En los últimos meses hemos visto movimientos significativos en los flujos hacia ETF temáticos, de renta fija y de mercados emergentes. ¿Qué nos dicen sobre el apetito de riesgo global de cara a 2026?

Si analizamos los flujos a nivel europeo, es cierto que hemos visto un renovado interés en ETFs temáticos después de los años 2023 y 2024, donde los flujos fueron negativos. Este año hemos visto casi 10.000 millones de entradas en ETFs, principalmente en defensa global y defensa europea. Este año hemos visto casi 10.000 millones de entradas en ETFs, principalmente en defensa global y defensa europea e inteligencia artificial. Este año hemos visto casi 10.000 millones de entradas en ETFs, principalmente en defensa global y defensa europea e inteligencia artificial.

En renta fija hemos visto un renovado interés tanto en términos relativos como absolutos y también hemos visto mucho interés en la parte de mercados emergentes gracias, en parte, a las expectativas de un dólar más débil, que suele ser positivo para los mercados emergentes.

En cuanto a las perspectivas sobre el riesgo es un poco difícil, pero es un poco difícil asignar, porque sí es verdad que ha habido mayor inversión en renta fija, pero también la inversión en renta variable está en cifras récord en el año, con lo cual más que una disminución del riesgo lo que estamos viendo es una diversificación y una reasignación del riesgo para el año 2026, que creemos que seguirá en el año 2026. Y lo que hemos visto es un poco más de, un poco más de, un poco más de, un poco más de, un poco para el año 2026, que creemos que seguirá siendo la tónica.

Con algunos Bancos Centrales apuntando al final de la bajada de tipos, ¿cómo está cambiando la demanda por ETF de renta fija? ¿Podemos esperar una respuesta hacia una duración más larga o veremos un sesgo persistente hacia estrategias defensivas en 2026?

Nuevamente, si hacemos un análisis sobre las cifras de flujos a nivel europeo, vemos que en lo que va de año han entrado alrededor de 65.000 millones de euros en ETFs de renta fija, esto con cifras al cierre de octubre. Estamos ya en el segundo mejor año de la renta fija a falta de dos meses, estamos a falta solo 8.000 millones de la marca del año pasado, que fue de 73.000 millones, con lo cual es muy probable que 2025 sea un nuevo año récord para la renta fija.

Si analizamos en qué tipo de activos hemos tenido los flujos, vemos que mayoritariamente ha habido entradas en posiciones ultracortas y primordialmente del euro. Los flujos tradicionalmente de ETFs de renta fija sobre los flujos totales suelen suponer un 20%. Este año estamos en el área del 25% y solo en el mes de octubre hemos visto que los flujos de ETFs de renta fija han supuesto el 40% del total. Esto nos da una idea de ese reposicionamiento, de esa asimetría de riesgo y de activos de la que he hablado antes y este tirón del mes de octubre ha venido de la mano de un crecimiento bastante importante de los bonos corporativos de grado de inversión. De los 8.000 millones de euros de entradas netas en el mes de octubre, 5.300, casi dos tercios, han venido por la parte de estos bonos corporativos.

Otro hecho que ha empujado mucho la demanda de renta fija ha sido la mejora en los flujos en los ETFs de gestión activa. En lo que vamos de año, casi 6.500 millones han entrado en este tipo de activos, con lo cual todo esto empuja la idea de inversión en renta fija.

¿Qué podemos esperar para el próximo año? Pues creo que la tendencia seguirá siendo bastante estable, seguirá habiendo bastante inversión en los tramos ultracortos de la curva, pero sí es cierto que con unas expectativas de precios quizá un poco al alza las rentabilidades de estos productos no lleguen a cubrir la inflación y se vea un cierto movimiento hacia productos con una duración algo más elevada, pero creo que siempre dentro de la parte corta de la curva, la duración es uno-tres. Para inversiones con duraciones en renta fija a más largo plazo debería haber un cambio de escenario macroeconómico del que tenemos hoy en día.

Los ETF han ganado popularidad como vía para acceder a mercados emergentes. ¿Qué potencial ven en ETF ligados a América Latina, especialmente en sectores como materias primas, divisas, deuda local o transición energética?

Desde BNP Paribas Asset Management tenemos mucha confianza en el crecimiento futuro de la renta fija dentro de los ETFs porque es un segmento del mercado todavía donde la penetración es relativamente baja. Si miramos las cifras vemos que la inversión en mercados emergentes del total del tamaño de la industria europea supone alrededor de un 7%. Estamos hablando de un 8% en renta variable y de un 6% en renta fija, alrededor de unos 10.000 millones. Obviamente, Latinoamérica es una parte de este bloque emergente.

