La economía mundial se encuentra actualmente en una fase de contracción en el ciclo económico. Históricamente, en esta fase de ralentización de la economía la duración ha superado a los activos de riesgo y la pendiente de las curvas de tipos ha aumentado.

La mayoría de los grandes mercados parecen descontar ya una recesión, especialmente Europa y el Reino Unido; el principal interrogante se refiere a la duración y la magnitud de dicha recesión. Si la ralentización del crecimiento se produce con rapidez, los bancos centrales podrían optar por interrumpir las subidas de tipos de interés, lo que favorecería a la duración.

En Europa, los datos económicos continúan deteriorándose. Aunque el Banco Central Europeo ha insistido en su intención de seguir subiendo los tipos, el deterioro de las perspectivas ha hecho que resulte complicado subirlos en la medida que descuenta el mercado.

De igual modo, en el Reino Unido podría registrarse una importante crisis de demanda, ya que la renta real de las familias se ve muy afectada por el aumento de los costes de la energía y de los costes de financiación, lo que podría favorecer que el Banco de Inglaterra optara por reducir los tipos. En Estados Unidos, sin embargo, la solidez del mercado laboral apunta a que la Reserva Federal podría continuar subiendo los tipos de interés hasta que se registre debilidad en el empleo.

La pendiente de las curvas de tipos podría aumentar ante el entorno de recesión, especialmente en Estados Unidos, donde mantenemos un posicionamiento favorable al aumento de la pendiente de la curva, ya que la dinámica de riesgo-rendimiento nos parece atractiva.

También mostramos preferencia por la exposición a la duración en Europa y Estados Unidos, pero mantenemos una exposición infraponderada a los tipos chinos y japoneses.

La mejora de la percepción de riesgo ha favorecido el debilitamiento del dólar en el cuarto trimestre de 2022. Sin embargo, pensamos que la divisa estadounidense podría mantener su fortaleza en la primera mitad de 2023, reflejando así unos tipos de interés reales relativamente superiores en Estados Unidos.

Por otro lado, una ralentización de la economía mundial más pronunciada de lo que espera el mercado podría favorecer al dólar. Mantenemos una exposición infraponderada al euro y vemos motivos para optar por una posición sobreponderada en el yen japonés.

La pendiente de las curvas de tipos podría aumentar a medida que entremos en una fase de recesión

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Las principales divisas repuntaron frente al dólar en el cuarto trimestre ante la mejora de la percepción de riesgo

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