Es en este momento cuando se presentan las mejores oportunidades: los mercados siguen siendo asequibles, las valoraciones empiezan a subir y el margen de crecimiento permanece alto, ya que los beneficios aún no se han recuperado. Mientras persistan las expectativas de recuperación, creemos que la renta variable europea continúa ofreciendo un potencial alcista significativo.

No obstante, se requiere paciencia, ya que la recuperación rara vez sigue un camino lineal. En el caso actual, la recuperación se está produciendo en tres fases.

Los mercados bursátiles y la política tienen ritmos diferentes

Los anuncios casi simultáneos de los planes ‘Re-Arm Europe’ y la ‘Bazooka’ alemana provocaron a comienzos de 2025 un fuerte viento de optimismo en toda Europa. La bolsa reaccionó de inmediato: en pocas semanas, la renta variable de la Eurozona se disparó casi un 20%, respaldada por los flujos más fuertes de los últimos diez años. Pero los mercados y la política no comparten el mismo ritmo.

El primero se quedó sin impulso tras los anuncios. Se hizo evidente el contraste entre el entusiasmo de los inversores y el ritmo real de la economía. Al comprender que los beneficios corporativos no crecerían en 2025, debido a un dólar débil y a las disrupciones provocadas por los aranceles estadounidenses, los mercados continuaron subiendo, aunque mostrando signos de frustración ante los efectos limitados de los planes plurianuales anunciados.

Ahora hemos entrado en el ritmo más lento de la política. Aunque la agenda no puede controlarse por completo, cada etapa de implementación será bien recibida. Los primeros pasos en los esfuerzos europeos por retomar el control ya son visibles. La reducción del 50 % de las cuotas de importación de acero, junto con aranceles adicionales, debería respaldar a la industria europea del acero a partir de 2026. Las conversaciones actuales para retrasar la prohibición de los motores de combustión aliviarían la presión sobre el sector automovilístico. El avance en la SIU* también podría convertirse en un potente catalizador para el ecosistema financiero europeo.

En Alemania, el plan de gasto en defensa e infraestructuras, cercano a 1.000.000 millones de euros, marca el inicio de un nuevo paradigma. Tras décadas de infrainversión, la administración pública está infradimensionada: los primeros efectos comenzarán en 2026 en defensa, pero probablemente no antes de 2027 en infraestructuras.

Mientras tanto, la política de oferta del Gobierno también puede apoyarse en el sector privado: dentro de la iniciativa “Made for Germany”, 105 empresas han comprometido colectivamente 735.000 millones de euros en inversiones a tres años, aprovechando el impulso fiscal anunciado por el Gobierno (opciones de amortización acelerada ya en vigor y recortes fiscales a partir de 2028).

En este sentido, era lógico que 2025 no reflejara la recuperación. Los resultados de los mercados bursátiles de la Eurozona, con un aumento aproximado del 20 % en 2025 (tras un +30 % acumulado en 2023 y 2024), se explican principalmente por una revalorización de las acciones. En 2026, el desempeño dependerá de la recuperación de los beneficios corporativos.

2026: es el momento para que actúen los empresarios

El crecimiento de los beneficios, combinado con una rentabilidad para el accionista (dividendos y recompra de acciones) de alrededor del 4 al 5%, debería seguir impulsando los mercados de renta variable en 2026. Varias fuerzas impulsarán la recuperación de los beneficios.

El motor fiscal (principalmente en Alemania) no será, a nuestro juicio, el principal impulsor, aunque podría actuar como catalizador en caso de nuevas reformas. Algunos sectores, como defensa, servicios de TI (gasto público para impulsar la digitalización) o acero, deberían ser los primeros en beneficiarse de las medidas de apoyo en 2026; no obstante, la mayor parte del impacto se espera a partir de 2027.

El motor macroeconómico será más relevante en la Eurozona. Las sorpresas económicas son positivas; los PMIs se acercan a la gradual transmisión de los recortes de tipos del BCE. En este sentido, varios mercados europeos de la construcción ya muestran signos de un punto de inflexión temprano.