El potencial de crecimiento es elevado y de hecho se ha visto que ha habido mucho desarrollo de nuevos productos ligados a esta región y, sobre todo, dando la posibilidad al inversor final de invertir tanto en monedas fuertes como el euro o el dólar como en monedas locales. El desarrollo de estos productos en el largo plazo viene de la mano tanto de las acciones locales como de los ADRs que cotizan en Estados Unidos. Entonces, esto es una capa extra de liquidez que permite a los inversores acceder a mercados latinoamericanos, pero de una forma más líquida, más estable y más segura.

Y la parte de materias primas, aunque este año no han tenido un comportamiento demasiado bueno sobre todo por la parte de la energía, sí que una diversificación adecuada en cuanto a metales preciosos, que sí que lo están haciendo muy bien, a metales industriales, de los que todos conocemos sus potenciales usos tecnológicos en el futuro, pues va a empujar este tipo de demanda. Con lo cual, esperamos que este porcentaje del que he hablado, 7%, pueda crecer algo más en el futuro en línea con este dólar un poquito más débil que puede empujar las cotizaciones y las valoraciones en la región.

La tokenización de activos, la mayor transparencia regulatoria y el uso de IA en la construcción de carteras están acelerando cambios en la industria. ¿Cómo cree que estas tendencias remodelarán el universo de ETF de cara al 2026?

Si damos un paso atrás y vemos el crecimiento del ETF como activo desde su nacimiento hace más de 30 años, vemos que ha sido un sector muy innovador, con crecimientos del 20%, lo que hace que prácticamente duplique el tamaño de la industria cada 4 o 5 años. Todo esto ha venido de la mano de las características fundamentales de un ETF, que como todos sabemos son tres: liquidez, transparencia y eficiencia en costes. Si a esto le añadimos la innovación, que justo toca a los temas por los que me has preguntado, podemos prever que hay un futuro muy brillante delante de nosotros en el crecimiento de la industria.

Si nos fijamos solo en la parte de inteligencia artificial, que también ha tenido un desarrollo meteórico, al igual que la industria de ETFs, para 2026 podemos prever que no vamos a ver ETFs gestionados por inteligencia artificial ni ETFs solo negociados en mercados secundarios con inteligencia artificial. Pero sí que es cierto que todas estas herramientas dotan a los gestores de la capacidad para utilizar su tiempo en nuevas tareas de desarrollo e innovación y en el futuro probablemente veremos si esto es así o no y si veremos ETFs gestionados y negociados en mercados o con inteligencia artificial.

Tras un auge inicial, los flujos hacia ETF ESG se han moderado en algunos mercados. ¿Estamos ante un ajuste temporal o ante una redefinición estructural del papel que los criterios de sostenibilidad jugarán en los ETF durante los próximos años

Aquí sí que me gustaría defender una concepción equivocada que hay sobre el auge de los ETFs ESG y su caída en desgracia. Si analizamos los flujos anuales de manera relativa o de manera absoluta tenemos una foto bastante diferente. Si los analizamos de forma relativa es cierto que el año 2022 supuso el pico de inversión en productos ETFs de sostenibilidad porque el 60% de los flujos fueron en productos ESG. En 2023 porcentaje este vimos que cayó al 30% y en 2024 y 2025 estamos en una zona estable del 15%.

Si lo analizamos de manera absoluta es verdad que los flujos de ETFs han crecido exponencialmente. En el año 2022 hubo 83.000 millones de inversión en ETFs en Europa. El año 2025 lo vamos a acabar casi con cuatro veces ese flujo, 325.000 millones esperan al final de año. Lo que quiero decir es que estos porcentajes han ido cayendo porque el flujo total ha ido creciendo, pero si calculamos el porcentaje sobre cada año vemos una demanda estable todos los años de entre 40.000 y 50.000 millones de euros en productos sostenibles.

Con lo cual, como dijo antes, cambia mucho si miras la fotografía desde un punto de vista relativo o desde un punto de vista absoluto. La mayoría de los inversores institucionales siguen muy comprometidos con la inversión sostenible. Todos los inversores de largo plazo conciben el ESG como una herramienta de control de riesgos y de mejor conocimiento de las inversiones que tienen en sus carteras.

Y después, si nos vamos al año 2025, veremos que este 15% del que habló está dividido según tipos de activos. En gestión en renta variable hablamos de un porcentaje que está alrededor del 12-13% mientras que en renta fija los flujos en ETFs ESG han sido de casi el 25%. ¿Por qué hay esta discrepancia? La discrepancia es clara: incluir criterios ESG en ETFs de renta fija es mucho más sencillo, genera mucho menos error de seguimiento y eso a los inversores es una característica que les motiva y que les gusta.

Por nuestra parte, lo que estamos haciendo es desarrollar una gama de productos ESG en renta variable que también minimiza el error de seguimiento y entonces esperamos que este error de seguimiento disminuya el empuje este porcentaje del 13% hacia cotas más elevadas.

Haciendo un resumen: en términos relativos quizás se ha visto una caída de interés, pero con el aumento total de flujos lo que vemos es que el interés en números totales sigue muy presente.