Durante años, el acceso al crédito bancario ha sido un importante obstáculo para las pequeñas y medianas empresas (pymes) españolas. Si bien el entorno económico ha mostrado cierta mejoría y los tipos de interés comienzan a estabilizarse, la financiación tradicional sigue siendo restrictiva , especialmente para las empresas en crecimiento que no pueden contar con balances sólidos ni con el historial crediticio que exigen las entidades financieras.

En este contexto, una opción que hasta ahora había sido algo marginal está emergiendo con fuerza: la financiación estructurada , un instrumento híbrido que combina la flexibilidad del capital privado con ciertos elementos de capital de riesgo, pero sin obligar al empresario a ceder el control de su empresa. Su objetivo es claro: permitir que las empresas crezcan, adquieran otras compañías o cubran sus necesidades de liquidez sin tener que recurrir a rondas de inversión dilutivas .

¿Qué son las finanzas estructuradas y por qué ganan terreno?

La financiación estructurada no es un préstamo convencional ni una ronda de capital de riesgo. Se trata de un modelo híbrido que puede incluir a un directivo, un empleado junior, garantías o incluso pequeñas participaciones; en resumen, una solución a medida para cada empresa.

Este tipo de operaciones pueden provenir de fondos privados, oficinas familiares o vehículos de inversión especializados que asumen un riesgo mayor que la banca tradicional, pero que también buscan una mayor rentabilidad.

Desde Actyus Growth Finance , De la Vega explica que su fondo “busca rentabilidades de dos dígitos con un riesgo moderado , invirtiendo en empresas con “modelos de negocio probados, estructuras de liquidez sólidas y generación de efectivo predecible”

A diferencia de los bancos, su equipo lleva a cabo un análisis cualitativo exhaustivo , con una estructura más pequeña y flexible centrada en unas pocas operaciones al año. « Preferimos conocer muy bien cada empresa antes de invertir , comprender su modelo de negocio, su equipo y sus perspectivas de crecimiento reales» .

Un entorno financiero que ofrece nuevas soluciones

Los bancos han perdido parte de su papel histórico como fuente principal de financiación empresarial, sobre todo desde la crisis financiera de 2008 y la llegada de una regulación más estricta en materia de riesgo.

“La regulación sigue siendo dura para las entidades financieras, y eso genera tensión para las compañías con un peor acceso al crédito”, explicó Lucas de la Vega, responsable del fondo Actyus Growth Finance. “Aunque los bancos centrales han inyectado liquidez en el sistema, el crédito hacia las pymes sigue siendo limitado. Los bancos son reacios a tomar riesgos con compañías pequeñas o medianas”.

A esta rigidez se suma una evolución cultural: el auge del emprendimiento en España y un ecosistema más maduro, donde muchos fundadores buscan crecer sin diluir su participación. Y en este escenario, la financiación estructurada se consolida como una vía complementaria. Los fondos asumen un análisis más cualitativo que las entidades tradicionales y apuestan por compañías con modelos sólidos, buena visibilidad de caja y capacidad de asumir deuda sin tener que ceder participación en exceso.

Tres casos, tres aplicaciones distintas

En esta ocasión pudimos aterrizar el concepto con tres ejemplos concretos de empresas que actualmente utilizan financiación estructurada en su expansión: Libeen Smart Housing, Depet y Amelia Hub.

Libeen Smart Housing: financiación alternativa para el acceso a la vivienda

Libeen es una compañía que desarrolla un modelo innovador de alquiler con opción a compra. Según explicó José Manuel Cartes, CEO y Co-Fundador de Libeen Smart Housing, su estructura financiera combina distintos niveles de deuda y capital, algo poco habitual en el mercado español. “Nuestra operativa se basa en una estructura de senior, junior y equity. Lo que nos ofreció Actyus Growth no fue solo capital, sino flexibilidad y comprensión del modelo, algo que no todos los fondos ni bancos entienden”.

Cartes destacó que en España aún son pocas las entidades capaces de ofrecer esta clase de productos adaptados a compañías medianas. “La mayoría de los fondos internacionales están interesados solo en operaciones a partir de 100 millones. En proyectos de menor tamaño, la oferta es muy limitada, y ahí estos vehículos juegan un papel esencial”.

Depet: agilidad financiera para crecer mediante adquisiciones

El caso de Depet, que opera en el sector funerario de mascotas, es distinto: su modelo se basa en la consolidación de empresas existentes. “Nosotros crecemos por adquisiciones”, explicó su Board Member, Pablo Palacio, “y para eso la velocidad es fundamental. Identificamos oportunidades que requieren decisiones rápidas, y este tipo de financiación nos acompaña con esa agilidad. Con un banco, los plazos habrían sido imposibles”.

Además, Pablo Palacio subrayó que la financiación estructurada también implica una mayor disciplina financiera, ya que los calendarios de repago suelen ser más exigentes que los bancarios. “Es cierto que el coste es superior, pero si estás encima del negocio y tienes control sobre tu caja, es una herramienta muy valiosa.