Tras tres años de beneficios estancados, se espera que los beneficios crezcan un 11% en Europa y un 14% en la Eurozona, según el consenso de economistas. Aunque la magnitud del aumento probablemente sea más moderada, este escenario de crecimiento parece realista considerando las múltiples palancas en juego. Todos los sectores deberían ver crecer sus beneficios, lo cual es bastante excepcional.

Los sectores relacionados con la electrificación (industria, utilities, servicios e ingeniería) continuarán disfrutando de un fuerte impulso, estimulados por la necesidad de modernizar las redes eléctricas. El aumento del gasto en defensa beneficiará tanto a los actores especializados como a sus subcontratistas más diversificados (acero, motores, infraestructuras).

Varios sectores se encaminan hacia un repunte de sus volúmenes gracias a una base de comparación favorable y/o al fin de las reducciones de inventarios tras la recuperación postpandémica (sanidad, semiconductores). La palanca operativa será importante, especialmente en industria, construcción y materiales. Además, las implicaciones negativas derivadas del descenso del dólar y los aranceles deberían comenzar a desvanecerse, apoyando a las empresas exportadoras.

Por último, los beneficios del sector financiero deberían mantenerse en una trayectoria positiva en un entorno de tipos estabilizados y con volúmenes de crédito en aumento.

Aprovechar los diferentes ritmos

Hoy, la Eurozona se beneficia de un doble apoyo monetario y fiscal; sin embargo, la implementación gradual de los planes mencionados crea un desfase temporal que los inversores pueden aprovechar mediante una selección rigurosa de acciones. Bajo la superficie de los índices, la dispersión de valores es elevada y será importante identificar acciones razonablemente valoradas con buenas perspectivas (la industria aeronáutica, por ejemplo, se beneficia de pedidos muy prolongados, cadenas de suministro mejoradas y no ha asumido nuevas inversiones pesadas), aprovechar las olas de aumento de volúmenes cuando se produzcan en sectores cíclicos e identificar cualquier error de valoración actual.

Hemos identificado infravaloraciones evidentes en acciones de calidad que están siendo ignoradas en favor de valores de alta beta. La valoración relativa al mercado ha alcanzado un mínimo de 15 años, superando el umbral de dos desviaciones estándar por debajo de su media histórica, lo que a menudo señala una reversión hacia la media. Estas acciones incluyen empresas de salud y software, servicios de TI o agencias de publicidad, que suelen presentarse como perdedoras del AI. Cuando sus beneficios confirmen gradualmente su fortaleza, es probable que se produzca una revalorización.

Las Small Caps de la Eurozona también ofrecen un conjunto de oportunidades atractivas: el crecimiento de beneficios en compañías pequeñas supera al de las grandes; cotizan con un descuento relativo del 15 % (frente a una prima histórica del 22 %) y serán las primeras en beneficiarse de una recuperación doméstica. Históricamente, las Small Caps han superado a las grandes en períodos de recuperación económica en Europa. Además, la diversidad sectorial dentro de este universo de actores especializados permite a los inversores exponerse tanto a oportunidades nacionales y soberanas con vientos de cola, como a empresas innovadoras con proyección internacional.

Conclusión

Un escenario aún más positivo surgiría si se alcanzara un acuerdo de paz en Ucrania (precios de la energía más bajos y prima de riesgo reducida, planes de reconstrucción). No obstante, siguen existiendo incertidumbres sobre la agenda política (Estados Unidos, Francia…), el ritmo en China, el dólar estadounidense, los aranceles y, por supuesto, el ciclo de AI en Estados Unidos. En este último caso, un posible cambio de tendencia conduciría a la despolarización y al reequilibrio de las asignaciones globales de activos, lo que sería positivo para Europa, donde los fundamentales se están fortaleciendo y las valoraciones relativas siguen siendo atractivas.

En resumen, Europa está en movimiento y sería un error abandonar la pista de baile antes de que el ritmo se acelere.

Puntos clave

  • Tras las últimas novedades y el período de incertidumbre, ha llegado el momento de la implementación.
  • En 2026, los mercados estarán impulsados por el crecimiento de los beneficios.
  • Los inversores deberían aprovechar los focos de infravaloración en acciones de calidad o Small Caps.