Un sólido desempeño en lo que va de 2025

En Europa, los mercados de renta variable tuvieron un rendimiento significativamente superior al comienzo del año, impulsados por los planes de estímulo en defensa ReArmEU y el programa de infraestructuras de Alemania, así como por las salidas de capital del mercado estadounidense tras las políticas impredecibles de Trump.

Sin embargo, tras el giro de Trump sobre los aranceles, los resultados corporativos excepcionales, las perspectivas de las acciones tecnológicas estadounidenses y la fortaleza del euro, los mercados europeos no han vuelto a alcanzar los máximos registrados en marzo de 2025.

¿Qué esperar en 2026?

Los mercados de renta variable europeos necesitan un catalizador, ya sea un euro más débil, un mayor crecimiento interno, o una combinación de ambos. El crecimiento económico debería verse respaldado por la implementación del plan de infraestructuras alemán, aunque podría verse afectado negativamente por las incertidumbres en torno al futuro político de Francia. No obstante, se estima que las empresas no registrarán crecimiento en sus beneficios en 2025, pero podrían alcanzar un crecimiento del 10 % o más en 2026. Esto podría reactivar el interés de los inversores en los activos europeos, cuya valoración sigue siendo más atractiva en comparación con el mercado de renta variable estadounidense.

¿Qué comprar?

Se espera que los sectores financiero e industrial se beneficien de los planes de estímulo, y actualmente presentan valoraciones atractivas. El sector farmacéutico europeo está en proceso de formar un suelo, respaldado por unos sólidos resultados del tercer trimestre. Mientras tanto, las acciones de lujo europeas parecen haber completado su fase de normalización tras los excepcionales beneficios obtenidos durante el periodo de la covid.

Las acciones europeas están valoradas positivamente, especialmente en comparación con las estadounidenses, aunque carecen de un catalizador claro de crecimiento. Con una exposición significativamente menor al sector tecnológico, y mucho menos a la inteligencia artificial, ofrecen coberturas efectivas frente a la volatilidad de nicho en el mercado stadounidense. Históricamente, las acciones europeas no suelen igualar el rendimiento a largo plazo de las del gigante americano. La excepción notable son las acciones industriales, que han superado a sus homólogas estadounidenses en la última década, incluso sin beneficiarse de iniciativas de infraestructura.