¿Cómo valoráis desde PSN el primer semestre del año?
El primer semestre de 2025 ha estado marcado por una elevada volatilidad, especialmente en mayo, cuando la tensión comercial entre Estados Unidos y China alcanzó su punto álgido. El anuncio por parte de China de represalias arancelarias del 45â¯% y los comentarios de la Reserva Federal, señalando que no había prisa por recortar los tipos de interés, provocaron un fuerte repunte del VIX, que superó los 45 puntos, máximos desde abril de 2020. En ese contexto, el S&P 500 llegó a retroceder hasta un -19% entre febrero y mayo, reflejando el nerviosismo del mercado.
A pesar de ese entorno adverso, el semestre ha terminado con un balance positivo en los mercados financieros. La renta variable ha recuperado terreno, apoyada por la resiliencia de la economía estadounidense y la expectativa de que los recortes de tipos llegarán más adelante en el año. En Europa, una inflación más contenida ha permitido cierta relajación monetaria, lo que ha favorecido también a los activos de renta fija, a excepción de algunos tramos de crédito más sensibles que sufrieron pérdidas cercanas al -11% en el periodo.
En PSN hemos sido capaces de capturar valor tanto en renta fija como en renta variable, gracias a una gestión prudente, selectiva y diversificada. No obstante, somos plenamente conscientes de que el entorno sigue siendo frágil: los riesgos geopolíticos, las divergencias entre regiones y la incertidumbre sobre el ciclo económico siguen exigiendo una actitud muy vigilante
¿Qué peso le estáis dando actualmente a la renta variable y a la renta fija en la estrategia de PSN?
En PSN aplicamos un enfoque diferenciado según el tipo de producto y el horizonte temporal. La renta fija sigue siendo el pilar fundamental en los productos más conservadores, como los vinculados al balance y los productos garantizados. En el contexto actual de tipos, nos permite invertir con prudencia y obtener rentabilidades razonables, siempre con un alto control del riesgo, especialmente en duración y calidad crediticia.
En cambio, la renta variable tiene un mayor peso en nuestros fondos de pensiones y productos de ahorro a largo plazo, donde el horizonte temporal permite asumir algo más de riesgo. Eso sí, lo hacemos con un enfoque muy selectivo y disciplinado, buscando activos que aporten valor de forma estructural, sin comprometer la estabilidad global de las carteras.
En definitiva: más renta fija donde prima la seguridad, más renta variable donde el horizonte lo permite, y siempre con una gestión muy controlada y orientada al largo plazo.
Vemos a muchos institucionales incrementando su exposición a infraestructuras, private equity o deuda privada para diversificar y mejorar rentabilidad. ¿Qué papel están jugando estos activos alternativos en la cartera de PSN y con qué horizonte?
En PSN vemos con interés los activos alternativos, como infraestructuras o deuda privada, por su capacidad de diversificar y mejorar la rentabilidad. Pero también somos muy conscientes de los riesgos que implican, especialmente la falta de liquidez.
Por eso, los estamos incorporando de forma muy selectiva y solo en las carteras donde tiene sentido, como los fondos propios, que permiten un enfoque a largo plazo. En cambio, no los utilizamos en los productos de ahorro de los mutualistas, donde prima la liquidez, la transparencia y la estabilidad.
En resumen: sí a los alternativos, pero solo donde refuercen el balance y estén plenamente alineados con nuestros compromisos a largo plazo.
Con tensiones geopolíticas y la creciente dispersión macroeconómica, ¿cómo gestionáis en PSN el riesgo de cola y la liquidez en el balance para proteger las pólizas y garantizar los compromisos con los clientes?
En PSN aplicamos una gestión del balance muy conservadora, orientada a la protección del mutualista. La gran mayoría de nuestras inversiones están en bonos soberanos con grado de inversión, denominados en euros y con alta liquidez en mercado secundario. Esta estructura nos permite responder incluso ante escenarios extremos, como un movimiento brusco de la curva de tipos, sin comprometer nuestra solvencia ni nuestra capacidad de hacer frente a las obligaciones con los asegurados.
Adicionalmente, mantenemos un colchón de liquidez significativo, tanto como mecanismo de protección como para aprovechar oportunidades tácticas en momentos de tensión de mercado.
En los fondos de pensiones, el enfoque es distinto. El horizonte a largo plazo y la naturaleza de estos productos nos permiten ser algo más activos y aprovechar la volatilidad. La dispersión y la incertidumbre son, a veces, una fuente de valor: cuando otros inversores reaccionan al ruido, nosotros podemos actuar con calma y entrar en activos de calidad a precios atractivos. Eso sí, siempre desde una gestión selectiva, con riesgo controlado y una clara orientación al largo plazo.
¿Qué escenario base manejáis para la inflación, el crecimiento y los tipos de interés en Europa de cara a los próximos 12-18 meses, y cómo eso condiciona vuestro asset allocation?
En Europa manejamos un escenario de recuperación gradual. El consenso apunta a un crecimiento en torno al 1,2% este año y algo más en 2026, con una inflación que sigue moderándose hasta niveles del 2%. Es decir, una economía que avanza, pero sin un impulso fuerte, y con cierta fragmentación entre países.
En este contexto, creemos que los activos de riesgo pueden seguir beneficiándose de un viento de cola en el corto plazo, pero muchos de ellos ya han descontado un escenario muy favorable. Vemos señales claras de complacencia en el mercado, por lo que preferimos mantener una exposición neutral a renta variable, con cierto sesgo hacia Europa y Japón, donde todavía vemos valor relativo.
En renta fija, nos estuvimos alargando en duración a la parte intermedia de la curva. En ese entorno, preferimos crédito de alta calidad.