran perfectamente hasta qué punto los mercados de capitales pueden ser volátiles y complejos.
Sin embargo, en 2026 los mercados de crédito podrían ser la excepción. El rendimiento por carry de los bonos —es decir, la generación y el cobro del cupón— parece encaminado a mantenerse en una trayectoria bastante lineal. Esta tendencia ya se ha observado durante los últimos tres años en este segmento del mercado, a pesar de algunos episodios de volatilidad, como el registrado en abril, cuando Donald Trump anunció sus medidas arancelarias.
En la práctica, el impulso del que disfruta el mercado de crédito está reforzado por sus componentes subyacentes y por los factores que influyen sobre ellos.