El año se acerca a su fin con la mayoría de los activos de riesgo en terreno positivo, y los índices bursátiles globales y los precios de los metales alcanzando múltiples máximos. Incluso el cierre del gobierno estadounidense más largo de la historia no ha frenado el entusiasmo del mercado. Consideramos que los mercados han estado pasando por alto la debilidad, confiando en que los instrumentos de política monetaria y fiscal estarán disponibles para brindar apoyo, que la rentabilidad de las inversiones en inteligencia artificial es prácticamente segura, y que los beneficios corporativos seguirán superando las expectativas, tras una sólida temporada de resultados en Estados Unidos, algo menos pronunciada en Europa. El impacto de los aranceles sobre el consumo también se está ignorando en gran medida.

Sin embargo, las recientes preocupaciones sobre la euforia liderada por la inteligencia artificial en Estados Unidos refuerzan nuestra postura. Mantenemos nuestra opinión de que la inversión de capital en IA está impulsando la economía estadounidense, pero no está generando creación de empleo. Además, aunque el apoyo monetario y fiscal pueda estabilizar la economía, persisten riesgos en forma de predominio fiscal y represión financiera. En particular:

  • El panorama del crecimiento en Estados Unidos es mixto. Las inversiones en inteligencia artificial son positivas, pero el consumo y los mercados laborales se están debilitando. Aunque los hogares con mayores ingresos han impulsado el gasto este año, el consumo general se verá afectado, dado que los consumidores de ingresos bajos y medios están teniendo dificultades. Por ejemplo, la expiración de los subsidios sanitarios a final de año provocará un aumento de los costes sanitarios para estos hogares. Además, el debilitamiento de los mercados laborales estadounidenses continuará y el crecimiento salarial se moderará. Por último, persisten los riesgos para la independencia de la Reserva Federal. Si la Fed cede ante la presión, podría reducir los tipos de interés más de lo necesario únicamente por motivos económicos, lo que podría desanclar las expectativas de inflación.
  • La previsión de crecimiento para la zona euro (ZE) en 2025 se ha revisado al alza, del 1,1 % al 1,3 % (en línea con las previsiones de otoño de la Comisión Europea), aunque la débil demanda interna nos impide modificar nuestra evaluación cualitativa. Esta revisión se debe principalmente a que los datos del tercer trimestre fueron más fuertes de lo esperado (Francia y España), pero no alteramos nuestra valoración de la economía de la ZE. Observamos que la demanda muestra únicamente una mejora muy lenta, lo que es coherente con una tasa de ahorro elevada. En segundo lugar, la postura fiscal fuera de Alemania es neutral en Europa. Y en tercer lugar, el entorno externo respecto a las exportaciones hacia Estados Unidos es ambiguo. Incluso si el Tribunal Supremo de EE. UU. impide a Trump utilizar sus poderes de emergencia para aplicar aranceles, aún tendría la opción de recurrir a aranceles sectoriales.
  • No se realizan cambios en las previsiones de inflación para la zona euro (ZE) y Estados Unidos. Se espera que la inflación en EE. UU. se mantenga por encima del objetivo de la Reserva Federal en el corto plazo. En la ZE, la desinflación continúa, con proyecciones del IPC general para 2026 cercanas al 1,7 % y aumentando muy ligeramente en 2027. Es importante señalar que el BCE estima la inflación en 2027 en un 1,9 %, pero esto depende de que se implemente el ETS2 (Sistema de Comercio de Emisiones 2). Cualquier retraso en la implementación del ETS2 más allá de 2027 probablemente llevaría al Banco a reducir su proyección de inflación para ese año. En cuanto a la inflación en EE. UU., confirmamos que la perspectiva dependerá tanto de la velocidad de desaceleración de la inflación de los servicios básicos como de la rapidez y magnitud con que los aranceles se trasladen a los precios de los bienes esenciales.

En un mundo en el que el crecimiento de EE. UU. se está desacelerando, aunque no de forma abrupta, las valoraciones bursátiles son elevadas, pero aún existen oportunidades; la clave está en diversificar, alejándose de los sectores concentrados y orientándose hacia clases de activos de mayor renta. Esto se complementa con los desafíos al excepcionalismo estadounidense, que esperamos que se reflejen en un debilitamiento del dólar a largo plazo.