Amelia Hub: tecnología, drones y financiación sin dilución

Por su parte, Amelia Hub, representada por su Co-Fundador, David Ferré, nació como una empresa de servicios en el ámbito de los drones y ha evolucionado hacia una startup tecnológica con su propio software y hardware. “Durante esa transición, la financiación estructurada fue clave. Nos permitió obtener recursos sin tener que entregar parte de la compañía en una fase de valoración todavía baja”.

Ferré considera que este tipo de financiación encaja especialmente bien con empresas tecnológicas que ya tienen un modelo probado y buscan crecer sin perder control, aunque advierte que no es válida para cualquier fase ni cualquier negocio.

La inteligencia artificial, entre la oportunidad y el riesgo

La inteligencia artificial (IA) también está transformando la manera de invertir y de operar.

Para De la Vega, la IA es una herramienta cada vez más presente en el análisis de oportunidades: “Nos ayuda a evaluar proyectos más rápido, a detectar patrones y a optimizar la toma de decisiones”. Sin embargo, reconoce que también supone una amenaza potencial: “Antes de invertir, analizamos si la compañía podría verse afectada por la disrupción tecnológica y si sus fundadores están preparados para adaptarse”.

Las propias empresas presentes en la mesa están incorporando la IA en su operativa diaria:

  • Depet desarrolla soluciones de atención automatizada para clínicas veterinarias, liberando tiempo de su personal.
  • Libeen la emplea en la gestión de grandes volúmenes de leads y en el análisis financiero de sus usuarios.
  • Amelia, en cambio, la utiliza para mejorar la automatización de sus procesos con drones y para optimizar su software SaaS.

En todos los casos, el objetivo es el mismo: mejorar la eficiencia y escalar el negocio.

Ventajas frente al crédito tradicional

Las principales ventajas de la financiación estructurada son la rapidez en la ejecución, la adaptación a cada empresa y la posibilidad de obtener mayor volumen de recursos. Sin embargo, también implica un coste más elevado que la financiación bancaria, aunque inferior al capital puro.

En este sentido, Lucas de la Vega del fondo Actyus Growth Finance aclara que ellos son más caros que la deuda bancaria, pero mucho más baratos que el equity, y que su papel es intermedio: “adaptamos la estructura financiera a la realidad de cada empresa”.

Para Cartes de Libeen Smart Housing, lo ideal es combinar ambos modelos. “Tener parte de deuda bancaria y parte de financiación estructurada te da margen para crecer sin depender de un solo canal”.

Rentabilidades y horizontes. Un mercado que empieza a madurar

El fondo Actyus Growth Finance, suele estructurar operaciones con plazos de tres años, uno de carencia y rentabilidades objetivo en torno al 15% anual.

Se trata de una fórmula atractiva tanto para los inversores, que encuentran retornos superiores a la renta fija, como para las empresas, que logran liquidez en plazos razonables.

Todos los ponentes coincidieron en que España aún está dando los primeros pasos en este tipo de instrumentos financieros; mientras que en países como Reino Unido o Estados Unidos el venture debt y la financiación estructurada forman parte del ecosistema habitual, aquí sigue siendo una opción desconocida para muchos emprendedores.

“Falta cultura financiera”, reconoció De la Vega. “Aquí celebramos una ronda de capital como un éxito, aunque implique vender un 20% de la compañía. En realidad, deberíamos celebrar que conseguimos financiación sin diluirnos”.

Cartes , por su parte, se mostró más crítico: «En España hay tres o cuatro empresas capaces de estructurar este tipo de operaciones. Cuando se habla con bancos internacionales, entienden el concepto a la perfección; aquí, muchas veces, parece que hablan en otro idioma » .

Por lo tanto, todos coinciden en que el crecimiento es inevitable. La creación de nuevos fondos, la capacitación y la especialización garantizarán la consolidación del mercado. « Veremos más fondos, mayor capacitación y condiciones más atractivas para los pymes » , afirma Pablo Palacio ; y David Ferré añade que, en pocos años, «será una herramienta más familiar y común para quienes buscan crecer sin perder el control» .

Crecer sin ceder el timón

Para las pymes españolas, las finanzas estructuradas representan algo más que una fórmula financiera: son una herramienta estratégica para crecer sin perder el control.

No es un producto universal, que requiere madurez, proyección y disciplina, pero es un instrumento valioso para aquellas empresas que aspiran a dar un salto cualitativo y que no encuentran un socio suficientemente ágil en la banca tradicional.

Como concluyó Lucas de la Vega, responsable del fondo Actyus Growth Finance , « cualquier empresa que aspire a crecer a doble dígito y no encuentre apoyo bancario debería explorar esta vía » . Una alternativa que, si bien aún incipiente en España, se perfila como el nuevo motor de la financiación empresarial en los próximos años .

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