Está claro que los millennials ricos son cada vez más móviles y desafiantes para los gestores de patrimonio. Y es que, según una encuesta de Capgemini a personas con más de 1 millón de dólares en activos invertibles, la mitad de los millennials (28-43 años) ya se mudaron en 2024 o planean hacerlo en 2025 y la Generación Z muestra una tendencia similar. Por lo que esta movilidad internacional complica la retención de clientes por parte de los gestores de patrimonio.
Sumado a todo esto, además, el 81% de quienes heredarán riqueza planea cambiar de firma de gestión patrimonial dentro de uno o dos años tras recibir la herencia, lo que refuerza la desconexión con los asesores de sus padres. Y aquí está el kit de la cuestión, porque para adaptarse, los gestores deben modernizar sus modelos de negocio, integrando criptoactivos, plataformas digitales con IA, y mejorando la calidad de los asesores.
Pero, ¿qué papel juega actualmente la inteligencia artificial en la gestión de patrimonios?
La inteligencia artificial ya es una realidad en muchas áreas de la gestión patrimonial que no puede obviarse.
De hecho, en Amundi, Blanca Comín, Directora de Banca Privada y Wealth declara que la tecnología se ha convertido en un tema central en sus conversaciones con distribuidores y bancas privadas. Comín afirma que los gestores patrimoniales se enfrentan a dos grandes retos: mejorar la experiencia y satisfacción del cliente, y ampliar su base de clientes mediante una mejor implementación de soluciones. Y en este contexto, la IA generativa puede ser un gran facilitador, sobre todo en términos de eficiencia operativa y gestión de grandes volúmenes de datos.
“Estamos implementando herramientas de IA generativa que simplifican tareas para los asesores, refuerzan los controles normativos, mejoran el análisis de datos por parte de los equipos de inversión y optimizan la experiencia del cliente. Estas soluciones no sustituyen el asesoramiento humano, sino que lo complementan, permitiendo a los profesionales centrarse en aportar más valor. Eso sí, su adopción requiere una gestión del cambio adecuada y sólidos controles.
Además, el sector del wealth management se enfrenta a presiones sobre márgenes y costes crecientes, incluidos los tecnológicos. En Amundi, disponemos de una plataforma tecnológica robusta desde la que acompañamos a nuestros clientes wealth y bancas privadas con herramientas y soluciones adaptadas a sus necesidades”.
¿Y dónde quedan los gestores patrimoniales?
La mayoría de expertos entienden la inteligencia artificial como una herramienta que potencia, no reemplaza, al gestor. En Amundi utilizan tecnologías de lenguaje natural que permiten acceder y analizar información clave del mercado de forma más ágil, mejorando la eficiencia en la toma de decisiones y la comunicación con los clientes. También empleen asistentes digitales que ayudan a preparar reuniones y dar seguimiento a carteras, ampliando la capacidad del asesor, que sigue siendo el responsable de la relación y las decisiones finales. “Eso sí, creemos firmemente que la IA debe estar bajo control humano, con decisiones explicables, y siempre dentro de un marco ético, seguro y regulado”.
Y aquí viene uno de los temas más controvertidos, porque el auge de los roboadvisors no lo es todo.
En este sentido, Camille Vial, Managing Partner del Grupo Mirabaud cree que, aunque la tecnología y la inteligencia artificial están transformando la gestión patrimonial, la experiencia humana sigue siendo insustituible. “Los clientes valoran la relación personal y un asesor que entienda sus valores y objetivos, más allá de optimizar una cartera”.
Camille Vial afirma que la tecnología mejora la calidad del servicio, pero no reemplaza la conexión humana. “Por eso, el gestor del futuro deberá combinar conocimiento financiero con nuevas habilidades técnicas, como IA o ciencia de datos, para responder a unas expectativas cada vez más exigentes y seguir siendo competitivo”.
Algo similar opina José Miguel Fernández, managing director de Ultrai que comenta que la llegada de los roboadvisors ha mejorado la eficiencia y democratizado el acceso a la inversión, pero el gestor humano sigue siendo insustituible en muchos aspectos: “aporta juicio crítico, análisis contextual y una relación personalizada basada en la comprensión profunda del cliente. Además, la combinación entre experiencia humana y tecnología ofrece un enfoque más completo y robusto”.
En cuanto al perfil del gestor del futuro, José Miguel Fernández cree que este deberá combinar conocimientos financieros sólidos con habilidades técnicas. “No es imprescindible que todos programen, pero sí que comprendan conceptos de IA, data science y modelos predictivos, y puedan colaborar con equipos técnicos para tomar decisiones más informadas en un entorno cada vez más automatizado”.
