Esta semana nos centramos en las distintas probabilidades de una bajada de tipos en diciembre por parte del Banco de Inglaterra (BoE) y de la Reserva Federal (Fed).
Los últimos datos económicos del Reino Unido han reforzado las expectativas de que el BoE baje los tipos de interés, mientras que en Estados Unidos han ido en sentido contrario. Hace cuatro semanas se asignaba una probabilidad del 95% a un recorte de 25 puntos básicos por parte de la Fed en diciembre, cifra que ahora se sitúa en el 45%, y el lenguaje de sus miembros refleja una notable incertidumbre sobre lo que sucederá con los tipos el próximo mes.
En el Reino Unido, la inflación se ha estabilizado con rapidez y parece que se situará en el máximo del 3,8%, ya que se espera que los datos del miércoles muestren una bajada al 3,4%. Aunque sigue lejos del objetivo del banco central, lo relevante es la tendencia, y el BoE confía en que la inflación continúe descendiendo. Otros indicadores del Reino Unido también han aumentado las expectativas de una bajada de tipos: las cifras de desempleo han alcanzado el máximo en cuatro años y el crecimiento de los salarios se ha ralentizado. Asimismo, ya conocemos las cifras del PIB del tercer trimestre, situado en el 0,1 %, lo que muestra una economía estancada. En la última reunión, el Comité de Política Monetaria se dividió 5 a 4 y el gobernador Andrew Bailey abogó por mantener los tipos, pero su lenguaje reciente - y el de otros miembros - apunta a que están dispuestos a bajarlos. Si nos fijamos en las perspectivas económicas, las previsiones del BoE siguen siendo moderadas, con un crecimiento del 1,2% el próximo año y del 1,6% y 1,8% en 2027 y 2028, cifras inferiores al objetivo gubernamental del 2,5%. Se espera que los próximos presupuestos aborden parte de estas cuestiones y que, lejos de ser inflacionistas, den al BoE cierto margen de maniobra.
Al otro lado del Atlántico, la situación es diferente. El presidente de la Reserva Federal, Jay Powell, dejó muy claro tras la última reunión que una bajada de tipos en diciembre no era una conclusión inevitable y, de hecho, la Reserva Federal parece estar dividida en estos momentos entre los partidarios de una política monetaria flexible (palomas) y los partidarios de una política monetaria restrictiva (halcones). Por ahora, parece que los halcones están ganando, en el sentido de que la mayoría de los comentarios recientes han sugerido que “no hay datos suficientes para justificar una bajada”, que es necesario “actuar con cautela” y “mantener una postura algo restrictiva”, y los propios comentarios de Jay Powell han cambiado el estado de ánimo del mercado respecto a lo que puede ocurrir el mes que viene. También conviene tener en cuenta el punto ciego de los datos económicos. Esta semana se publicará el informe de empleo de septiembre. Debido al cierre del Gobierno estadounidense, es posible que nunca lleguemos a tener un informe de inflación de octubre y que el informe de empleo de octubre también tenga cierta falta de calidad en los datos, por lo que es muy posible que la Reserva Federal opte por esperar y dejar que los datos se estabilicen.
En estos momentos, los mercados parecen necesitar una bajada de tipos más que la economía estadounidense. La Fed necesitará pruebas adicionales de debilitamiento laboral para justificar nuevos recortes. Hasta ahora, ha reducido tipos con cierta agresividad pese a que la economía no está en recesión, pero conviene recordar que, a medida que nos acerquemos a 2026, la junta de la Fed tendrá una composición más moderada. Por ello, la ausencia de una bajada en diciembre - aunque pueda decepcionar al mercado - no implica que no pueda haber más en 2026.
En resumen, las trayectorias de política monetaria están desalineadas. Por otro lado, el Banco Central Europeo se mantiene a la espera, el Banco de Japón está decidido a subir los tipos de interés en algún momento, por lo que las distintas direcciones de los tipos generarán oportunidades en algunos mercados. En el Reino Unido, un recorte en diciembre parece cada vez más probable, mientras que en Estados Unidos el panorama es menos claro.