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A grandes rasgos, hay que tener en cuenta dos tipos de riesgos: los relacionados con la política y los que están vinculados con el mercado.

Por lo que respecta a la política, existen riesgos internos y externos. Los riesgos internos son los que se derivan de la política y la regulación nacionales; por ejemplo, las recientes medidas legislativas del Gobierno chino se centran en la regulación en materia de ASG. Estas tienen como objetivo aumentar el nivel de vida real de la población mediante la reducción del coste de vida y de la crianza de los hijos, reducir la desigualdad de la riqueza, frenar a los grandes monopolios tecnológicos (similar a lo que ocurre en Estados Unidos con Facebook/Google) y luchar contra la corrupción. En cuanto a los riesgos externos, nos centramos en los riesgos geopolíticos como los conflictos entre China y Estados Unidos durante 2018 y 2019.

Por lo que respecta al mercado, hay que fijarse en las razones que generan una volatilidad elevada. En los países emergentes se debe en la mayoría de los casos al pánico del mercado (comportamiento de rebaño), pero que podría ofrecer oportunidades atractivas para los inversores activos dispuestos a invertir en bonos a precios atractivos. Otro riesgo que hay que vigilar es el de la liquidez en el mercado secundario.

Dicho esto, el mercado chino de bonos ASG es demasiado grande para ignorarlo, y los inversores deberían tener en cuenta tres consideraciones a la hora de invertir en este mercado.

En primer lugar, el mercado chino onshore es ahora el segundo más grande del mundo después del estadounidense. Los bonos chinos offshore en dólares, excluyendo Hong Kong, representan aproximadamente el 50% del mercado de bonos asiático, mientras que alrededor del 45% de los bonos ASG de Asia son de China. China ha sido el mayor emisor de bonos ASG en el continente desde 2013, seguido de Corea.

En segundo lugar, el análisis financiero diligente de las empresa sigue siendo crucial, ya que la calificación ASG no siempre se correlaciona positivamente con el rendimiento de la inversión. Por ejemplo, Kaisa, una empresa inmobiliaria china tiene una calificación ASG satisfactoria ('Bajo riesgo' de Sustainalytics; ‘rango medio’ de S&P / MSCI /Bloomberg), pero está en situación de crisis ahora. De hecho, los bonos de Kaisa cayeron un 60% el año pasado.

En tercer lugar, la emisión de bonos ASG está creciendo al mismo tiempo que mejora el perfil ASG en China. Los principales sectores negativos en materia de ASG (carbón/acero/fabricación de cemento) no son los principales componentes de los bonos chinos en el extranjero. Los criterios ASG también son la tendencia de los emisores principales de China, ya que hemos sido testigos de un aumento de las emisiones de bonos verdes y de sostenibilidad.

Se han producido rápidas mejoras en los requisitos de divulgación de China, por ejemplo, con la taxonomía que publicará la Plataforma Internacional de Finanzas Sostenibles (IPSF por sus siglas en inglés), codirigida por China y la UE; a su vez, existe la divulgación obligatoria de información medioambiental y las empresas que cotizan en bolsa deben publicar las sanciones administrativas derivadas de cuestiones medioambientales; la exclusión de los proyectos de "carbón limpio" y otros combustibles fósiles de los proyectos elegibles del catálogo de bonos verdes es otra de las medidas.

Asimismo, es posible que en el futuro se requiera la aprobación formal interministerial de la cotización de las entidades de interés variable (VIE por sus siglas en inglés).

Entre los inversores en bonos chinos, los grandes gestores de fondos deberán evaluar el análisis de escenarios de riesgos relacionados con el clima, incluidas las emisiones de alcance 1 y 2, a partir de noviembre de 2022. Además, los consejeros no ejecutivos independientes que lleven más de nueve años en el cargo deberán solicitar la aprobación de los accionistas para su reelección.

Una vez considerados los riesgos, seguimos viendo focos de oportunidades en el mercado de bonos chinos, que ofrece rendimientos absolutos, pero también ajustados al riesgo, superiores a los de otros mercados a lo largo de los ciclos, especialmente tras una gestión eficaz del riesgo. Los bonos chinos también ofrecen diversificación a las carteras globales, con más profundidad/amplitud que muchas regiones de mercados desarrollados y emergentes.

Es importante señalar que los inversores internacionales siguen infraponderando en gran medida a Asia/China y esperamos que los inversores que mantienen carteras indexadas añadan exposición a los bonos chinos, después de que los bonos se incluyan en los principales índices.