Está claro que la IA puede automatizar tareas repetitivas como análisis básicos o generación de informes, pero no puede reemplazar la relación de confianza entre el cliente y su gestor. Aunque los expertos coinciden en que los perfiles más expuestos son los ligados a la gestión pasiva y funciones estructuradas, mientras que se refuerzan aquellos con criterio estratégico, habilidades humanas y conocimientos técnicos. Pero el asesor cercano y experto seguirá siendo imprescindible.
¿Cómo afecta la IA a la relación con el cliente y qué riesgos tiene?
La IA es una herramienta poderosísima para el análisis histórico de una compañía y para ordenar y estructurar información. Sin embargo, no sustituye el juicio de valor sobre una empresa ni el análisis de riesgos.
Para Alejandro Alba, EDM director de Wealth Management es, en definitiva, una herramienta que facilita la recopilación y digestión de información, haciéndola más accesible y estructurada, pero el componente cualitativo y subjetivo sigue siendo humano.
José Miguel Fernández de Ultrai opina que en un entorno dominado por la IA, el gestor evoluciona hacia un rol más consultivo y estratégico. Ya no se limita a informar, sino que interpreta modelos, traduce datos complejos y adapta recomendaciones al perfil emocional y patrimonial del cliente. “La tecnología automatiza el “qué”, pero el gestor humano aporta el “por qué” y el “para qué”, fortaleciendo la relación de confianza”. Por lo que en este sentido, Camille Vial del Grupo Mirabaud cree que el reto clave es “aprovechar la tecnología sin perder el valor del trato humano y la comprensión profunda de cada cliente”.
La banca privada está preparada para integrar la IA, siempre que se combine con el trato humano que define la relación de confianza con el cliente. Y desde Amundi, Blanca Comín está convencida de que el reto está en gestionar adecuadamente el cambio y mantener sólidos controles. Y es que, Comín afirma que “aunque la IA puede ayudar a identificar patrones y anticipar necesidades, no puede sustituir la inteligencia emocional ni la sensibilidad necesarias para gestionar patrimonios familiares o multigeneracionales, donde los matices personales siguen siendo clave”.
Ahora bien, desde Ultrai y EDM explican que una dependencia excesiva de algoritmos en la gestión patrimonial puede debilitar la relación personal, generar sobreconfianza y decisiones poco transparentes difíciles de explicar al cliente. También existe riesgo de sobreajuste a datos históricos, pérdida de criterio humano y comportamientos de mercado homogéneos que agraven riesgos sistémicos.
Aun así destacan que, bien utilizada, la IA puede democratizar el asesoramiento gracias a su capacidad de automatizar procesos y reducir costes.
Y la próxima generación de clientes, ¿qué espera?
La nueva generación de clientes exige una experiencia más digital, ágil y personalizada. Especialmente los millennials, que heredarán gran parte de la riqueza futura, buscan acceso en tiempo real, plataformas intuitivas y una relación más fluida con su entidad financiera. De hecho, algunas firmas están reaccionando con programas formativos para herederos, equipos multigeneracionales y fuerte inversión en inteligencia artificial.
Para responder a estas expectativas, desde el Grupo Mirabaud creen que la banca debe cerrar la brecha digital frente a las tecnológicas y avanzar hacia un modelo “figital”, que combine lo mejor del trato humano con lo digital, sin perder los pilares de confianza, experiencia y servicio personalizado.
Desde Amundi para responder, se ha reforzado la plataforma ALTO Wealth, que integra tecnologías como APIs y agentes digitales, sin perder la relación personal de calidad que distingue a la banca privada. El objetivo es ofrecer un asesoramiento que combine excelencia digital y cercanía humana.
Mientras que desde Ultrai en todo este contexto consideran que el reto es construir experiencias omnicanal que integren tecnología con atención cercana y personalizada, alineada con las expectativas del cliente del futuro.
La inteligencia artificial ya es una realidad en la gestión patrimonial: potencia la eficiencia, mejora la personalización y redefine la relación con el cliente. Para Robert Smith, CEO de Vista Equity Partners, la IA no solo reemplazará a muchos profesionales, lo hará mejor. El reto no es tecnológico, sino de adaptación. En un entorno cada vez más automatizado y exigente, sobrevivirán quienes combinen inteligencia artificial con inteligencia emocional.
Nuevo Boletín y canal de WhatsApp para profesionales
Estrategias de Inversión lanza su canal de WhatsApp Asset Managers, dirigido a profesionales de la inversión, banqueros privados, selectores y distribuidores de fondos, y profesionales del sector financiero.
Tambien puedes apuntarte gratuitamente para que todos los miercoles te llegue nuestro boletín con contenidos exclusivos para profesionales.